«Si no se humaniza el modelo económico, terminaremos devorándonos unos a otros».
(José Tejada Maury)
Para algunos autores referirse al petróleo, carbón y al gas natural motor del desarrollo como una economía fósil, están malinterpretando cómo es el proceso de producción y cómo han sido las relaciones de intercambios, pues en el período Mesozoico no había modos de producción ni relaciones de intercambio, de allí que no podemos hacer referencia a economía fósil.
La Revolución Industrial
La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el proceso de transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino de Gran Bretaña, que se extendió unas décadas después a gran parte de Europa occidental y América Anglosajona, y que concluyó entre 1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el Neolítico, que vio el paso desde una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.
La Revolución Industrial marca un punto de inflexión en la historia, modificando e influenciando todos los aspectos de la vida cotidiana de una u otra manera. La producción tanto agrícola como de la naciente industria se multiplicó a la vez que disminuía el tiempo de producción. A partir de 1800 la riqueza y la renta per cápita se multiplicó como no lo había hecho nunca en la historia, pues hasta entonces el PIB per cápita se había mantenido prácticamente estancado durante siglos. En palabras del premio Nobel Robert Lucas:
«...por primera vez en la historia, el nivel de vida de las masas y la gente común experimentó un crecimiento sostenido (…). Nada remotamente parecido a este comportamiento económico es señalado por los economistas clásicos, ni siquiera como una posibilidad teórica...».
A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de una mano de obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal, siendo estos sustituidos por maquinaria para la fabricación industrial y para el transporte de mercancías y pasajeros. Esta transición se inició hacia finales del siglo XVIII en la industria textil, así como en lo relacionado con la extracción y utilización de carbón. La expansión del comercio fue posible gracias al desarrollo de las comunicaciones, con la construcción de vías férreas, canales, y carreteras.
El paso de una economía fundamentalmente agrícola a una economía industrial influyó sobremanera en la población, que experimentó un rápido crecimiento sobre todo en el ámbito urbano. La introducción de la máquina de vapor de James Watt (patentada en 1769) en las distintas industrias, fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues su uso significó un aumento espectacular de la capacidad de producción. Más tarde, el desarrollo de los barcos y de los ferrocarriles a vapor, así como el desarrollo en la segunda mitad del XIX del motor de combustión interna y la energía eléctrica, supusieron un progreso tecnológico sin precedentes. Es decir, sólo hace aproximadamente tres siglos desde la primera revolución industrial, no existen coincidencias con la época mesozoica para hacer referencia a economía fósil.
Qué es y qué no es un fósil
Es importante que nos preguntemos: ¿por qué nadie jamás se detuvo a analizar que si el petróleo es un líquido y no una piedra, entonces no es un fósil? Esto es así de sencillo.
En medio de las rocas sedimentarias se suelen encontrar fósiles, los cuales son restos de vegetales y animales que vivían en lugares donde se verificó la sedimentación, en donde quedaron envueltos o rodeados por los materiales depositados. De estos restos unos se convirtieron en piedra, por un proceso de sustitución de células orgánicas por partículas minerales y otros fósiles consistentes, simplemente en impresiones dejadas en las capas sedimentarias como las huellas de las hojas, y de los animales que pasaron por ahí cuando el piso era blando.
Aunque la palabra fósil es general para toda clase de huella orgánica encontrada en los estados geológicos, propiamente se reserva tal nombre para designar a los seres orgánicos de aquellas épocas remotas transformadas en piedra.
El petróleo, cuyo nombre de origen latino, significa aceite de piedra, es una mezcla de hidrocarburos; es decir, de compuestos de carbono e hidrógeno exclusivamente, que existen en el subsuelo en distintos lugares de la Tierra.
El petróleo tiene una apariencia de líquido oscuro, muy espeso y de olor variable, según el lugar donde se encuentra.
Por consiguiente, el petróleo no es una piedra, sino un líquido y no se puede considerar como fósil, de los combustibles sólo hasta ahora se puede considerar como fósil al carbón mineral por estar petrificado. Tanto el petróleo como los hidrocarburos líquidos son resultado de un proceso bacteriano, tal como lo demostró el sabio Francés Jean Laigret, el cual logró producir en frasco de a litro 2 centímetros cúbicos de petróleo por día a partir de la bacteria Bacillus perfringens y también demostró que el metano y varios hidrocarburos líquidos se han formado con intervención de la bacteria Bacillus perfringens.
