"Quien sea dueño del petróleo será dueño del mundo".
Berenger (ex-comisionado del petróleo francés).
En cualquier sitio, donde se desata una discusión sobre la grave situación del país–el menú del día– y alguien toca el tema relacionado con el precio de la gasolina, logra conseguir, lo que nadie ha podido: unir a opositores, y defensores del gobierno. La razón es muy sencilla: todavía no he visto a nadie, vender prácticamente regalando que haya prosperado, y menos un producto de consumo diario, tan apetecible por los contrabandistas, como es la gasolina producida por el estado venezolano ¿Quién puede entender, que una gandola de gasolina de 38 mil litros, se venda por 38 mil bs? ¿Qué producto se puede comprar por esa insignificante cantidad? Una locura comercial; una ganga sin ningún precedente en ninguna parte del mundo.
Para entender esta disparidad comercial, en medio de la asfixiante situación económica del país, no se necesita ser un experto petrolero, un summa cum laude en economía. Solamente, tener un poquito de amor por la patria, y no salir a pegar gritos, como lo acaban de hacer el señor Rafael Ramírez, y Javier Antonio Vivas Santana, quienes dejaron la sensación de haberse comunicado para emitir las descabelladas opiniones, uno, con una cadena vía Twitter; el otro, a través de esta página –APORREA– como de costumbre lo viene haciendo.
El punto de partida, y coincidencia entre estos dos sobresalientes opositores, es comparar el gobierno de Carlos Andrés Pérez, y el dirigido por Nicolás Maduro, tomando como referencia el anunciado precio de la gasolina, precisamente, cuando el Presidente, lo asoma, como una alternativa para buscar desahogar nuestra economía, y detener la fuga escandalosa de divisas, a través del contrabando de este producto tan vital para el país. Esa manera de cotejar dos gobiernos, de tiempos muy separados por medio de un aumento, no tiene ni pié, ni cabeza; el gobierno de Pérez, se entregó en cuerpo, y alma al imperialismo estadounidense; el de Nicolás Maduro, está asediado por los cuatro costados, y presionado por el dólar paralelo, el causante de una inflación por demás inmoral.
Lo único aceptable entre estos dos recalcitrantes analistas, es lógicamente la opinión del señor Santanas, en cuanto a las medidas que debe tomar el gobierno, para contrarrestar las consecuencias que van a desatar los enemigos del gobierno, apenas entren en vigencia los nuevos precios, porque todo el mundo sabe: cualquier acción del Maduro, en beneficio del pueblo, rápidamente lo convierten en polvo. Del lado de Rafael Ramírez, el nuevo –Míster Danger"– no podemos esperar nada nuevo, después del rosario de todos los domingos; ahora, desde su confortable escondite, lanza esa seguidilla de "twitter" tan desesperado, que ni siguiera se detuvo a pensar unos segundos: vender el litro de gasolina a un bolívar, es como vaciar la gandola en la calle; sin embargo, pretende escandalizar, como la gallina con el eterno cacarear, después que pone un huevo.
Total, para tener la razón al opinar, solamente se necesita un poquito de cordura, y no lanzarse por calle del medio, gritando desbocado creyéndose el dueño de la verdad. Por ese despeñadero se han ido muchos ¡Por porfiados! Esto me recuerda a un comerciante de Acarigua: Germán Sánchez, quien fue dueño de un abasto, llegando a competir con los supermercados de la época: CADA, y Supermercado Victoria; el amigo, siempre repetía, cuando alguien le hacía referencia por el precio de las caraotas, porque las consideraban caras, y este con la habilidad de un vendedor de ¡este momento! les respondía: ¡usted, como que quiere que me coma el tigre! y se marchaba a sentarse en un huacal a escoger los tomates para que no se le pudrieran. Este es el deseo de estos desaforados críticos; lo único que anhelan es sacar al gobierno, para entregarle el país, a "mister" Trump, y sus secuaces para que hagan y deshagan lo que les dé la gana.
