El 5 de julio de 1811 tuvo lugar un hecho histórico fundamental en el proceso de emancipación de nuestra patria. En Caracas, a instancias de la Sociedad Patriótica, fue firmada el Acta de la Independencia de Venezuela.

Nuestros libertadores se inspiraban en la lucha de los pueblos indígenas; en las rebeliones de los esclavos y de otras castas y clases oprimidas; y en las gestas precursoras de la emancipación americana. Se inspiraban también en las luchas revolucionarias del mundo, y en la gesta libertaria de la primera república negra creada en la hermana República de Haití.

Año memorable en el que nacen las revoluciones de Caracas, Quito, Buenos Aires y Chuquisaca. El proceso fue simultaneo, pues simultaneo fue la conformación de un ideario que bebía en las fuentes libertarias de cada pueblo, y en las grandes revoluciones de su tiempo: la Revolución francesa y la Revolución norteamericana.

Hace más de dos siglos se produjo en el continente americano la convergencia de ideales de hombres y mujeres que luchaban por revindicar nuestra identidad histórica.

En América se originaron los procesos revolucionarios más relevantes que el mundo Occidental haya conocido.

En la América nuestra, desde tiempos inmemoriales, los pueblos indígenas adoraban la serenidad de la noche contemplando la Vía Láctea. Con el arpa de los mitos, Quechuas, Incas, Aztecas, Caribes y Timoto-Cuicas, entre otros pueblos, descifraban la ruta del sol.

Mas de dos siglos que marcan hazañas de los lanceros a caballo, de los Gauchos de la Pampa, de los aborígenes de Tupac Amarú, de los negros esclavos libertos en sus Cumbes.

El legado de Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Simón Rodríguez, San Martín, Artigas, O’Higgins, Martí, Fidel y Chávez está hoy más vigente que nunca. Es imperecedero. Y en un eterno ciclo vital, renacen en el alma semillas primorosas cuando se expanden sus raíces libertarias, y se arraigan en la fe por la libertad, la igualdad, la justicia y la existencia soberana de nuestras naciones.

Pablo Neruda profetizó que Bolívar "Despierta cada cien años cuando despierta el pueblo". Y Unamuno proclamó que sin Bolívar "La humanidad hubiera quedado incompleta".

Homero decía que el hombre, al perder la libertad, pierde la mitad de su espíritu. Y Bolívar subrayaba: "Necesitamos de la igualdad para refundir digámoslo así, en un todo, la especie de los hombres".

Venezuela se propone en este tiempo histórico llevar a adelante la obra inconclusa de nuestros libertadores.

La Revolución Bolivariana que hoy se desarrolla en mi país, con el valiente liderazgo de nuestro Presidente Nicolás Maduro, en un marco de plenas libertades democráticas, con un ejercicio verdadero de los Derechos Humanos, y con justicia social para todos y todas, asume integralmente el legado de nuestros libertadores.

Con la proclamación de independencia y soberanía de los pueblos Latinoamericanos y caribeños, hoy expresadas en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), y la Comunidad de Naciones Latinoamericana y caribeñas (CELAC), se abre paso una constelación de potencialidades progresistas, ahora en plena efervescencia en nuestro Continente.

Se avanza, así, a la concreción del sueño bolivariano. Hacia la conformación de una nación de naciones que apueste por la creación de un mundo multipolar, regido por la paz, la solidaridad, y el entendimiento entre los pueblos.

En este siglo XXI poderes imperiales pretenden perpetuar un esquema de dominación e injusticia, pero resurge -al mismo tiempo- el proceso libertario que hoy caracteriza al mundo latinoamericano y caribeño.

Proceso que apunta a construir un mundo donde prevalezcan relaciones de igualdad soberana entre los Estados, y donde el multilateralismo ensanche sus fronteras, angostando las pretensiones de mantener hegemonías, en detrimento de la justicia social internacional y de los países en desarrollo.

Nuestro país se ha visto amenazado en numerosas ocasiones. Desde adentro por lacayos del Imperio, siempre en concierto con sus amos foráneos. Se ha pretendido menoscabar la soberanía y disolver los sagrados fueros nacionales.

En los últimos años se han impuesto a nuestro pueblo, desde Washington, criminales Medidas Coercitivas Unilaterales que han causado muerte y enfermedades, y han afectado severamente el funcionamiento productivo de nuestra economía. Pero las estamos derrotando, dada la Alianza Cívico- Militar Bolivariana y el respaldo de países amigos, allende los mares, como Rusia, Cuba, China, Turquía, Irán y países hermanos de Asia, África y el Medio Oriente.

Y es que nuestra vida republicana ha estado signada históricamente por las permanentes tensiones entre soberanía y subordinación; libertad o vasallaje; justicia u opresión.

Pero América Latina y EL Caribe afianzan hoy su liberación e independencia. Los pueblos del Sur buscan nuevos derroteros en el camino hacia su autodeterminación. La pluripolaridad y el mundo multicéntrico se abren paso en el horizonte. Esas tendencias tienen que ver, de alguna manera, con el rol que jugara el Líder supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías.

Hoy Venezuela es libre, soberna e independiente. Nuestro ideario nos convoca a luchar por la preservación de la Vida y la salvación del Género humano.

Proclamaba nuestro Libertador Simón Bolívar: "Para nosotros la patria es América". En ese mismo orden -y bajo su inspiración- podemos declarar: Nuestra patria es el mundo. Eso sí, un mundo preñado de felicidad para toda la especie humana, en armonía con la Pacha Mama.

El cantar de nuestra patria marca horas de esperanza.

¡Sembradas sean en los predios de Dios las insignias de la paz y el amor, que manan de nuestra Tierra de Gracia que vio nacer a Simón Bolívar, el Genio de América!

*Discurso pronunciado por el Embajador Jorge Valero, Delegado Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la UNESCO, frente a la estatua del Libertador Simón Bolívar, en Paris, Pont Alexandre III, Cours la Reine, al celebrarse la Conmemoración del 211° aniversario de la firma de la Declaración de la Independencia de Venezuela.