Tres noticias nos servirán para ilustrar el extravío económico del gobierno. Veamos. 

Primera noticia: En enero de 2009, el precio del petróleo se ubicaba en 40 dólares por barril, luego de haber tenido un valor superior a 135 dólares por barril en julio de 2008. Chávez dice "pónganme el petróleo a cero y Venezuela no entrará en crisis”. 

Segunda noticia: El Presidente Maduro dice que así se desplome el petróleo a cero, a Venezuela no la va a detener nadie. “Vamos bien encaminados para estabilizar el precio del crudo", sentenció. 

Tercera noticia: Alfredo Serrano Mancilla, asesor presidencial, escribe que "en economía no se puede obviar esto. Precio Petróleo Venezuela, año 2014: 88 USD; año 2015: 44 USD; año 2016: 32 USD”.

Una pregunta surge al contrastar estas declaraciones: ¿por qué Chávez resolvió la situación y este gobierno se enredó?

La respuesta hay que buscarla en una mala comprensión de la economía revolucionaria, de la política revolucionaria. Aquí cabe recordar a aquel embajador gringo cuando decía, en el mejor estilo capitalista, que había que fijarse “en lo que Chávez hace y no en lo que Chávez dice”; separaba así la práctica de la espiritualidad. Al final Chávez resistió el golpe de abril, el sabotaje petrolero y la caída de los precios petroleros. El sortilegio le funcionó.

Pero por qué al Presidente Maduro, repitiendo lo mismo que Chávez, “el petróleo puede llegar a cero a Venezuela no la detiene nadie”, o aquella frase más comentada de que "Dios proveerá”, se le enredó el papagayo. 

La economía revolucionaria, la Revolución, no es sólo, ni siquiera fundamentalmente, un asunto material, es ante todo un propósito espiritual; no es una empresa simplemente proveedora, es una obra para dotar a la sociedad de razones sagradas. He allí el principal error del gobierno. La Revolución es ante todo un proceso consciente dijo un clásico; el Che decía que no era un simple asunto de distribución, y Rosa Luxemburgo, en algún lado escribió que no era un problema de cuchillo y tenedor; Fidel alerta: "crear riqueza con la conciencia y no conciencia con la riqueza".

Chávez resiste porque entendió la clave de la Revolución, le dio a la masa humilde razones sagradas por las cuales luchar, le elevó la autoestima a los desposeídos, revivió los lazos de esa masa desposeída con el Paso de los Andes y la liberación de medio continente, los hizo soldados, los convirtió en centauros capaces, como dijo Fidel, de resistirlo todo.

En contraste, el Presidente Maduro repite las palabras de Chávez, pero el sortilegio no le funciona porque despoja a la masa humilde de razones sagradas por las cuales luchar, de un enemigo identificable, y le eleva de manera brutal la conciencia egoísta. La alianza con la burguesía, el “dakazo”, aquel grito de guerra de "vacíen los anaqueles" nos está saliendo carísimo, esos errores, esa conducta, esa ideología fragmentó a la masa, le dio las razones del bien individual, la lanzó a los brazos del capitalismo, allí las reglas son otras y los resultados están a la vista: “bachaqueo", acaparamiento, robo de dólares. 

Serrano Mancilla, asesor presidencial, destaca la caída de los precios del petróleo y allí sugiere que está la causa principal del enredo económico. No toca la espiritualidad. 

De todo esto se desprende que el gobierno, desesperado, busca la solución en el abastecimiento descuidando la conciencia, la espiritualidad. Por supuesto, no hay que ser adivino para vaticinar el fracaso, por ese camino nunca habrá masa humilde capaz de hacer Revolución; al contrario, será su verdugo, y regresaremos al capitalismo ya de manera definitiva.