¡Por qué hay diferenciar la educación de la instrucción!

Al nacer un niño, hembra o varón, de inmediato comienza su educación, su madre le da su amor, lo cuida, lo alimenta, lo asea, le canturrea  y así prosigue la madre con su hijo, cuando cumple un año empieza a enseñarle a pronunciar algunas palabras, a señalarle algunos objetos, a decirle: no eso no se hace, cuando el niño toma entre sus manos alguna cosa delicada o peligrosa, y así lo va educando. Al llegar el niño a los dos años la madre empieza a enseñarle a respetar, a llamarle la atención cuando no hace caso de alguna indicación; por naturaleza la madre es la educadora por excelencia de un hijo. Como la educación de un pequeño niño viene del alma, viene del corazón, en primer lugar de la madre y ésto es conocido en todo el mundo, el Estado debe ocuparse de que esa educación sea de primera, por tanto, es su más sublime obligación  preparar a la madre para que de una forma científica enseñe a su niña o niño; también enseñarle a los padres a reaccionar pronta y celosamente cuando vea tal o cual incorrecto comportamiento en ese pequeño ser.

Una niña o niño que a corta edad haga algunas maldades con cosas, animales o personas, y no sea debidamente corregido, es muy probable que de grande sea  una persona malvada. Una niña o  niño que se acostumbre a despojar a otros niños de sus pertenencias, a no decir la verdad y/o a lastimar a sus compañeritos, cuando grande seguro será una persona tramposa, desleal, embustera, intrigante y maltratará físicamente a las demás personas; esto último lo hará con preferencia con sus propios familiares. El trato con los niños tiene que ser muy especial, ya que su desarrollo es fundamental para lograr en su adultez un buen ciudadano, es por ello que el modo de tratar con los niños debe estar bien estudiado y recomendado por algún especialista para que los padres imparta su educación basado en un método uniforme, un manual  previamente concebido para que sea aprendido por todas las madres y padres de manera que ellos sepan como dar al niño una buena educación, y en ese mismo manual estar indicado cómo actuar los padres ante alguna mala acción por parte del infante, que hacer para que el niño cambie esas malas tendencias y adonde acudir los padres para recibir un eficiente apoyo por algún especialista en la materia. 

La educación, la verdadera educación, solo se puede impartir hasta la edad de 12 años, de allí en adelante lo que se puede hacer es instruir al adolescente, al joven y al adulto. De los 12 años de edad en adelante es imposible que un ser humano asimile y practique otra enseñanza educativa; porque a esa edad ya  tiene muy arraigado sus sentimientos; y sustentados en ellos así va a actuar. Si los sentimientos inculcado en su niñez fueron sanos, ese ser humano será y actuará como un buen ciudadano, en cambio si esos sentimientos fueron insanos, por no recibir una apropiada, desvelada y continuada educación en su niñez, ese ser humano será y actuará como un mal ciudadano. En conclusión, sin una buena educación en los hogares y en la primera etapa escolar de los niños, es imposible contar en un futuro con una población que lleve dentro de su ser el verdadero aliento de avance. Y al existir en una nación una mayoría de personas mal educadas, el pueblo se irá pervirtiendo irremediablemente y entonces reinará la envidia, el resentimiento, la ignominia, todos esos males que vienen del espíritu; de un espíritu atormentado por la degradación. 

Lo que aquí se trata de definir es, que la educación sólo se puede suministrar y ser asimilada por el ser humano hasta los 12 años de edad, en cambio, la instrucción puede durar toda la vida y ser ella captada por la mente del infante, del joven, del adulto y también del anciano, no hay límite de edad para instruirse; pero ese límite si lo hay para educarse. El Estado tiene que  estar consciente de ello, él tiene que saber que es en la formación del niño donde está la clave de su futuro comportamiento y por eso basta ya de permitir se confunda la educación con la instrucción. El progreso y bienestar de la nación solo será posible si ésta está constituida por una mayoría de gente bien educada; buenos ciudadanos. Cada ser humano viene al mundo con su propio instinto y talento, pero su conciencia tiene que ser educada convenientemente, si no lo es, los atributos que posea aquel ser, en la adultez serán utilizados para realizar acciones que irán en perjuicio de sus semejantes siendo el daño mayor si aquellas personas fueron bien instruidas, puesto que aplicarán aquel saber, la instrucción,  para violar y burlarse de  las leyes.   

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José M. Ameliach N.


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