Universidad, Libre pensamiento y Producción

"Es criminal el divorcio entre la educación que se recibe en una época y la época […] Se está cometiendo en el sistema educativo de América Latina un error gravísimo: en pueblos que viven casi por completo de los productos del campo, se educa casi exclusivamente a los hombres para la vida urbana y no se les prepara para la vida campesina". José Martí

En la efeméride del 20 de septiembre de cada año, se celebra el Día Internacional del Libre Pensamiento. Fue el justo misionero Giuseppe Garibaldi quien en el año 1870, somete al pontificio del papado, rasgando el velo de la concupiscencia e ignorancia, opresora del dogma de la religión católica, apostólica, romana y afines; la cual significó la caída definitiva de la infalibilidad y poder del papado; así como su sistema político de derecho divino en nombre del patíbulo de la "santa cruz". Escribí el 14/09/2018, en el artículo "La universidad y la anquilosada educación agrícola" (IV Parte) [Disponible: https://www.aporrea.org/educacion/a269254.html] que los primeros cimientos de la educación universitaria se sostenía en el dogma de la religión y el poder político (…) Ya no es la bula papal quien autoriza y dirige los designios de la universidad y mucho menos un claustro de societarios academicistas supremáticos que detentan un "absolutismo" del conocimiento científico. En Venezuela es público y notorio que las políticas públicas educativas; así como otras, son sometidas a consulta. Es de remembranza cuando se sometió a la consulta pública el proyecto de ley sobre la educación universitaria. El Estado venezolano junto con las instituciones públicas universitarias y comunidades universitarias acudieron al llamado nacional para debatir sobre este proyecto de ley propuesto por la Asamblea Nacional de aquel momento, una experiencia inusual e inédita. Lamentablemente esta consulta se desvaneció en el transcurrir el tiempo, producto entre otro de las controversias e intereses de sectores ortodoxos de sociedades academicistas; prejuiciados dogmáticos, sujetos a sus propios beneficios; y por otra, un sector que defiende la tesis de una universidad humanista; de libre pensamiento y emancipadora. Una universidad de producción científica y económica. Ahora bien, en el marco de recuperación, crecimiento y prosperidad económica, la Asamblea Nacional Constituyente insta para los venideros días a "efectuar una consulta académica en el territorio nacional a fin de actualizar el programa de estudios universitarios y alinearlos a las necesidades de desarrollo integral". En el contexto de esta consulta académica, se prevé la discusión sobre la necesidad de adaptar el currículo de las universidades a las exigencias y vinculaciones a las áreas productivas del país; la apertura de carreras; así como "las carreras que ya agotaron su tiempo y cuáles deben potenciarse dependiendo del estado donde se desarrollen". Claro está, que esta consulta académica ha de hacerse de la manera democrática participativa y protagónica, tal como lo establece nuestra Carta Magna. Esta participación debe ser masiva en donde concurran en asambleas lo estudiantes, docentes, personal administrativos y obreros de las comunidades universitarias; así como instituciones del Estado y organizaciones del poder popular; en donde se debatan las propuesta académicas vinculante al desarrollo económico del país, sin perder la perspectiva de la transformación del subsector universitario nacional. Estas adaptaciones curriculares, así como la apertura y fortalecimiento de las carreras relacionadas al desarrollo productivo del país, deben estar amalgamadas a la producción de materia prima, insumos y productos manufacturados de consumo masivo; de acuerdo a las capacidades instaladas de cada institución públicas universitaria; que contribuya a garantizar soberanía económica a mediano plazo. Es hora de deponer actitudes mezquinas y detractoras que vayan en detrimento al desarrollo económico productivo, sabiendo que las instituciones universitarias, juega un rol preponderante en el desarrollo del país. Ahora no es la bula o un claustro en donde se atomizan las directrices que conducirán a la universidad, sino que desde los paraninfos, ágoras y campus universitarios en asambleas se debata en pleno con todos los actores involucrados. Para esta consulta nacional académica, es necesario saber ¿Cuál es la universidad que requiere el país? Así como, definir ¿cuál es la sociedad que queremos? ¿Cuál es la sociedad a desarrollar? ¿Una sociedad de consumidores? ¿Una sociedad de prosumidores? Considero que partiendo de estas preguntas generadoras se concretaría un trabajo digno, admirable e histórico que contar. Así mismo, "¿qué puede haber más justo que disfrutar del trabajo realizado? ¿Y qué puede haber más injusto que consumir lo que uno no ha producido? ¿Qué pena merece el que no produjo y consumió, puesto que privó al productor de consumirlo, haciéndolo sufrir?" Por tal motivo, la universidad venezolana no debe desdibujarse del contexto histórico actual cumpliendo nuevo papel protagónico; transcendiendo más allá del trinomio de la docencia, investigación y extensión; la producción de bienes tangibles.



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Ollantay Sánchez C.

Productor Agrícola. Delegado-Vocero principal de la Red de Productores Libres y Asociados del Asentamiento Campesino antiguo Safari de Margarita. Ingeniero Agrónomo, Magister en Ciencia Ambiental, Docente universitario. Militante del PSUV.

 ollantays@gmail.com

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