Construir el acontecimiento

Se asume que hay sectores de la población más vulnerables: mujeres, niños y ancianos. Hay otros que se asocian a la irreverencia y la rebeldía, éstos son los jóvenes.

Si son estudiantes hay un valor agregado. Son el futuro. Alegóricamente representan la savia y la fuerza. Se olfatea de lejos la manipulación de que están siendo objeto los jóvenes estudiantes del país, sobre todo los de los centros privados de la educación superior.

El objetivo de estas instituciones era meramente económico. Al capital invertido hay que sacarle el máximo provecho, con la mínima inversión posible. En los últimos años ha habido un cambio de timón.

Hoy, quienes dirigen a las universidades privadas están incursionando fuerte en la política y, sobre todo, en la desestabilización del país. Los directores de la orquesta no dan la cara. El guión manda a colocar en primer plano los rostros de los muchachos.

¿Quién va a pelear con los jóvenes? ¿Quién intentará agredirlos? ¿Quién osa desconocer sus solicitudes? ¿Quién los va a frenar? Estas y otras interrogantes surgen por las piezas que se han colocado en la mesa de juego. Sus frescos rostros pueden generar confusión. Mas, detrás, están los operadores políticos, no sólo locales, con sus perversas acciones. La conexión internacional es evidente.

El discurso que se utiliza recuerda eventos anteriores.

Es la misma película. Los planos en miniatura o en gran angular, se retrotraen en el tiempo. Vemos una sincronización pasmosa: escasez y desabastecimiento de ciertos productos; la Iglesia que dejó de ser; amenazas de paros de transportistas; denuncias reiteradas de la debacle de centros hospitalarios; los presos se agitan en las cárceles; estridentes reclamos de los taxistas. Ahora, ¿Quién transmite todo esto? ¿De quién es la visión? El aliado por antonomasia son los medios privados de comunicación, expertísimos en aquello de "fabricar y construir el acontecimiento" que se desee exponer en pantalla y exportar globalmente. Vemos como CNN recoge los eventos fabricados por la industria mediática venezolana, con fines confesos y los rebota mundialmente: "Chávez persigue, arremete, agrede. No hay libertades en Venezuela. Se violan los derechos humanos. La democracia está en peligro".

¿Quién da más? Periodista / Prof. universitaria


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Asalia Venegas S.


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