El petróleo nos atrapó

Nunca el petróleo tuvo tanto crecimiento como el que vive hoy. Su uso desde la extracción, proceso, diversificación y demanda no han cesado en el corto tiempo de un siglo.

Pero el alto nivel de extracción de petróleo unido a la tasa de crecimiento de la población desfigura las oportunidades de ambos los cuales se reproducen sin control. Y es que desde principios del siglo veinte hasta nuestros días nunca ha existido la posibilidad que ambos —petróleo vs población— piensen una posibilidad de estabilidad armonizada, ambos en pujanza se impusieron desde un siglo atrás sin pensarlo. Juntos contaminaron sus sueños. Por eso toda la panorámica económica en las naciones productoras está fuertemente inclinada hacia los beneficios fáciles para el sector petrolero. Este nos ha hundido, pero en esta hora es el único que puede salvarnos.

Significa que seguimos dentro de esquemas olvidados, sesgados ante las posibilidades que los hijos del petróleo de esta sociedad monoproductora pueda irse por una tendencia hacia la variada proyección industrial y agropecuaria la cual se encuentra varada en medio de las escaladas en el aumento del precio del petróleo.

Nunca los alrededores de la humanidad pudieron estar tan cerca de un manejo tan sólido como el de la riqueza tras la comercialización del petróleo el cual pudieron haber tocado. No obstante, y en medio de la opulencia las tendencias siguen manifestándose en las preocupaciones de un negocio el cual no alcanza a levantar una idea que consiga advertir en primer término a las naciones productoras de no seguir desviando las esperanzas de tantos países los cuales esperan de nosotros para sugerir un mejor desarrollo sin seguir llegando tarde.

Esta portentosa industrialización del petróleo hoy sigue siendo el factor más importante en cualquier economía, no hay que repetir que unos tienen y otros no, esa fuerte entrada no vendrá de un más allá, todos siguen en manos de sus transacciones y de su comercio con el exterior.

Pero uno de estos días las transnacionales del petróleo volverán a percatarse que no habiendo logrado nada entonces pondrán de moda su acostumbrado chantaje en el cual depositarán sus decisiones para que sus finanzas no intenten escaparse de sus manos.

Por si ese paisaje macroeconómico no estuviera presente como su sólido espacio entonces sus productos industriales harán la noble tarea los cuales no de ver reflejado su crecimiento en los sistemas digitales de sus comercios.

Quienes enseñaron que los productos del petróleo tenían que ser comprados y malgastados sin ningún efecto que no sea el de triunfar y poner a ganar sus dineros. Crearon las causas de sus intereses y las reforzaron con sus actividades las cuales llenaron la base triangular de sus exageradas ganancias.

Pero este inicio aún no ha terminado, aún crece, se expande y compromete aún más el abuso tras la explotación petrolera y su miserable comercialización con grandes números de muertos como lo vivido y sin señales de acabarse en Libia, Siria, Irak, Palestina, Líbano, Yemen, donde todo ha sido por petróleo.

Quienes han controlado sus precios, rutas y mercados generaron un factor de guerras y mayor dependencia con sus grandes monopolios fuertemente armados, no hay remedio en los países industrializados. Además de esto modificaron la tradicional economía para siempre basarla en la exportación de productos que jamás independizaron a sus sociedades atrapadas en su futuro.

Y en medio de este escenario descrito está Venezuela la cual provino de ese mundo, pero igual pasó con México, Brasil y Argentina, pues quien tenga petróleo estará en serios problemas.

Para algunas naciones petroleras que han tratado de ser productores agrícolas no les será fácil, pues ese rasgo el cual pretenden imponer como dominante en su economía no pasa de ser una simple quimera. En el caso venezolano se exportó más del 90 % de su producción petrolera. Por eso, ese carácter dominante, colectivo de querer un nuevo negocio supera al valor del conjunto de sus exportaciones. Por eso en Venezuela siempre ha existido el desabastecimiento de sus principales productos comestibles, pero más no de sus bienes de uso o de otras áreas de su consumo.

Esa Venezuela del inicio del negocio petrolero se caracterizó por dedicar a la agricultura menos del 13% siendo la totalidad de sus tierras cultivables. Nunca se pasaron por el ejemplo de China que con nueve millones de kilómetros cuadrados que conforman su territorio el 56% de su superficie está cultivado. En Venezuela el 86% de sus tierras quedaron bajo propiedad privada. De modo que esa estructura se tradujo en una escasa productividad.

Por esa razón y otras más la explotación del petróleo encontró en la importación un caldo de cultivo inapropiado el cual se hizo apropiado con la instauración de los campos petroleros. La industria petrolera tuvo un efecto multiplicador sobre el resto de la economía amarrando a las masas rurales en la improductividad del campo. Fue imposible producir en medio de tanta importación, así no se podría competir.

Esa indiscutible presencia del fenómeno energético en la vida diaria del venezolano afectó de manera directa todo su natural quehacer el cual se perdió inmisericordemente. Las actividades de los sectores industria, comercio, transporte, comunicación, servicios básicos y doméstico llegaron a ser impensables sin el consumo de energía y sin el control del petróleo; es lamentable pero la sobrevivencia de nuestra sociedad no podría imaginarse sin petróleo.

Por ello el problema es la energía, una complicación de política de Estado, donde los servicios no son un bien público como podría pensarse, ahora para que funcione debe privatizarse. Así por ejemplo el vehículo en el cual vamos a nuestros trabajos tiene implícito cierta cantidad de energía consumida desde su fabricación, el servicio de transporte público tiene también implícito cierta cantidad de energía, la ropa que usamos tiene implícita cierta cantidad de energía usada en su fabricación, y así indefinidamente; podemos observar que todo bien o servicio de la sociedad está afectado por la energía y con ellos la transformación del petróleo, derivados y su dependencia.

Finalizamos este escrito el cual resulta algo desgarrador. La incidencia de la energía en la producción de bienes y servicios es incuestionable. Existen desde hace algún tiempo investigaciones científicas que estudian lo que podríamos llamar los ciclos energéticos de vida de los bienes y servicios. Tales estudios se centran en analizar, cualitativamente y cuantitativamente, las energías involucradas en las cadenas de producción de los productos y de sus bienes.

Hasta más pronto…

Noviembre 2021



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Miguel Jaimes

Politólogo. Magister scientiae en ciencias políticas. Doctor en ciencias gerenciales. Posdoctor ontoepistemología en geopolítica de las energías. Cursando doctorado en letras. Cursando Posdoctorado en literatura del petróleo en Venezuela. Libros: El oculto poder petrolero, apertura petrolera, poder de PDVSA vs. poder del estado. Petrocaribe la geogerencia petrolera. Primera edición. Petrocaribe la geogerencia petrolera. Segunda edición. Director del diplomado internacional en geopolítica del petróleo, gas, petroquímica y energías – Venezuela. Director de la web https://www.geopoliticapetrolera.com

 venezuela01@gmail.com      @migueljaimes2

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