Definitivamente la universidad venezolana debe ser transformada, reconstruida y estremecida para enrumbarla hacia los verdaderos significados del tiempo y la vida de la nación. No puede ser que la contumacia sea la guía, el instrumento rector para manejar y administrar la universidad. El tiempo, esa sucesión de instantes, debe ser aprovechado para limpiar la universidad de tanto vicio, de tanta inercia y tanto negocio turbio que se hace dentro de su alma mater. Así, toda la comunidad universitaria, incluyendo obreros, obreras, rectores, vicerrectores, directores, administrativos y estudiantes, deben renovarse en el espíritu de la mente, caminando siempre en la rectitud y el cumplimiento del deber y la verdad.
Por ejemplo, si llegas a ser rector o director de una institución de educación universitaria, entonces debes asumir un verdadero compromiso de vida y eficiencia para que la universidad crezca y las corrientes del pensamiento fluyan cristalinos en los pasillos de la discusión y el debate. Autoridades que asuman sus responsabilidades de planificar el futuro de la patria y la universidad en base a los planes de desarrollo nacional y la aplicación y discusión de las leyes y reglamentos promulgados por las instituciones del estado. Es decir, autoridades comprometidas con el bienestar de la república; personas justas y rectas que toman decisiones de crecimiento, de fortalecimiento y expansión del espíritu de la verdad. Esa es realmente la exigencia, estar siempre dispuesto a contribuir con el crecimiento de la universidad y el ser humano, y no cargar la llama olímpica de la guarimba que casi siempre sale de las oficinas del rector para incendiar la constitución y las leyes de la República. Tristemente, desde la ULA, la Unet y la UCAT, sale la llama de la sinrazón que quema la esperanza.
Como profesor o profesora, se debe tener una mente aguda y penetrante para ser un auténtico asesor de la enseñanza. Ser el guardián permanente del periodo de crecimiento intelectual y espiritual de los estudiantes, recordando siempre que la educación es el canal por el cual fluye el río de la cultura y del conocimiento. Más que un ejemplo, debes procurar ser una inspiración para tus estudiantes e inculcarles el amor hacia el estudio. La enseñanza es la tarea de la vida que tenemos por delante para amanecer en los despertares de la vida plena.
Si eres estudiante, debes abrir el oído de la mente para que la misma no pueda ser distorsionada, torcida y volverse malvada por las maquinaciones de una voluntad humana perversa. Debes abrir muy bien los ojos que parezcan dos tizones prendidos, pero no para incendiar la Constitución, la democracia y el Estado, sino más bien para ir en la dirección correcta de los propósitos y objetivos acordados en la familia, en el proyecto de vida. No deben dejarse arrastrar por el odio de la ignorancia, deben mirarse en el espejo de los traidores, de los que huyen como cobardes y hoy pagan el precio más alto por su irrespeto a la dignidad del pueblo.
Finalmente, hay que estremecer la universidad porque el futuro significa avance, trabajo y esfuerzo. Y para ponerle un toque de alegría a ese estremecer, debemos aprender a regar el jardín de nuestro corazón y no sentir odio por nada ni por nadie.
Politólogo.
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