Venezuela es un país que lee muy poco, que tiene muy poca memoria y en general sus ciudadanos no piensan. Por eso Venezuela ha andado durante siglos como un pollo sin cabeza. En las escuelas no se enseña nada que valga la pena porque los maestros tienen una cultura que da grima; los liceos son todos una perdedera de tiempo con grandes cantidades de profesores vacuos, sin conciencia de patria, sin valores humanos. La estupidez que campea, que se impone, en las universidades públicas y privadas da pánico. No hay aquí cabeza ni para piojos. Se llega al horror de no tener alguien con talento con quien hablar, de qué hablar ni cómo hablar. En las universidades a casi nadie le interesa hablar de Bolívar, la inmensa mayoría de la gente que trabaja en el gobierno se fastidia con las brillantes clases del Presidente Chávez, porque por dentro están vacíos, muertos, desintegrados como seres humanos. Llenos de vanas apetencias. Claro, gritan, se ponen de pie y juran Patria, Socialismo o Muerte, pero sólo para cuidar un cargo. En realidad no les importa el destino de nada, y basta un toquecito que afecte sus intereses para que se declaren enfermizos enemigos del proceso. A veces uno siente asco al hablar, al pensar, al escribir. Ya no es ni siquiera arrechera sino un desgano que nos incapacita para la menor esperanza de lucha. Mejor sería que llegara una guerra frontal, y no seguir chapoteando en este barro infame. Es más decente, es más humana y limpia, una guerra frontal.
Me da una infinita tristeza ver el final de todos los hombres nobles que ha tenido esta tierra, que han acabado muertos locos, destrozados de dolor, suicidándose, porque nunca encontraron un alma que se apiadase de sus sueños de amor y de sus luchas por esta patria, que a fin de cuentas le ha resultado tan ingrata. En Venezuela, como decía Núñez de Cáceres, el que no está loco es porque no tiene juicio. Yo vivo pensando en estas cosas solitariamente porque aquí casi nadie escucha ni le interesa lo que importa ni lo que dice el presidente Chávez. Si hay quienes dicen que son socialista, uno se da cuenta que es por pura pose; no hacen nada socialistas en sus vidas, y ni les importa un carajo entender qué es socialismo ni hacen algo que se parezca ni por asomo a eso. Cómo se burlan muchos, por estúpidos, por malévolos y por brutos, de nuestro presidente. ¿A quién carajo se le ocurre crear 48 universidades nuevas donde no se les enseñe nada de historia de Venezuela, de filosofía, de pensamiento bolivariano? Es tan cierto que todo lo grandioso de nuestro Presidente acaba en puras pamplinas, en puros cuentos denigrantes de bandoleros, que la Misión Moral y Luces acabó en gerenciar galpones para guardar pupitres viejos. Ver campear la injusticia por todas partes es lo que más destroza, lo que más frustra, lo que más jode.
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