Los auténticos grandes perdedores de la baja petrolera

De un país que exporte importantes cantidades de petróleo es de esperarse que la baja de su precio afecte el Presupuesto Nacional en sus componentes contables: activos y pasivos, ingresos y sus correspondientes egresos, en sus programas sociales de servicios e inversiones productivas.

Pero, en ese caso no podemos hablar de pérdidas; todo lo contrario, petróleo que no se exporte es petróleo que conserva nuestras riquezas. Aquí vamos a hacer una digresión muy pertinente: Las reservas petroleras, muy cacareadas y hasta vendidas al mundo informático a fin de garantizar contratos a futuro, parecieran no servir sino para su exportación y por consiguiente deberíamos-supuestamente-venderlas cuanto antes mejor como si se tratara de un bien perecedero.

EEUU usó la energía atómica para inducir pobreza en el valor del petróleo. Resulta que la abundantísima energía atómica podría usarse para muchas aplicaciones, pero, no podrá competir jamás como energético industrial por su alto costo de obtención y por el innegable riesgo que involucra su elaboración. Hasta ahora fue usada esa imposible aplicación para abaratar más y fomentar la venta exagerada de un recurso natural, barato en sí mismo cuando no se toma en cuenta como costo intrínseco el daño ecológico que acompaña su extracción. La energía atómica puede usarse en los viajes espaciales, pero esta aplicación no tiene nada de industriosidad en materia de bienes de consumo diario.

En cambio, para los intermediarios de las exportaciones e importaciones petroleras, para los mismos que fijan el precio y hasta lo inducen a la baja conveniente para los importadores finales con mayor poder económico, repetimos, es claro que para tales intermediarios las rebajas en el precios les merma su capital de compra y en consecuencia sus ganancias absolutas, ya que mientras los demás empresarios, fabricantes e intermediarios varios, esconden sus verdaderos costes de fabricación y venta, estos intermediarios petroleros son los primeros en divulgar el precio en cuestión con lo cual mal pueden falsearlos a la hora de revender lo que hayan comprado a bajos precios. Sin embargo los consumidores finales cargarán a sus costes precios inflados que servirían de marcadores para nuevos y superiores precios del energético y otro commodities. Quienes hayan comprado barato podrán fijar nuevos y levados precios y así todos los intermediarios se la pasan de bajas en alzas y viceversa. Las fulanas crisis hallan en estos altibajos la fuente y causa de ellas mismas que operan, así, con una suerte de motor propio, al punto de que la Teoría Económica burguesa recoge tales crisis como algo connatural de la economía.

Estas pérdidas sufridas por el intermediario petrolero las han calculado y asimilado a costes derivados del dumping aplicado mientras alcanzarían derrocamientos de países rebeldes; caso Venezuela. Por supuesto, esto nos obliga a buscar ingresos sustitutivos del valor que nos deja de ingresar con esta baja del precio petrolero, y nos ayuda a reforzar nuestra política dirigida a una sostenida minimización de nuestra dependencia de un recurso de exportación que, por el contario, necesitamos para nuestro propio consumo cuando seamos más industrializados y para venderlo a bajos precios a los países hermanados en esta lucha revolucionaria continental y mundial.

10/12/2015 10:58:59 p.m



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Manuel C. Martínez


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