Cada vez que algún funcionario del gobierno plantea la necesidad de transformar el sistema educativo venezolano, un grupo que parecieran ser ánimas sola, surge con entelequias, mentiras y medias verdades que descalifican y buscar sepultar cualquier iniciativa que vayan en esa dirección. Ellos tienen de algún modo razones para creer que tienen la fuerza para paralizar o al menos obstaculizar cualquier movimiento gubernamental que pretenda darle un viraje a nuestro obsoleto y fracasado sistema educativo. Y si evaluamos la situación, las luchas que ha encaminado el gobierno en este campo, nos daremos cuenta que, posiblemente no estén fortalecidos hoy como en otrora, pero si retrocedemos en el análisis debemos aceptar que en al menos en una oportunidad han provocado que se engaveten algunas iniciativas.
La pregunta que cualquiera pudiera hacerse en vista del conflicto que parece revivir, es porque existe gente interesada en mantener el actual sistema educativo, y porque se oponen a un cambio en la educación venezolana sabiéndose que es una de las que presenta mas fallas en el continente.
Cualquiera pudiera pensar que son simples ciudadanos conservadores, que sencillamente se resisten al cambio, sea este cual fuere. Y esta creencia se hace mas presente cuando observamos las consignas que emiten, cuando convocan sus cada vez menos concurridas manifestaciones, las cuales parecieran ser planteamientos inocentes, que muestran preocupación por algún daño que pudieran ocurrirle a los hijos. Apelando con mayor insistencia a las siguientes; “Con la educación de mis hijos no te metas”, “Quieren ideologizar y politizar la educación”, “Pretenden cubanizar a nuestros hijos”, “Quieren programar a nuestros hijos”, “la familia debería definir que tipo de educaciones deben recibir los hijos”. Algunos venezolanos en realidad llegan a creer que lo que buscan los confabulados en estas protestas, es evitar lo desconocido. Y pudieran respaldarlos pensando que posiblemente lo nuevo podría resultar negativo. O el simple hecho de creer que lo que tenemos es lo absoluto, no acepta modificación. Que nuestra educación actual no contiene ideología, que esta educación de la cual disponemos es una especie de leyes de moisés dictadas por Dios.
Pero debemos entender que estos cuatro gatos que nuevamente se levantan, repitiendo la misma bazofia, lo hacen por el simple hecho de mantener los contenidos ideológicos capitalistas que permanecen inoculados en nuestra educación. Ellos están claros de que si la revolución transforma todo, pero deja la educación en la situación en la que se encuentra. Ellos mantendrían viva la cantera reproductora de hombres individualistas, egoístas, inhumanos, excluyente, insensibles, explotador de sus semejantes, depredadores de su entorno, lo cual representaría la permanencia de los gérmenes que en cualquier momento restablecerían lo que desde hace años venimos desechando. Es decir su problema en realidad no es que se cambie o no el sistema educativo, lo que ellos pretenden es mantener el sistema capitalista, ellos están claro que la educación actual esta impregnada hasta los tuétanos de la ideologías capitalista, pero mediante el juego de palabras y las retóricas a las que nos tienen acostumbrados, quieren hacer ver que somos nosotros los bolivarianos, los que pretendemos por primera vez ideologizar y politizar la educación. Y hay que estar claro de que si se hablase de una simple reforma que no tocase la estructura, ellos no le dieran importancia.
Quien pudiera ponerse a defender una educación que no educa, cuyos egresados presentan altas deficiencias, las cuales son reflejos de los maestros y profesores. Donde muchos de estos desempeñan la labor sin tener la vocación ni las formación para hacerlo. Donde se le dice al alumno que debe estudiar para poder vivir bien y tener algunos recursos, limitándola al simple hecho de aprender un oficio, dejando a un lado la idea de que debemos educarnos para el crecimiento y fortalecimiento propio del hombre, para su formación integral. Es normal escuchar a los profesores en las universidades decir que cada año que se pierde en la universidad es un tiempo que se deja de ganar billetes y que debemos prepararnos para la competencia que representa el mercado de profesionales. Los que no son buenos según esta premisa están destinados a la exclusión.
En esta coyuntura de profundización revolucionaria no debemos permitir que se detengan los avances en esta área, el motor moral y luces debe rugir al máximo de sus revoluciones. Debemos borrar de nuestro sistema educativo la ideología capitalista y construir un sistema educativo que responda a nuestra realidad. Si estamos construyendo la Venezuela socialista, nuestra educación también lo debe ser. Así que debemos prepararnos para dar la batalla en esta área y no solo darla, sino que debemos ganarla con contundencia, debemos desmontar ese arsenal de mentiras que diariamente lanzan por los medios de comunicación. En esta oportunidad no hay nada que engavetar, pero si muchas leyes revolucionarias que promulgar.
Todos sabemos que una educación basada en la solidaridad, en la inclusión, en el bienestar común, en el compartir, hace estragos en las sociedades de elites. Por ello cada día debemos profundizar más, aprovechando este momento que lo que impone es transformación.
PEDRO.G.FIGUEROA@GMAIL.COM