Hacia la India se envía diariamente desde Venezuela 400 mil barriles de petróleo. Desde la India se están incorporando anualmente a sus autopistas un millón de vehículos y construyen el Cuadrilátero de Oro, la súper autopista más grande del planeta, 5.678 kilómetros de longitud.
Gazpron de Rusia construyen una refinería en el estado Falcón (Venezuela) donde ya existe el CRP (Complejo Refinador Paraguana) ya de por sí el más grande del mundo. Y toda esa petrodiplomacia, petrointegración ha enlazado a Sudamérica y El Caribe, gracias al pedido de Venezuela.
Y ahora el Sucre, (Sistema unitario de compensación de pagos) el cual entró en vigencia desde su primer acuerdo marco el 16 de abril de 2009. Pues había que hacer algo para enfrentar la depreciación del dólar y su dependencia estructural, fortalecer los vínculos que liberaran y fortalecieran las cuentas entre monedas regionales.
Estas medidas cambiarias impulsan el ahorro, emitir lo justo sin inundaciones de burbujas financieras, para una mejor estabilidad, mesura y gradualidad, sólo esto nos inscribe en una nueva responsabilidad económica de intercambio comercial en las futuras demandas financieras regionales.
El Sucre trajo ahorros en los costos y en la reducción de riesgos ha permitido atraer actores que usualmente no se atrevían a invertir a crear con sus productos nuevos mercados. Esta es la marcación del nuevo comercio interregional.
Desde estas propuestas se combaten desigualdades que anteriormente sumían a millones de pobladores en la pobreza, miseria para estudiar, comer, vestirse y crecer. Ahora el intercambio es elegible, se financian proyectos de producción en diversos ordenes, se genera oferta exportable, intercambio más desarrollo ambiental acompañado de lo económico.
Se ha colocado la defensa de la oferta petrolera al servicio de una nueva región: Sudamérica y El Caribe, no somos otros, pero esta vez juntos podemos avanzar, crecer y fortalecernos aún más.
Para: www.aporrea.org
Noviembre 13 de 2013