La nueva Ley de Educación recientemente promulgada salda una deuda que viene de muchos años atrás, el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, donde se encuentre estará viendo realizados sus sueños, y no es para menos, consecuencialmente el empeño puesto a través de los años de innumerables educadores y luchadores sociales se ha visto realizado en el texto de la recién aprobada Ley Orgánica de Educación.
Quienes de una u otra manera se han opuesto a cualquier modificación en materia educativa, han reincidido de nuevo, esta vez a partir de posturas no cónsonas con el devenir educativo, desvirtuando considerablemente a través de la mentira sistemática el verdadero y real texto, el cual recoge aspiraciones de docentes y de la sociedad toda, incluyendo por supuesto a padres, estudiantes, trabajadores y obreros, lo que le otorga universalidad y amplitud en su aplicación, cierto es, que hay necesidad a partir de este marco legal, del desarrollo de leyes específicas que recojan a su vez, el mandato de la Constitución y de la Ley.
En este orden de cosas y en razón a la conducta previsiva de factores de oposición en cuanto a lo que manifiestan al texto de la Ley, se hace necesario que las fuerzas que apoyan el proceso, tomen las acciones que ha bien tengan con la finalidad de abortar cualquier intento de desestabilización tomando como bandera la aplicación de la Ley de Educación , en tal sentido la movilización y puesta en guardia de los Consejos Comunales que hacen vida alrededor de las 92 Escuelas Distritales, debe ejercerse desde este momento, en primer lugar transmitirles las bondades de la Ley, la profundización de esta con respecto al papel de la comunidad educativa en defensa de los derechos consagrados y que les ofrecen facultades no como dice la oposición en el nombramiento de directivos de la escuela, pero sí, ejercer con fuerza la contraloría social y la vigilancia permanente en la educación de sus hijos, la marcha de la escolaridad, entre otras razones.-
La movilización propuesta debe ser concertada con todos los vecinos, los docentes conscientes que apoyan la ley, los trabajadores y los padres y representantes; la gente del PSUV y otras fuerzas políticas que apoyan el proceso revolucionario, un solo día sin clases, debe ser la consigna para contrarrestar cualquier intento dirigido a subvertir la normal enseñanza de niños y adolescentes. La organización revolucionaria debe dar respuesta contundente por vía del diálogo a quienes aún permanecen ignorantes del alcance de la ley y son alienados con mensajes subliminales y especulativos.
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