Con mucha alegría los colaboradores y estudiantes de la Misión Sucre recibimos los anuncios del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, sobre algunos incentivos que van a fortalecer esta gran bujía de conocimiento para el empoderamiento y la liberación del pueblo como paradigma de lucha contra la pobreza.
Y es que definitivamente mientras las universidades públicas tradicionales del país cuentan con millonario presupuesto, la Misión Sucre “la universidad más grande que tiene Venezuela como institución educativa” según la calificó el presidente obrero, cuenta para llevar adelante su labor forjadora con un incalculable capital moral que son los docentes colaboradores y los participantes.
Los docentes de la misión sucre no perciben salarios, ni bonos, ni primas, apenas reciben un estipendio mínimo, pero hay que ver como realizan su labor con honestidad, dedicación y compromiso. Los participantes reciben sus clases en espacios no convencionales, no tienen transporte, ni comedor universitario, ni tecnología de punta. Sin embargo la empatía que nace entre los colectivos que hacen vida en la aldea permite superar los obstáculos y allanar las dificultades para avanzar en la consolidación de un proyecto de vida que persigue el bien común.
La misión Sucre nunca está de paro, contrario a lo que ocurre en algunas casas de estudios nacionales que constantemente paralizan actividades con el pretexto “de falta de recursos financieros para funcionar”, lo cual sería entendible si el gobierno bolivariano no contase con políticas que por primera vez en la historia le otorgan el mayor presupuesto a la educación lo que se refleja en la posición que en el continente y el mundo ocupa Venezuela en materia de enseñanza desde inicial hasta la universitaria.
Bienvenidos sea el reconocimiento que hace el estado a quienes se entregan con pasión, amor y dedicación al engrandecimiento de la Patria.