Después de mucha tensión ante las amenazas de sabotear el inicio del año escolar, todo marcha en calma y armonía en las instituciones escolares y con firme disposición de ampliar y profundizar la discusión y el conocimiento de la nueva Ley Orgánica de Educación (LOE). Esta Ley de Educación está claramente definida dentro de los parámetros constitucionales. Sus bondades pueden apreciarse, entre otras, al considerar la laicidad como una característica fundamentada en el respeto a todas las religiones que se practican en nuestro país. La contribución de los medios de comunicación favoreciendo la formación del ciudadano en valores de paz contra la violencia y el odio. El fomento de la solidaridad y el amor a la patria como una conducta de compromiso con los semejantes y la defensa de la nación venezolana. Todo esto, propiciando la igualdad en el derecho al estudio desde la Educación Básica hasta la Universitaria. Se trata de ir creando las condiciones formativas para educar a niños y jóvenes críticos, generadores de conocimientos y no solo receptores de informaciones. Pero igualmente, capaces de comprender lo diverso de nuestra cultura. Esas son las bases para la liberación y la transformación del país. En la medida que los nuevos hombres y mujeres se identifiquen con Venezuela, sentirán el deber de protegerla. Este propósito no está aislado de la búsqueda de la unión de los pueblos del sur. Venezuela está jugando un papel preponderante en la lucha por unir Suramerica.
Con la reunión del Consejo de Defensa de UNASUR se demostró, una vez más, que los países Suramericanos están dispuestos, (en su mayoría), a ser libres de toda atadura extranjera y neocolonialista. Todos los acuerdos suscritos en las cumbres y asambleas, incluyendo a las naciones del ALBA, tienen un gran espíritu de colaboración mutua inscrito en los objetivos de alcanzar el equilibrio del mundo para evitar el rompimiento de la paz y consolidar los logros obtenidos en este escaso espacio de tiempo que no supera los 4 años de creación de estos organismos de unidad económica y política. Se debe tomar en cuenta también, la manera en que Estados Unidos toma la iniciativa de dividir para debilitar el avance que en materia de unión del Sur vienen desarrollando las Repúblicas que decidieron construir su propio camino de desarrollo sin tutelaje alguno. A diferencia de Colombia que acordó instalar siete bases militares bajo el control del gobierno gringo y con inmunidad para los soldados del ejército de los Estados Unidos de América ante cualquier hecho irregular que comprometa la seguridad de la región suramericana. La preocupación se intensifica ante la actitud asumida por el gobierno de Álvaro Uribe, al negarse rotundamente a explicar y mostrar las pautas del acuerdo entre la gran potencia del mundo y ese país fronterizo con Venezuela, Brasil y Ecuador. Recordemos que Estados Unidos cuenta con 865 bases militares en más de 40 países del planeta y con las de Colombia sumarían 872. ¿Para qué son estos enclaves de guerra? ¿La guerra fría no terminó? ¿La Unión Soviética no desapareció? ¿Qué sentido tiene erigir más plataformas de guerra en este territorio del sur de América? La respuesta es obvia. Venezuela ha sido el ejemplo para América y el mundo de cómo conducir una revolución por la vía pacífica, sin que el poder mundial capitalista haya logrado derrotarla. Pero lo que más les preocupa a los yanquis, es la proyección de este gran fenómeno político y cultural que ya abraza a varios territorios y hoy es admirado por millones de personas. La amenaza que se cierne contra Venezuela es la de un país que ha sido capaz de lanzar dos bombas atómicas asesinando a miles de ciudadanos japoneses en el año de 1945 en Hiroshima y Nagasaki cuando ya casi había finalizado la II Guerra Mundial. Colombia está prácticamente al servicio del gobierno norteamericano, al igual que Israel en el medio Oriente donde asesinan a los palestinos, iraquíes, afganos. Por ello la educación es fundamental para la conciencia de libertad.
ORLANDO BALBAS obalbasvester@gmail.com