Chávez (en una pesadilla) se le aparece al maestro Aristóbulo

El día anterior, víspera del inicio del año escolar, había sido un día extremadamente estresantes para el maestro. Ese día, muy de madrugada se le revolvieron recuerdos y en ese revolvimiento, se le aparece SUMA. Por qué pienso precisamente hoy en SUMA, se dijo el maestro. Para animarse y no ser objeto de una severa depresión; el maestro trataba de decirle a su conciencia: "ya eso es pasado, vainas de muchachos, hoy tenemos un magisterio fuerte. Prieto nos envidiaría. Sintió, como que una alfiler le taladraba la frente de arriba hacia la nariz y seguidamente notó, que una mucosidad amarga le bajaba. ¡maldita sinusitis! Así se dijo.

Eso creí el maestro, pero era la hiel de la conciencia que enviaba una señal.

Pensó en la corbata que se colocaría y tomó el control que hacía funcionar automáticamente su "close". Presiono "open" y luego presionó el numero 9. Inmediatamente se abrió la puertecita superior de su amplio "close" y aparecieron las corbatas. El maestro, fijó la mirada en una negra con puntos amemeyados y no pudo evitar que en su memoria apareciera el peluquero de Guanta y tras esa aparición momentánea, vino profundo suspiro. Tomó la negra de putos amameyados y se recordó que se la había comprado su camarada peluquero de Guanta, en unos de los tantas vuelticas que se dieron por Aruba en yate para echarse unos palitos y cuadrar cochinas. En su recuerdo abunda los cacheteros que iban a bordo, pero sin azul, el recuerdo no agregaba valor a la emoción.

II

El maestro se ajustó la corbata y decidió, desde el tercer piso de su casa de habitación, tomar el ascensor que lo llevaría a una amplia cocina. Ya en la cocina, observó de reojo el muslo e pollo que a la plancha lo esperaba con un vaso de tres en uno repleto, queso parmesano rayado, unas arepitas con chicharrón. Sin saber las razones, se acordó que una vez tiró la teoría del queso rayado. Sacudió la cabeza para quitarse esa teoría y este mal pensamiento de la cabeza porque sabía que su teoría del queso rayado había termino en otro tipo de queso.

Cuando se disponía sentarse para tirarse este sencillito desayuno. Sintió que desde la pata de la nuca, le brotó la pregunta: ¿Cuántos comedores escolares han cerrados? ¿Cuantas mortadelas tapara dejaron de comprar el año escolar pasado? Se acoró el maestro, que de más de 20 toneladas de mortadela grasienta que tenían previsto distribuir con arroz picado en el años escolar 2018/2019, apenas había distribuido una 3 toneladas con arroz picado. El maestro se le voló y apenas pudo picar la morcilla, que por cierto, le dejó en su boca un sabor amargo y no el sabor picantico y medio dulce que siempre sentía al comer morcilla en el desayuno.

Sin atormentarse, decidió tomar el ascensor desde su amplia cocina para llegarse hasta el garaje y verle la cara a su chófer. Cada vez que bajaba a verse con su chófer, sentía picazón en su consciencia. Se fija en los zapaticos del chófer y se le abría la imagen de todo un magisterio regateando y en chola desgastada, un huevito.

III

Ya en el ministerio, el maestro bajó (y a paticas) al piso que en otros tiempo fue la unidad de Tecnología educativa para dar la orden de suspensión de la declaración sobre la apertura del año escolar, que pensaba colocar todo el día en los medios públicos. Pensó y con razón, que más allá de las canaimitas que se ven en los puestos de los mercados municipales y los espacios de los buhoneros, no hay nada que mostrar revolucionariamente. El "Estado Docente", no necesitó de una privatización.

El maestro Se fue a su despacho y ya avanzado el día, solicitó un reporte de inicio del año escolar. Vio los primeros reportes y luego le pidió a su secretaria muy encarecidamente, que no le hiciera llegar más reportes de apertura del año escolar.

Se tiró en un amplio sofá que tenía en su despacho y luego se quitó las medias y montó sus pies sobre el sofá. Se vio el dedo gordo del pies derecho y al verse el hongo que le comía casi toda la uña, retiro la vista. Se martilló al saber y reconocer, que el hongo que tenía en la cabeza, casi lo tenía sin conciencia. En unos segundo; el maestro cerro sus inocentes e ingenuos ojitos y caía en un sueño profundo. Supo así casi dormido, que la chispita de conciencia se le cerraba y sintió el temor de la pesadilla que por tiempo lo perseguía. Entro el maestro en un profundo sueño que le auguraba, recuperar ánimo.

IV

¡Epa negro! Comandante yo no fui. ¿no fuiste qué negro? Comandante yo no fui. Mira negro, cómo es eso, que en Anzoátegui el único corrupto es el peluquero de Guanta. Comandante yo no fui. La respiración al maestro, se le hacía difícil. El maestro sentía que las manos del comandante se cerraban fuertemente en torno a su pescuezo y lo ahogaban con la pregunta, que era como una aguja pinchándole su esbelto pescuezo: dime negro, cómo es eso que Anzoátegui el único corrupto es el peluquero de Guanta. Sentía el maestro, que el comandante el apretaba más el pescuezo e insistía, dime negro, dime negro. La sombra, que al maestro le parecía un comandante, le preguntaba: ¿Y el negrito de Anaco? ¿Y el catirito de Barcelona? Dime negro. Www.aporrea.org/contraloria/n347180.html

El maestro sentía que se le iba el mundo y salto: Suéltame Chávez.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 9256 veces.



Amaranta Rojas


Visite el perfil de Amaranta Rojas para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: