Inmunizar, Dignificar y Tecnificar: Tres condiciones imprescindibles para el regreso a clases en Venezuela

La comunidad escolar venezolana en todos sus niveles, y a lo largo del territorio nacional, anhela volver a clases, por un lado porque entiende y valora la importancia vital de proceso educativo, y por otra parte porque sabe que el encuentro, el dialogo y la interacción socioeducativa en los espacios de aprendizaje, entre estudiantes, docentes, personal administrativo, así como con las familias y comunidades, resulta insustituible para la formación integral de ciudadanos y profesionales útiles para el desarrollo de su nación. Esta declaración inicial, no pretende en modo alguno desconocer el papel, cada vez más importante, que tienen las NTICs como medios y herramientas para ampliar, mejorar, y en definitiva complementar el proceso educativo, sobre todo cuando las condiciones de distancia, seguridad o sanitarias impidan el contacto humano directo; tampoco se trata de desconocer los esfuerzos extraordinarios del estado, las instituciones, los docentes y estudiantes por dar continuidad a las actividades escolares durante las medidas de distanciamiento social.

La pandemia de la Covid-19, y el consecuente distanciamiento social, ha venido a trastocar la "normalidad" escolar, la presencialidad que se da por sentada como uno de los procesos seguros y cotidianos, ha sido interrumpida abruptamente, siendo sustituida por la escuela y la universidad en casa como procesos de educación asistida por NTICs; no obstante esto ocurre en medio de una crisis estructural y multiforme, muy prolongada en el país, y que ha llevado las condiciones de vida a un estado lamentable de dimensiones históricas; una crisis producto, tanto de los errores y omisiones del poder constituido, como de la guerra de cuarta generación que los Estados Unidos y sus aliados han declarado a la nación desde el advenimiento mismo del proceso bolivariano, la cual en los últimos 2 años ha alcanzado proporciones inhumanas, con enormes dosis de crueldad a través de las mal llamadas sanciones económicas, el saqueo de los recursos venezolanos en el extranjero, la injerencia política, el ataque despiadado a la moneda, la amenaza militar , y cualquier otro instrumento que sirva para bloquear y hacer rendir por hambre a la patria de Bolívar, con el fin de tomar el control sobre las riquezas naturales y en el proceso castigar el atrevimiento de un pueblo que se propuso ser libre y soberano, alejándose para ello de la voluntad de la potencia hegemónica mundial.

La crisis venezolana en su momento más álgido coincide con la pandemia y el distanciamiento social, con la consecuentemente suspensión de las clases presenciales; de esta forma los programas de escuela y universidad en casa se convierten en las únicas alternativas para dar continuidad al proceso escolar; el problema es que para este momento la crisis ya ha logrado revertir muchos de los logros, que en materia de inclusión y reducción de la brecha tecnológica social, se habían conseguido a través de los programas diseñados para tal fin, aunque de momento no profundizaremos sobre los hechos y las razones de esta observación; de igual forma, las condiciones cada vez más difíciles de vida y la precarización del salario docente, llevo a estos y sus familias a ir perdiendo los equipos tecnológicos con los que se habían hecho por medio de la adquisición directa o a través de compras programadas y cajas de ahorro, muchos de los cuales, producto de la obsolescencia programada y las fallas graves del sistema eléctrico nacional, se descompusieron parcial o totalmente, siendo imposible para los docentes, y más aún para sus estudiantes, reponer, sustituir, o siquiera reparar los equipos y dispositivos de producción, acceso y difusión en línea.

Recientemente, surgió una propuesta de regreso a clases por parte del ejecutivo nacional, que en una decisión acertada, se sometió a consulta nacional, exactamente como debió hacerse con tantos otros temas fundamentales; ante esta invitación y las experiencias de vuelta a clases en otras regiones del mundo, docentes y analistas venezolanos, latinoamericanos y latinoamericanistas han venido expresando sus puntos de vista, tanto en los medios digitales, como a través de espacios de encuentro, en un debate que de hecho, nace antes de la formulación de la propuesta y la trasciende en muchos sentidos; Santos Boaventura de Souza, el hermano Luis Bonilla Molina y Luis Armando Gonzales, entre muchos otros han presentado sus argumentos en espacios como Alainet.org, Aporrea.org y Otrasvoceseneducación.org, por solo mencionar algunos ejemplos; a partir de esas lecturas y el análisis propio en https://descolonizarlaeducacion.blogspot.com/ considero que básicamente existen tres condiciones imprescindibles e inaplazables para garantizar un regreso a clases seguro tanto para los estudiantes, como para los docentes, personal escolar, familias y comunidad en general: Inmunizar, Dignificar y Tecnificar.

Inmunización: La vacunación masiva contra el SARCOV-2 como compromiso ineludible.

Sin lugar a dudas que la prioridad absoluta ante un potencial retorno a las actividades escolares la debe tener el proceso de inmunización de la población contra el virus causante de la Covid-19, afortunadamente, ya se está produciendo la vacuna rusa Sputnik-V, y los chinos garantizan no solo la producción de la vacuna de SINO-VAC sino también su disponibilidad para los países más afectados, considerando el criterio de solidaridad para con la humanidad como prioritario; otras vacunas están en desarrollo en el mundo, aunque en estos casos lo más seguro es que priven los criterios del negocio de la Big Pharma; en todo caso según las estimaciones más optimistas, en Venezuela las posibilidades de obtener y aplicar la vacuna se esperan para inicios del próximo año 2021.

Cuando la vacuna esté disponible para los venezolanos, deberían establecerse sectores priorizados, entre los cuales el educativo solo debe estar después del sector salud; de esta forma se le estarían dando garantías a la población escolar de protección ante la posibilidad de contagios masivos y rebrotes indeseados una vez que ocurra el esperado reencuentro educativo; no en balde, de acuerdo a las encuestas particulares de Bonilla, muchos de los docentes preferirían renunciar antes de exponerse, lo cual es válido para todos, pero sobre todo para los de mayor edad y con antecedentes clínicos condicionantes, lo mismo para las familias, que optarían por la pérdida del año escolar de sus hijos antes de exponerlos a un posible contagio, e incluso convertirlos en vectores involuntarios para la propagación del virus en el seno familiar, con consecuencias terribles para la población más vulnerable que se encuentra resguardada en sus casas cumpliendo con las medidas sanitarias.

No conozco los resultados de la consulta, pero tengo la impresión de que una consigna generalizada entre todos los consultados es que no vuelvan las clases presenciales hasta luego que se realicen las jornadas de vacunación masiva; de confirmarse, cuando se den a conocer los hallazgos, está suposición de quien escribe, tendré que decir, desde ahora, que comparto plenamente esta posición.

Dignificación: Dignificar las condiciones institucionales y salariales, como eje de un debate que no puede seguir siendo aplazado.

La dignificación no se limita únicamente al tema salarial pero sin lugar a dudas que este tema debe ocupar un lugar central en el debate nacional abierto que debe darse en el periodo pospandémico, un debate que por cierto ha venido siendo aplazado y dejado de lado incluso desde antes de la pandemia; el tema salarial en general, y del sector educativo en particular, ha salido de la discusión colectiva gremial y hasta del discurso oficial, llegando al punto de ser relegado a funcionarios ajenos al sector laboral e incluso al propio ejecutivo, pasando además de ser cubierto por el sistema nacional de medios públicos a ser tímidamente difundido por las redes particulares de dirigentes y constituyentistas; No se trata de que los trabajadores no entiendan la complicada situación económica del país, ni los efectos terribles de las medidas coercitivas unilaterales sobre nuestra moneda y la principal fuente de ingresos nacional, como lo es la industria petrolera, totalmente determinante en una economía aun rentista, exportadora de materias primas e importadora masiva de productos elaborados como la venezolana; se entiende, con dificultad pero con resignación, que no están dadas las condiciones para pagar un salario realmente digno, lo que no se puede asimilar es que no se debata, ni se convoque al dialogo amplio y al debate crítico y creador con la clase trabajadora, el cual podría al menos llevar a acuerdos que permitan paliar con solidaridad los efectos de una crisis que ha llevado a un estado de pauperización a los trabajadores, cuyo salario no cubre ni las mínimas necesidades de supervivencia, menos aún las vinculadas con el ejercicio responsable de las funciones laborales, como el transporte, la formación y actualización permanente, los equipos y servicios necesarios.

Resulta fundamental reactivar la discusión de las contrataciones colectivas, reactivando entre tanto se discute, algunos de los beneficios que quedaron sin efecto detrás de la cortina del anclaje del salario al petro, que al final nunca fue ni se concretó, lo que si se mantuvo fue la suspensión de los salarios base con múltiplos de salarios mínimos en las tablas, y el asunto de las interescalas, ni que decir de los servicios de salud y previsión, tan importantes en situaciones como la actual crisis sanitaria, que aunque aún se mantienen no son para nada significativos, sobre todo por el hecho de que no tienen cobertura (previsión funeraria) en caso de pandemias. Las naciones que han vivido y viven procesos revolucionarios han entendido la importancia de dialogar con el pueblo en los momentos más duros de prueba nacional, Cuba constituye un ejemplo referencial al respecto; no se trata solo de apelar al patriotismo, compromiso, vocación y devoción de los trabajadores, todo lo cual ya ha sido y seguirá siendo ampliamente demostrado por el pueblo y los trabajadores venezolanos, de hecho es cuestión de entender que esa lealtad del pueblo tiene que ser correspondida; de acuerdo a algunos economistas, como Pasqualina Cursio, si bien no están dadas las condiciones para pagar lo justo y necesario, si es posible aproximarse a un proceso de dignificación progresiva del salario, y aun si no fuera así, igual hay que debatirlo; los momentos de prueba para la patria se superan con sinceridad, solidaridad y dialogo abierto.

Otros elementos vinculados con la dignificación, tienen que ver con el mejoramientos de las condiciones institucionales, que van desde la infraestructura, servicios y dotación, hasta la formación y actualización del personal; un aspecto que me llamo particularmente la atención de uno de los últimos trabajos de Bonilla, fue la afirmación de que lamentablemente muchas escuelas de nuestro país difícilmente podrían garantizar las medidas de bioseguridad en caso de una vuelta clases en plena pandemia, y si bien es cierto que se avanzó durante mucho tiempo con iniciativas como una mano para mi escuela y la cayapa universitaria, muchas instituciones tienen serios problemas de infraestructura, o tienen problemas con el agua y otros servicios básicos. Por supuesto que todo lo planteado requiere de inversiones, y la crisis complica en mucho esa posibilidad, pero quizás la clave sea priorizar en que se invierte, por ejemplo, tal vez ganaríamos más invirtiendo los escasos recursos en fortalecer las universidades existentes y nacidas en revolución, en lugar de crear más y más nuevas universidades para atender necesidades específicas de formación.

Tecnificación: Tecnificar para complementar los procesos formativos y estar mejor preparados para situaciones excepcionales como las planteadas por la pandemia.

La Educación asistida por NTICs es una realidad que tiene sus ventajas y beneficios para complementar los procesos educativos, así como también sus riesgos y desafíos que deben ser considerados y debatidos en el periodo de la pospandemia; en todo caso, ni se trata de caer en el espejismo de la virtualidad como nueva y mejor forma de educación, haciendo innecesaria la prensencialidad y el insustituible contacto e interacción humana, como tampoco de ignorar y resistirse absurdamente a la incorporación e implementación de la tecnología en las actividades formativas, por el contrario, hay que asumir su implementación teniendo claramente definidos los criterios y alcances para aprovechar todo el potencial que representan las nuevas tecnologías de la información y comunicación aplicadas en los procesos educativos.

Tecnificar implica evaluar, corregir y volver a implementar las inversiones destinadas a reducir la brecha tecnológica en el sector educativo, aprovechando para ello el potencial de producción nacional de dispositivos de acceso con propósitos específicamente educativo como las computadoras y tablets Canaima; la prioridad debe ser implementar la construcción y entrega de tales dispositivos a las instituciones como dotación para el uso de la comunidad escolar, bajo estrictos procesos de acompañamiento, formación y supervisión, así como las garantías de resguardo y seguridad para evitar la desviación de uso y el hurto de esos valiosos recursos; la asignación para uso personal de los estudiantes y docentes también debe ser retomada, y en este caso es necesario crear mecanismos de vigilancia y control que impidan la comercialización paralela de unos dispositivos que por ser de uso personal no deben considerarse bienes privados; lo propuesto no quiere impide que se ofrezca la posibilidad de adquisición de equipos VETELCA, ORINOQUIA, CANTV y VIT, con un subsidio importante (considerando la crisis y precarización del salario) y facilidades de pago, evitando de esta forma la extraña contradicción que implica el absurdo de ver como antes de la producción nacional por parte del estado, era más fácil adquirir equipos a través de IPASME, CANTV (ABA equipado), y las cajas de ahorro de las universidades, pero luego de tener instaladas las fábricas en nuestro territorio, se volvió prácticamente imposible acceder a los equipos por estos medios, implementándose un dinámica de complicidad interna con sectores privilegiados externos que hizo que buena parte de la producción terminara en mercados paralelos a través de redes sociales, todo ello amparado por una impunidad pasmosa.

Finalmente la tecnificación necesita de la formación de la comunidad escolar en el uso de la tecnología, y no solo de los dispositivos y equipos sino también de las plataformas virtuales y sus particularidades de uso y funcionamiento pedagógico y didáctico, sobre todo considerando que no se trata simplemente de trasladar los métodos presenciales al escenario virtual; en este sentido resulta fundamental implementar programas de formación de docentes y estudiantes en la brevedad posible. Otro aspecto tiene que ver con las plataformas virtuales como tal; ante la emergencia, la mayoría de las instituciones acudieron a las plataformas privadas de libre acceso y tarifadas, así como a la redes sociales ampliamente difundidas; por su parte algunas universidades ya poseían plataformas, de desarrollo propio o privativo, con mayor o menor grado de desarrollo. Una propuesta de Bonilla Molina, que suscribo, consiste en desarrollar una nube que sirva de plataforma para las universidades experimentales nacidas o transformadas en el marco del proceso bolivariano, un espacio común con garantías de independencia, autonomía y autodeterminación que permita complementar el proceso educativo en periodos de relativa normalidad, y que a la vez pueda funcionar como alternativa sólida en caso de circunstancias extraordinarias como las planteadas por la pandemia actual; esto último resulta vital si consideramos las advertencias de Santos Boaventura y otros tantos pensadores, científicos e intelectuales del mundo que prevén que a partir de ahora nos enfrentaremos a periodos sucesivos de pandemias alternativas y recurrentes, las cuales no son más que consecuencias del sistema mundo moderno-colonial y las secuelas de la destrucción suicida del medio natural.

La consulta nacional ya ha sido realizada, el ejecutivo tomo la decisión de iniciar el nuevo año escolar bajo la modalidad de escuela y universidad en casa, argumentando los resultados del regreso escolar en los países donde se ha implementado, los cuales significaron un repunte o rebrote de la COVID-19 en esas sociedades; igualmente es de suponer que la mayoría de los consultados se opuso a una vuelta a clases en tanto permanezca la amenaza pandémica, en todo caso habrá que esperar la socialización de los resultados de la consulta nacional y la programación a seguir a partir de los mismos. Las tres condiciones planteadas, no necesariamente son los únicos factores a considerar en el debate de la vuelta a clases en particular, y de la educación pospandémica en general, pero aun así pueden dar una idea general de los temas a abordar.

No puedo cerrar sin saludar y celebrar la iniciativa de convocar la consulta nacional, por cuanto marca el camino correcto a recorrer para superar la dura prueba a está siendo sometida la gloriosa patria del Libertador Simón Bolívar.

Pltgo. MSc. Oswaldo Espinoza.

Docente/investigador UBV-CEPEC. Investigador asociado del CIM.

Participante de la Especialización en Epistemologías del Sur de CLACSO.

Administrador de los blogs: https://tableroordenmundial.blogspot.com/ y https://descolonizarlaeducacion.blogspot.com/

Colaborador como analista para: Mundo.sputniknews.com, Alainet.org, Otrasvoceseneducación.org, Analéctica.org, Aporrea.org, Rebelión.org, Barometrolatinoamericano.blogspot, Cubadebate y Cubainformación.



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Oswaldo Espinoza

Pltgo. MSc. Docente/investigador UBV-CEPEC. Investigador asociado del CIM.

 oswaldoespin@gmail.com

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