La realidad mundial y nacional obliga a la universidad venezolana a sincerar su compromiso con el país. No es la simple consideración y discurso vacuo que espera la nación de los centros de producción de conocimiento, ciencia y tecnología. Venezuela está en pleno combate nacional e internacional por la soberanía, la seguridad territorial, el bienestar de la población y por lograr impulsar nuevos proyectos en perspectiva a una nueva etapa que se inicia este año 2018. El contexto mundial nos está dando señales muy claras del horizonte: crisis energética, amenazas a la paz mundial, cambio climático, desigualdad en el acceso a los alimentos ocasionando incremento del hambre y la malnutrición, desplazamiento poblacionales, crisis sanitarias. La situación nacional configura un escenario que no es menos desafiante, pues existe la necesidad de impulsar la producción de alimentos y demás bienes hasta ahora importados, enfrentar el bloqueo económico y sus consecuencias, detener la agresión a la moneda, derrotar la inflación inducida alimentada por la especulación, el acaparamiento, el bachaqueo y el contrabando, el mantenimiento de la infraestructura nacional, garantizar la salud pública de calidad, cumplir los objetivos en la construcción de viviendas, ampliar la cobertura del sistema educativo a todos los niveles y modalidades, combatir la agresión al ambiente, fortalecer las telecomunicaciones, mejorar el sistema eléctrico nacional , repotenciar la industria petrolera y avanzar en el fortalecimiento de la organización social y formación ciudadana.
La universidad venezolana concentrando su atención ante los desafíos planteados y colocando todo su acervo científico y cultural al servicio del desarrollo soberano del país daría un paso al frente decisivo para contribuir a la prosperidad nacional y al bienestar de los venezolanos. Es la gran oportunidad para hacer los cambios necesarios que desde las universidades hemos impulsado en cuanto a la relación universidad-estado. Participar en la planificación de las soluciones a tan serios problemas pondría a los universitarios en la vanguardia de la transformación del país en unidad al pueblo organizado.
El proceso de planificación para construir el segundo Plan de la Patria recién comienza. Muchos aportes desde las universidades podemos y tenemos que hacer. Los conocimientos construidos y por construir fundamentados en la realidad desafiante son la piedra angular para sostener en gran medida el éxito de los planes, proyectos y actividades. Una estrategia para integrarnos a la planificación y participar de manera constructiva pudiera ser la conformación de Grupos de Tareas según la naturaleza de los problemas a enfrentar e integrados por universitarios con afinidad disciplinaria y científica. Estos grupos académicos constituidos inclusive entre universitarios de diferentes instituciones serían el saldo organizado que le daría sostenibilidad a los proyectos a desarrollar en cada región.
El II Plan de la Patria tiene que ser una convocatoria a todas las universidades. Desde el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología sugiero, deben organizarse los eventos necesarios para reunirse, debatir, analizar, sistematizar y precisar las propuestas que se generen desde las universidades. Participar en la construcción del II Plan de la Patria tiene que ser la tarea fundamental de la universidad venezolana a inicios del 2018.