En este momento, “esas” universidades están deshojando la margarita si terminan de adherirse a la sifri-revolución adeca adequita, decretando el paro de actividades. El asunto no es tan fácil como lo fue en 2002. Las calles sólo se entibiaron de sol, y la huida asamblearia de sus mejores muchachos los obligó a pausar, llevando la contradicción al seno “mesmo” de la universidad. En el simpar estilo de Malser, mantienen la actitud ambigua y cobarde de hace cinco años: Hay clases, sólo que no se dictan.
Pero eso no puede durar por siempre. O dan marcha atrás y recuperan su hipócrita apariencia democrática, con lo que reconocerían tácitamente otra derrota más, o se lanzan a fondo contra el Gobierno Bolivariano. El tiempo de las definiciones apremia.
Peor aún fue la “espontánea” rueda de prensa globovisiva y las ulteriores explicaciones dadas por los esclarecidos muchachotes adecos en el programa de Ernesto Villegas. No aclares, que oscureces.
En este momento, los rectores están contestes que si abren el flanco, empezando lo que no saben si podrán terminar, la Revolución roja rojita entrará por la puerta de sus universidades y no se detendrá hasta que llegue a la cerca del fondo.
En este momento, los rectores también están seguros que la Revolución roja rojita no entrará con tanques ni tropas, como sucedió con cierto carcamal de ingrata recordación en 1969, hace casi cuarenta años.
En este momento, los estudiantes de derecha están mesándose los cabellos por la monumental torta que pusieron. Eso le pasa a marquina por mandar a unos muchachitos “bien” a hacer trabajo de hombres. La huida asamblearia impuso una pausa al famélico empuje inicial de la “lucha”
En este momento, gente común en la calle se empieza a preguntar: ¿qué clase de lucha es esta, por objetivos tan graves como la pérdida total de la Libertad y la Autonomía Universitaria… que se puede hacer de 8 a 12 y de 2 a 6, de lunes a viernes, si no llueve o solea mucho y si no tengo clase o examen?
En este momento, está el detallazo que algunas escuelas -muchas pocas bastantes demasiadas, no importa- se mantienen funcionando con bastante normalidad. Con una sola que funcione, basta.
En este momento, quienes “juyeron” de la Asamblea Nacional piden –imponen, más propiamente- que el debate sea a lo interno de las universidades. Obviaré su tradicional intención de excluir al Pueblo de sus sesudos debates y mejor aún, de la universidad toda; según ellos, lo único que tiene que hacer ese mismo Pueblo es pagar sin chistar la factura universitaria de los nixones morenos.
Y en este momento, me pregunto: ¿Qué tan exitosa será la carrera artística de estas nuevas vedette golobovisivas universitarias, que renuncian al Teatro Teresa Carreño en función estelar para exigir el podium donde se toca la retreta dominical en la Plaza Bolívar de nuestro más alejado confín?
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