Ya era tiempo de hacer algo por la universidad. Con el sistema de votación que se implementa en la reforma constitucional ya no será necesario traer a los profesores de remotos lugares en donde hacían cursos sabáticos, con todos sus gastos pagados, para que votaran por unos determinados candidatos a autoridades universitarias. Se sabe que en tiempos de elecciones universitarias este procedimiento es utilizado por el grupo político apoyado por el rector de cada universidad, éste autoriza se saque del recurso económico de esa universidad el dinero necesario para cubrir estos gastos, pues siempre han creído necesario hacerlo por cuanto el voto de cada profesor representa 25 con relación al voto de cada estudiante y así se libran de alguna mala sorpresa. Vean quienes últimamente han sido los candidatos aspirantes a rector, vicerrectores, secretario y a decanos en las diferentes universidades públicas venezolanas, de las llamadas autónomas, cualquiera se da cuenta que desde hace un tiempo para acá se ha ido perdiendo calificación académica y moral en esos candidatos, ello como consecuencia al desgano y desencanto de los hombres y mujeres de valía que prefieren la comodidad personal y del trabajo rutinario que enfrentarse al irrespeto con que se hace las campañas electorales en esas casas de estudios; allí se difama de manera profusa del honor de cualquier ser humano así éste sea la persona más admirada en el ámbito universitario.
Los grupos que hoy tienen enclaustrada las universidades y la manejan a su antojo, hacen imposible que ningún profesor de bien se postule como candidato a ocupar alguna posición de elección universitaria; y éste último no se atreve a exponerse a ser insultado y vejado de mil maneras. ¿Qué profesor universitario que se precie de tener como único tesoro el respeto de sus familiares, amigos, alumnos, y colegas, por su recto comportamiento, expondría esa riqueza por una posible elección a un cargo de autoridad universitaria? El artículo Nº 60 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece: Toda persona tiene derecho a la protección de su honor, vida privada, intimidad, propia imagen, confidencialidad y reputación… El artículo Nº 26 señala: Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos; a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente. El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilación indebida, sin formalismos o reposiciones inútiles.
Téngase por seguro que hoy ni mañana un digno profesor se expondrá a ser ofendido en su honor por ser candidato a ejercer algún cargo electivo universitario, ya que resulta sumamente improbable que éste acuda a la justicia por lo entramado del procedimiento, por no tener tiempo disponible para dedicarlo a visitar constantemente el tribunal que lleva la causa, por no tener un montón de dinero disponible, por no conseguir un abogado honesto, leal y dedicado a defender su causa y por arriesgarse si intenta una demanda a que pierda el juicio; legal y mental. De manera que si no se corrige los meramente teóricos artículos constitucionales 26 y 60, lo de la paridad del voto profesoral y estudiantil y el otorgamiento del voto al trabajador universitario quedará como un simple saludo a la bandera, pues los grupos enquistados en la administración universitaria encontrarán el modo de vencer esta dificultad y seguirán haciendo de las suyas. Si no se establecen en el país tribunales especiales que se ocupen del honor de las personas y se garantice la protección señalada en el artículo 60, este seguirá siendo un teórico enunciado, igual pasará con el artículo 26: justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, etc., etc. No, no, es hora de aplicar en profundidad lo dicho por el Libertador Simón Bolívar sobre de que: “LA JUSTICIA SOLA ES LA QUE CONSERVA LA REPÚBLICA” y lo que fue su mayor compromiso “YO NO PUEDO ABANDONAR A VENEZUELA AL CUCHILLO DE LA ANARQUÍA, DEBO SACRIFICARME POR IMPEDIR SU RUINA”
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