División internacional del trabajo

En estos días finales del año 2.011 bien valdría la pena estudiar y reflexionar a cerca de una característica intrínseca al capitalismo como es la división internacional del trabajo, método de explotación y expoliación que si bien es cierto no es muy nuevo, porque surge como consecuencia del colonialismo de finales del siglo XV y comienzo del XVI, ha perfeccionado tanto su funcionamiento que en buena medida es el sostén de la fase capitalista que Lenin denominó imperialismo.

La división internacional del trabajo no es más que el mecanismo por el cual un buen grupo de países, de los llamados subdesarrollados, se han especializado en ser meros almacenes e importadores de materia prima y a lo sumo de productos semielaborados, mientras otros, los desarrollados, son los grandes centros industrializados dónde se le otorga valor agregado a lo que circulará “globalmente” como producto final.

No se puede hacer un análisis serio, consecuente y revolucionario del funcionamiento actual del sistema imperialista, de sus operadores y de los gobiernos que lo gestionan, sin detenerse a conocer este perverso modo de funcionamiento del capital que sojuzga a los pueblos.

Por ejemplo, podemos resaltar que la división internacional del trabajo tiene un claro reflejo en la geopolítica mundial verificable, sin lugar a dudas, al observar el desarrollo económico, tecnológico, militar y social (con sus notables matices) del norte en contraste con el poco nivel de desarrollo de los países “reservorios” ubicados, casi en su totalidad, al sur del planeta.

Esta realidad, atribuida históricamente por la burguesía a designios divinos y más recientemente a enredadas teorías pseudocientíficas que le den base a las argumentaciones reproductoras de la dominación norte-sur, hace coincidir a los grandes centros de producción industrial (norte) con los centros de poder económico, militar y político del mundo, verificando la teoría materialista histórica sobre la primacía de la producción y del como se produce en todo lo que concierne al hecho social-humano; es una realidad que la sabiduría popular conoce, precisamente por palpable, desde hace mucho: no es importando materia prima como se desarrolla un país.

Este abreboca sobre un tema de mucha profundidad socio-política, y de plena actualidad, pretende llamar la atención sobre la necesidad de profundizar en el mismo para fortalecer la creciente conciencia antiimperialista del pueblo venezolano y latinoamericano en general, porque en esa forma de expoliación típica del modo capitalista que es la división internacional del trabajo esta la clave para comprender la génesis de cómo y dónde obtienen los recursos las potencias a través de las transnacionales que le dan vida al sistema imperialista y para comprender que la riqueza del norte esta en proporción inversa a la pobreza del sur ya que históricamente esa riqueza es producto del robo de nuestros recursos; de la misma manera que el capital germina a partir de otro robo a menor escala: el robo de nuestra fuerza de trabajo.

2.011 fue sin lugar a dudas un año de importante avances para el movimiento antiimperialista internacional pero también de duros golpes asestados por el mounstruo imperialista, Libia sirve de doloroso ejemplo; por eso, en esta importante hora de independencia y autodeterminación en Venezuela creo importante proponer al debate colectivo este tema que además nos nutrirá de mucha más conciencia para afrontar con espíritu decidido las coyunturas planteadas para el nuevo año, especialmente la relacionada a una nueva victoria popular en Octubre de 2.012.

¡Feliz año nuevo!

Militante del PCV

edgarml79@gmail.com

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Edgar Meléndez*


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