Venezuela vive en la actualidad tiempos de incertidumbre, confusión y afortunadamente también de grandes definiciones. La violencia, la intolerancia, el irrespeto al derecho ajeno y la anarquía aparecen como expresiones hoy naturales y ordinarias en un mundo, que ha luchado y avanzado desde hace varios siglos para erradicar la barbarie, estadio de la histórica mundial que se tenía como superado. Uno de los sectores que ha sido vanguardia de luchas reivindicadoras para la sociedad venezolana lo constituye el estudiantado joven que ha tenido momentos de gran protagonismo en el curso de la historia patria. Particularmente los estudiantes universitarios en el mundo (Reforma de Córdova 1918, Argentina)(Mayo Francés 1968, Francia)(Renovación Académica 1970, Venezuela), han tenido una participación inobjetable en los cambios que ha experimentado la sociedad en su desarrollo. El profesor Orlando Albornoz (científico social reconocido internacionalmente y profesor emerito de la UCV ) en los años setenta, recoge -como resultado de una bien fundamentada investigación sobre activismo y participación política por parte de los estudiantes universitarios, en un texto intitulado Estudiantes y desarrollo político, que editó Monte Ávila Editores en 1972 -, la insurgencia, organización, logros, fragmentación y decadencia del activismo político universitario, especialmente de los estudiantes venezolanos. Fragmentación y decadencia que llevaron al movimiento político universitario venezolano a tener un bajísimo perfil desde finales de los setenta del pasado siglo como consecuencia, por un lado, de la división propiciada por los partidos políticos del status quo de ese momento (AD, COPEI y MAS) y por otro lado, debido a la fuerte y brutal represión de los gobiernos de la época. Es precisamente, de dicho texto que tomamos en esta ocasión prestado el titulo por la pertinencia que tiene debido a las circunstancias determinantes, de la actual escalada de violencia que tiene como protagonistas a un grupo bien minoritario del estudiantado venezolano de algunas instituciones privadas en el marco de la conocida estrategia del foquismo. En efecto, el inusitado surgimiento de un movimiento político universitario desde las universidades privadas, que ha irrumpido en las calles de Caracas ha generado, sorpresa y sospechoso malestar por el momento en que aparecen en escena y las motivaciones de sus acciones. Resulta ciertamente sorprendente, y muy sospechosa la aparición de un movimiento universitario con origen en las universidades privadas, con apoyo de un importante dispositivo mediático de uno de los canales de la TV venezolana, claramente identificados con la oposición. Si revisamos algunos antecedentes históricos de la evolución y desarrollo de la educación superior en Venezuela –particularmente el texto de Calos Rangel intitulado, Del buen Salvaje al buen Revolucionario-, queda claramente determinada y explicada la misión de las universidades privadas que según ese autor, fueron creadas por los sectores privados de la economía (FEDECAMARAS) como estrategia para combatir y/o neutralizar el avance y penetración de ideologías diferentes a las de la derecha conservadora. Universidades privadas, que no permitían y reprimían cualquier manifestación sobre asuntos intrauniversitarios como sucedió en tantas ocasiones en las que estudiantes de esas casas de estudio fueron echados por protestar los excesivos, inconsultos, desproporcionados e injustificados aumentos de matricula. Paradójicamente, los venezolanos entre sorprendidos y decepcionados por el bajísimo nivel de los jóvenes estudiantes de las universidades privadas, que se tradujo en mensajes ambiguos, en balbuceantes frases sin clara definición de sus planteamientos fuimos asaltados por la angustia de un liderazgo fofo, violento y carente de contenido para asumir posiciones de vanguardia, en el relevo generacional. Desolador y triste aparecía el futuro con ese cuadro. Lo único claro y reiterativo fue la defensa de los intereses de un grupo económico particular 1BC propietarios de RCTV. Por otro lado, haciendo cierto el proverbio popular de que no hay mal que por bien no venga, el pueblo venezolano ha sido contagiado de alegría y expectativa al advertir la existencia de un liderazgo fresco, animado por una conciencia critica y un compromiso con el pueblo, que nos hace presumir que el futuro de la patria y fundamentalmente, las reivindicaciones conquistadas por el pueblo en materia de seguridad social, salud, educación y respeto a la dignidad humana están garantizadas. Acudiendo una vez más a la sabiduría popular cuando afirma que llueve pero escampa el pueblo se repuso. De la decepción y preocupación, los venezolanos pudimos sentirnos orgullosos de nuestra identidad, cuando la esperanza se hizo presente en la valentía, profundidad, arrojo, voluntad, conciencia y por sobre todo dignidad del discurso y planteamientos de jóvenes universitarios de diversas instituciones publicas y privadas que desde la Asamblea Nacional y en cadena nacional con gran humildad, serenidad y madurez le mostraron al país que no todo está perdido y que la letra de nuestro himno nacional sigue vigente en su “Gloria al bravo pueblo…” y “…seguid el ejemplo que Caracas dio.”. Jóvenes que tienen claro, que ningún esfuerzo tendrá sentido si no se tienen convicciones plenas de la necesaria y obligatoria transformación de la sociedad como insistentemente lo manifestó el Maestro Prieto Figueroa. Es decir, jóvenes revolucionarios que tienen claro la necesidad de construir una sociedad basada en valores espirituales, que ponga el acento en lo humano como razón fundante de la dignidad del ser. Una sociedad además, que allane las enormes desigualdades, erradique la pobreza, termine con las guerras, promueva la solidaridad, proteja y conserve el ambiente. Jóvenes sin duda comprometidos con el pueblo, la sociedad, la patria y en fin con el Estado Venezolano.
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