Por lo escrito y explicado anteriormente, debemos entrar a considerar que el petróleo no es un combustible fósil, que estamos frente a un error al haberlo clasificado como tal, que por el contrario se trata de un combustible biológico y se puede fabricar en laboratorios tal como lo demostró Jean Laigret.
Todas estas mentiras nos muestran claramente la necesidad urgente del Gobierno norteamericano de dejar de depender del petróleo de Medio Oriente, distorsionando el conocimiento a nivel de academias y efectuando ataques a través de los medios de información, buscando la solidaridad de la opinión mundial, manipulando tratados como el Protocolo de Montreal, Protocolo de Kyoto Panel Internacional de Cambios Climáticos (IPCC).
Pero algo de ingenuidad han tenido quienes vaticinan una falsa crisis energética por agotamiento petrolero, y es que sabiendo que es un combustible natural, ecológico, este se presta para hacer un repoblamiento y producirlo y no temer por una escasez o agotamiento futuro, es decir: el petróleo se puede sembrar y reproducirlo.
Jean Laigret, quien obtenía hasta 300 centímetros cúbicos de petróleo y gas metano por cada tonelada de desperdicios de cocina (carne), fue el que demostró que la fermentación de ácidos grasos produce petróleo. Si el petróleo, el gas natural (metano) y los biocombustibles son naturales, ¿dónde están las afectaciones ambientales y humanas?
Podemos alcanzar a comprender que efectivamente siendo el petróleo y el gas natural hidrocarburos (compuestos de carbono e hidrógeno), son biológicos ya que contienen parte de los elementos biogenésicos (originan la vida); sin embargo, no existe una ética en materia de literatura al respecto, pues el problema no está tanto en la quema de dichos combustibles, sino en la exploración y explotación, excluyendo al carbón que si es mineral se encuentra petrificado y por lo tanto sí es un combustible fósil.
Por consiguiente, existe una depredación ambiental en la exploración y explotación de éstos recursos y además su quema contribuye a la contaminación ambiental no sólo por los contenidos en azufre sino también debido a los aditivos químicos que se le agregan, los cuales contienen plomo que es un elemento perjudicial para las salud de los seres vivos, además de incluir las partículas de carbón que expelen a la atmósfera, razón por lo cual son altamente contaminantes, lo cual ha llevado necesariamente a que el actual modelo económico a pesar de ser aparentemente sostenido, irónicamente se ha vuelto insustentable ya que irremediablemente conlleva a la depredación y terminará acabando la misma vida. Lo mismo sucede con el etanol, que ha sido una estrategia para afectar la producción de alimentos, el cual al quemarse también produce gas carbónico y si el mecanismo de combustión del vehículo está mal calibrado también produce monóxido de carbono al igual que el biodiésel y, para el caso de Colombia, los vehículos con diésel son los que más contaminan a la atmósfera ya que van llenando de hollín las calles, carreteras, árboles, personas y a otros seres vivos de la flora y la fauna.
Solución
Si reflexionáramos con respecto a las estrategias y formas como ha sido la lucha por el petróleo podríamos endilgarle la siguiente frase: ¡muerte que genera la muerte! Este es el motivo, causa o razón por la cual los investigadores hemos venido trabajando en encontrar soluciones que sean verdaderamente compatibles y amigables con el medio ambiente y es la razón por la cual he venido proponiendo el Sistema Alternativo de Generación eléctrica por Autoinducción y Cogeneración Simultánea (SAGEAYCOS), del cual se hizo alusión en el artículo titulado el mito del calentamiento global, publicado en WSI con fecha mayo 2 de 2018.La única forma en que podemos detener la depredación ambiental para no utilizar más carbón, gas natural o el petróleo es ofrecerles a la Comunidad Europea y a los países asiáticos las alternativas para sustituirlos , cada país debe ser autosuficiente en materia de generación eléctrica para todo y para todos. SAGEAYCOS se presenta como una solución.
Bibliografía
Tejada Maury, José de Jesús. El mito del calentamiento global, WSI Magazine.
Tejada Maury, José de Jesús. Yerros de Ciencia. ISBN: 978-958443165-3.La Cívica impresores Ltda. Barranquilla, Colombia. 2008.
Tejada Maury, José de Jesús. Sistema alternativo de Generación Eléctrica por Autoinducción y Cogeneración Simultánea (SAGEAYCOS). ISBN 978-958-48-06147. Barranquilla, Colombia. Litografía Vargas, 17 de febrero, 2017.
jotema044@gmail.com