Cuando un país o una persona alcanza logros de magnitud considerable en algún ámbito o actividad, suele calificarse ese hecho como un milagro. Trillado está calificar el inmenso logro económico alcanzado después de la Segunda Gran Guerra por Japón como el “Milagro Japonés”. De esta manera se mistifica el logro, se cubre con un velo de misterio y se refuerza la creencia en un ser supremo. Al mismo tiempo se minimiza el esfuerzo humano que permitió esa hazaña o logro, y se le atribuye a un milagro, a la obra de Dios. Rechazamos esa caracterización, aún más cuando se trata de divulgar los grandes logros alcanzados por la Revolución Bolivariana en materia de educación, en especial en el ámbito de la llamada Educación Superior.
Los logros alcanzados en estos últimos nueve años son el producto de la voluntad política y del fuerte convencimiento en que la educación es para todos. No se trata de milagros, es el producto de políticas y acciones humanas, terrenales. Dios no tiene nada que ver con eso. Aunque sean impresionantes. Veamos de que se trata.
En estos nueve años de gobierno se incrementó en un 193% el número de nuevos inscritos en educación superior, se aumentó en un 320% el total de la matrícula en educación superior, se incrementó en un 143% el número de egresados anuales, el número de becas se aumentó en un 432% lo cual significó un incremento de un 578% en el número de estudiantes beneficiados por Fundayacucho, la inversión en educación superior aumentó en un 32%, se detuvo el proceso de privatización de la educación superior y, para el año 2007, 78 de cada 1000 venezolanos estaba inscrito en una institución de educación superior. Este último resultado es el más impactante.
Venezuela alcanzó una tasa bruta de matriculación en Educación Superior de 83%. Esta tasa la calcula la UNESCO tomando el número total de matriculados en educación superior, sin importar su edad, y se divide por el número de habitantes entre 18 y 22 años de edad. Este indicador coloca a nuestro país en el segundo lugar entre los países de América Latina y en el séptimo lugar en el mundo, por encima de países como Dinamarca y Noruega. Venezuela se encuentra por encima del promedio de América del Norte y Europa en matriculación, el cual es de 70%, y muy por encima del promedio de América Latina y el Caribe, el cual es de 29,61%.
Todos los venezolanos tenemos que sentirnos orgullosos de estos logros en materia de educación superior. Hoy como nunca podemos decir que estamos cerca de la universalización de la educación. Sabemos que falta mucho por hacer, reconocemos que hay deficiencias, entendemos que hay insatisfacciones y sabemos que hay contradicciones. Pero nada puede opacar los logros alcanzados. Y como dije al principio, estos no son el resultado de un milagro. Esos logros son el resultado del compromiso y la voluntad política, de la inversión en la educación pública, de la convicción en que la educación es para todos.
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