Esto ocurrió recientemente en la máxima casa de estudios de la región andina: el Consejo Universitario (CU) de la Universidad de los Andes aprobó, con el voto de casi toda la mayoría de los consejeros, que un representante de los obreros y empleados (ATO) participe permanentemente, con derecho a voz, en las sesiones del CU.
Esta decisión fue el resultado de una larga batalla que sostuvimos en la ULA, desde enero del año 2009 y que se vio cristalizada el mes pasado. Adicionalmente, se aprobó la presencia de un representante de los ATO en todos y cada uno de los consejos de facultades de la ULA. Fue ése un día glorioso para la clase trabajadora, no docente, de nuestra universidad.
De los veintitrés consejeros presentes en esa sesión, sólo tres decidieron oponerse a que un obrero o un empleado pudiera estar sentado en el Consejo Universitario de manera permanente. Se opusieron el Rector y dos representantes profesorales, con demostradas tendencias opositoras. Esto, obviamente, no es casual, pues no a todos interesa la democracia participativa, la representación de las minorías, la presencia de los más débiles ante los organismos de decisión.
Es de reconocer, eso sí, que todos los decanos presentes, absolutamente todos, votaron a favor de la propuesta hecha por quien les escribe. No obstantes, algunos decanos, unos pocos, prefirieron abandonar la sesión; obviamente que también estuvieron en contra de la propuesta. Con esta decisión, de nuevo la ULA da un paso adelante en dar cabida a la participación de los obreros y empleados en los organismos de cogobierno. Ya a finales del año pasado, con el impulso del Decano de la Facultad de Farmacia y Bioanàlisis, se había logrado incorporar un ATO al Consejo de esa Facultad. Queda una batalla más: acelerar el proceso de escogencia, por la vía electoral, de los ATO que representaran a sus compañeros de trabajo ante estas instancias de cogobierno universitario.
Desde luego, que este proceso de participación no es más que un abrebocas de lo que deberá ser la nueva ley especial para las universidades, donde debe quedar incluido la participación proporcional de obreros y empleados, con derecho a voz y voto, en los organismos de decisión de nuestras casas de estudios.
Debemos destacar la emoción que embarga a la clase trabajadora no docente de la ULA que ahora tendrá, permanentemente, un vocero en el CU y un vocero en los consejos de facultades, que no sólo velarán por los intereses de este débil sector de la tradicional estructura universitaria, sino que también contribuirán de manera inequívoca con la toma de decisiones, lo cual redundará en el desarrollo de esta casa de estudio y en la mejor preparación de los futuros profesionales que el país demanda.
Llamó la atención, eso sí, la intención de muchos miembros de la comunidad universitaria, incluyendo a algunos pocos ATO, que se opusieron de una manera u otra a que se corrigiera el histórico error de injusticia, contra los trabajadores no docentes al mantenerlos, hasta ese histórico día, excluidos de los organismos de decisión en la casa que vence las sombras.
Este es el principio del fin de una de las mayores injusticias cometidas en la ULA: la clase trabajadora universitaria no docente ya no será nunca más relegada a un segundo plano, ni considerada como seres de tercera. Debe reconocerse que hasta la presente se han desaprovechado, de este importante sector de la comunidad universitaria, sus aportes, sus ideas, que seguro estamos bien pueden contribuir con el desarrollo de la institución. La LOE y la ley especial para el sector universitario, reforzarán, indiscutiblemente, la importancia de la participación de los ATO; inyectando sangre nueva y provocando revolucionarios reacomodos dentro de la compleja y ya añejada estructura universitaria.
Como universidad autónoma, como universidad con una mayoría de edad bicentenaria, el ejemplo de lo ocurrido en la ULA debe ser seguido por las demás universidades autónomas. Por supuesto, que también debe ser extensivo a todas las demás instituciones universitarias del país, independiente de su condición.
Para muchos este triunfo representa buenos tiempos por venir para el sector universitario, para otros pocos, definitivamente la pérdida del poder.
(*) Profesor Titular ULA. Delegado MPPEU-ULA
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