¿Se hunde la universidad venezolana? (I)

"Hacer una y otra vez lo mismo esperando respuestas diferentes es una locura"

(Albert Einstein)

"La resistencia a nuevas ideas es proporcional al cuadrado de su importancia"

(Bertrand Russell)

Hoy es casi un lugar común (un tópico) afirmar que la Universidad Venezolana está en crisis. ¿Cuáles son las dimensiones reales de la crisis universitaria? ¿Cuáles sus expresiones más significativas? Son muchas las versiones, descripciones e interpretaciones que se han hecho de la crisis universitaria, por lo que el diagnóstico de la enfermedad parece estar completo, por lo menos en sus contenidos más profundos y trascendente. Lo que aún no ha generado consenso es el tratamiento, debido a la complejidad del cuadro que se nos presenta.

La Universidad es entre otras cosas y de manera muy principal, un crisol socializador en el que se forma la identidad intelectual y profesional de los alumnos que pasan por ella. Entran alumnos y salen abogados, matemáticos, médicos, biólogos, ingenieros, economistas…¿Les enseñamos o al menos ponemos a su disposición los elementos necesarios para hacerse competentes y responsables en el ejercicio de sus respectivas profesiones?

¿Hace falta repetir una vez más que, dentro de la galería de monstruos burocráticos con que cuenta nuestro "país de mineros", el espécimen más caricaturesco es la Universidad?

¿Es la Universidad Venezolana la institución en la cual se desarrollan los procesos relacionados con la producción del conocimiento? ¿Los procesos de innovación, descubrimientos y producción de conocimientos e información, están localizados en las instituciones universitarias? ¿Está la productividad académica asociada a la búsqueda de saberes y a la formación de profesionales identificados con las necesidades del desarrollo nacional y local? ¿Contribuye la Universidad, a que las mujeres y hombres que luchan por el poder lo hagan de una manera más humana con más verdad, solidaridad, capacidad de tolerancia y disposición para abandonar el poder cuando ya no se justifique su presencia en él?

Una de las características fundamentales de la Universidad (pública) venezolana como institución social e histórica está implicada en su "ethos", es decir en su condición ética. Tal cuestión desde una perspectiva estrictamente filosófica supone que la universidad, por definición, asume responsabilidad social en todas y cada una de las tareas que realiza y que le permiten llevar a efecto su propia visión crítica y autocrítica.

Por tanto, sin cuestionamiento de sí misma ninguna institución universitaria puede ser capaz de afirmarse como una comunidad ética. Como coinciden en señalarlo algunos autores, el principal cometido de la Universidad radica en la búsqueda de la verdad, lo que se traduciría en producción de nuevos conocimientos, es decir, saberes que socialmente resultarán útiles y relevantes para el cuerpo social.

Sin la producción de nuevos conocimientos las universidades se reducen a operar como simples núcleos escolares, es decir grandes guarderías para adultos. Paradójicamente en la Universidad se habla incesantemente de cambio, pero se niega, a pesar de su apariencia progresista, a emprender el menor cambio real. La Universidad venezolana debe entender como una parte de su misión socio-epistémica que le corresponde realizar la colaboración, desde su especificidad, en la tarea de perfeccionar la vida política, social y económica de la sociedad. La función primaria que la Universidad debe desempeñar en el contexto sociopolítico venezolano es la de ser agente humanizador. En consecuencia, tanto el compromiso como la responsabilidad universitaria exigen un talante fundamentalmente ético. La preocupación ética o moral ante la crisis universitaria tiene que ser muy rigurosa con el análisis de los hechos (la realidad) y muy firme, a la vez en las respuestas. Sólo la honradez con la realidad nos permitirá situarnos de forma honesta ante la seriedad de la situación de crisis que padece la Universidad venezolana. Porque no basta comprender, es necesario actuar. No basta reconocer la mediocridad de nuestro sistema universitario. Es necesario reaccionar.

 

medida713@gmail.com



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

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