Un país con petróleo y sin ingresos por renta petrolera

"Voceros de los pitiyanquis, sobre todo los expertos economistas, pónganme el precio del petróleo a cero y Venezuela no entra en crisis, pónganmelo a cero" Hugo Chávez, Enero de 2009

A estas alturas del partido es más que evidente que esa tesis que el difunto Chávez propuso en su momento, falló. Convirtiéndose además en una paradoja, primero porque no hizo falta que los precios del petróleo llegaran a cero para incentivar la catástrofe actual, y segundo no fue necesaria una pandemia de talla mundial para limitar la producción y la exportación del rubro.

La situación actual del COVID-19 y las dificultades globales que ha traído, solo ha acentuado lo que ya se veía venir en el país, la renta petrolera no sería eterna. La ineptitud en el manejo del tema petrolero y de los recursos en aquellos momentos de abundancia, están pasando factura, desencadenando el deficiente margen de maniobra financiera del gobierno en la actualidad.

El resultado de la destrucción de PDVSA que llegó a ser la segunda empresa más grande del mundo en el ramo petrolero, solo detrás de Aramco de origen saudí, es la destrucción del tan mencionado modelo rentista y parasitario que tanto recalcó Uslar Pietri. El gobierno actual, a pesar de haber recibido la bonanza petrolera más grande de la historia entre los años 2008 y 2012 jamás reconoció la vulnerabilidad del país, lo improductivo que hemos sido, no reparando en los defectos y debilidades de los proyectos simplistas y cortoplacistas que se ejecutaron, a manos llenas de petrodólares se ufanaban sobre el hecho de poseer las reservas probadas de petróleo más grandes del mundo, desvirtuando el hecho de ahorrar para los tiempos de vacas flacas, cuyo período llegó.

Ahora bien, el reto para la revolución en estos momentos es realmente alto, ante la contracción de los ingresos externos por renta petrolera, la carencia de ahorros, el aislamiento de los mercados de capitales que también han sido afectados por la pandemia, además de las diversas sanciones por parte del tesoro nacional de los Estados Unidos y otros organismos internacionales, ponen en un aparente jaque mate al madurismo. Es una encrucijada que a mi parecer conducirá o debe conducir en el corto plazo por dos caminos posibles, uno pasaría por el restablecimiento de una economía mixta, dando mayor terreno a la inversión privada, incluyendo la devolución de empresas expropiadas e improductivas, que actualmente están en manos del estado, y generar los mecanismos de confianza necesarios para que las posibilidades de inversión aumenten, también crezca la diversificación, la productividad y el abastecimiento, en todo caso el efecto esperado de esta estrategia sería oxigenar la economía y sin querer, al propio gobierno ante el actual desconcierto.

El segundo camino posible, y que no nos debería sorprender es el de continuar con el mismo circulo vicioso, del estatismo y el financiamiento interno generador de inflación para obedecer planes de bonificaciones al pueblo, y gastos del propio gobierno, el recrudecimiento hacia los inversionistas privados, y por ultimo dejar que la economía tome su propio rumbo, como hasta ahora ha sucedido, sin un plan central de orientación económica que resuelva los problemas de los venezolanos. En este segundo camino se esperarían los mismos mecanismos de ingresos de divisas como hasta ahora, por diversas fuentes de origen legal e ilegal, entre estas las remesas de los emigrantes venezolanos, en menor medida exportaciones de productos, como cacao, cangrejos, ron y camarones, por otra parte el contrabando, narcotráfico y en una gran proporción la explotación legal e ilegal del oro.

En ambos casos los ingresos no petroleros serán protagonistas, uno determinado como alternativa viable que procure una recuperación económica más acelerada, generadora de empleos y de producción, y la segunda obviamente incierta que quizás logre financiar algunas burbujas de actividad interna y logre mostrar un parcializado nivel de recuperación económica.

En ese contexto seremos un país con petróleo y sin ingresos por renta petrolera, en el corto plazo, pasada la pandemia debe prevalecer la reinvención que ha venido experimentando el pensamiento del venezolano, ya no hay renta petrolera que esperar, el estado está raspando la olla, y lo que se requiere es la búsqueda de nuevas formas de subsistencia, entre ellos el emprendimiento y la innovación que procure el desarrollo y el bienestar, la generación de empleos y como consecuencia una mejor calidad de vida.



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Jiferson Santiago

Contador Público con Maestría en Finanzas. Docente Universitario y Asesor financiero

 jifersonsantiago@gmail.com

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