Vamos a una tercera guerra mundial. … un ataque químico de Rusia desencadenaría una respuesta correspondiente. Todavía ustedes preguntan si la OTAN intervendría. Tomaríamos esa decisión en su momento. Vladimir Putin no puede permanecer en el poder. Por amor a Dios, este hombre no puede permanecer en el poder. Criminal de guerra. Putin es un carnicero. … la invasión de Putin a Ucrania puede traer décadas de guerra. Debemos afrontar esta batalla con la vista clara. Esta batalla no se ganará en días ni meses. Debemos comprometernos ahora, estar en esta lucha a largo plazo.
Mejor muestra de Joe Biden en contra de Vladimir Putin para empantanar sus maltrechas relaciones diplomáticas, imposible. La Casa Blanca ha decidido sacar del Kremlin al más grande de sus enemigos y para lograr este objetivo suspenderán cualquier acuerdo entre Ucrania y la Federación Rusa.
Del inicio de este conflicto la mejor interpretación la ha resumido el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. Un mandatario difícil de entender por sus dificultades entre ocultar su pensamiento de derecha y que no se le salga ninguna expresión de izquierda: "El gobierno de Estados Unidos decide quién es el malo y quién es el bueno y también cuándo el malo se vuelve bueno y el bueno se vuelve malo".
Pero Biden dejará a Bukele en remojo, igual ya lo ha hecho con otros mandatarios, por ejemplo, a Nicolás Maduro, todos quedarán para después, ahora su centro es Vladimir Putin. Y todo pasa mientras una parte del mundo descansa y la otra mitad está a punto de arder.
Aquel Joe Biden acusado por las grandes corporaciones de viejo, senil y olvidadizo ahora recorre apurado por sus enemigos a reuniones entre la OTAN, el G7 y el Consejo Europeo. En Bruselas y Polonia ponen en su rueda de prensa a figuras ucranianas que llevan años sin visitar a su país y allí los relatos de sufrimiento van y vienen.
Mientras el ministro de Energía de Catar, Saad Sherida al Kaabi afirma que sustituir el suministro de gas ruso a Europa rápidamente es "prácticamente imposible". Al Kaabi también es presidente y director general de la empresa estatal Qatar Energy, y no duda en afirmar que abandonar el gas, y el petróleo ruso, para pasar a otros proveedores sería difícil para Europa, ya que "entre el 30 % y el 40 % del gas suministrado" al mercado procede directamente desde Rusia.
Después de desistir en controlar militarmente a Venezuela, el mismo Dios de la guerra: Biden, habla de diplomacia y desentrampa una agenda que ahora será común. Mientras, varios países productores sienten que el enemigo y sus amenazadores de ayer ahora deben ser amigos. El tema ahora es contener la rabia del Norte pues mientras espera más temprano que tarde su desconsiderado liderazgo le haga triunfar.
En Estados Unidos de Norteamérica consideran que uniendo su historia y antropología de enfrentamientos podrán con su liderazgo conducirse por sí mismos a su sueño: una III Guerra Mundial. Para ello sabe que la política representa etapas y anuncia su nueva entrada en cuanto a la suavidad de sanciones las cuales pudieran estar planteándose tras un escenario de nuevas decisiones y acuerdos.
En el caso Venezuela, toda la inteligencia petrolera de sus socios, —OPEP y otros productores— saben que Estados Unidos son los directores del bloqueo hacia este país sudamericano y que, en la práctica, este tuvo como objetivo fundamental provocar que la nación sudamericana quedara privada de desarrollar transacciones, rutas, mercados, contrataciones, convenios y acuerdos comerciales con el resto del mundo. Logrando con esto y de un solo plumazo que, en un futuro muy cercano al cual se llega hoy, su potencial petrolero esté disponible solo para ellos.
Hace apenas algunos años, suponían que, saliendo de Nicolás Maduro, el tema financiero los llevaría a mantener el control de las reservas venezolanas y poder manejar su producción. Pero no lo han logrado, entonces, ahora lo que hay es solo un cambio de táctica. El gobierno de Estados Unidos al ver precipitarse la situación en Europa no les ha quedado más remedio que avanzar y retirar algunas de las sanciones que mantuvieron atada a Venezuela en los últimos años. Todo vendrá de una manera progresiva hasta hacer normal la nueva forma de tratar a Venezuela la cual no ha podido formalizar ningún tipo de relación comercial con los que acostumbradamente venían comprándole su petróleo.
Su estrategia afirma que el petróleo venezolano es de ellos y no hubo forma ni manera que Venezuela ampliara su mercado. No se encontraron fórmulas que propiciaran otro escenario que pudiera defender al petróleo sancionado. En el mundo productor todos sabían que las medidas estaban destinadas a evitar que Venezuela realizara acuerdos, convenios, firmas o cualquier tipo de relación comercial con el mundo.
Pero ahora en EE.UU. necesitan mantener sus reservas y depósitos de por sí muy agotados y reducidos, entonces comenzaron a pensar como aligerar las sanciones hacia Venezuela las cuales se les convirtieron en una trampa, y si Venezuela no las acepta inmediatamente propiciarían un golpe de Estado o una rápida intervención. Pero lo fundamental para ellos es negociar y entre otras cosas regresar a su Embajada en Caracas la cual han perdido. Para EE.UU. el sentido de un acercamiento es negociar y bajar parte de las sanciones, y Venezuela está dispuesta a eso y más, pues lo que quiere es resolver sus problemas.
Para tener una idea del bloqueo, actualmente no se pueden hacer compras ni por Amazon, menos comprar equipos para el sistema refinador. Todo está bloqueado. A lo interno, Venezuela sabe que tras esta apertura pudieran resolverse sus problemas poco a poco en la medida que el gobierno mejore la situación económica del país.
Muchos están hablando que ahora se siente una mejoría, incluso dicho por analistas con corte opositor al gobierno de Venezuela. Ahora, qué es lo más sensato y sencillo sabiendo que no se está de más. El tema es el liderazgo que aún conserva Venezuela, esa es su huella en un cercano futuro, todavía puede, si no Estados Unidos ni siquiera se acercara.
Pero, para Ucrania no habrá un alto al fuego tan rápido. La jugada maestra de Estados Unidos ha sido provocar una guerra desastrosa sin mover a uno de sus soldados. Los ha retirado de Afganistán y los ha puesto a rodear China. Ahora sus tropas están en Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, Filipinas, Australia, India, Indonesia.
En EE.UU. están enconados por Taiwán a la cual no le ven otra salida que perderla. ¿Ahora, cabría preguntarnos en qué condiciones entramos frente a la nueva negociación con Norteamérica? Venezuela produce petróleo desde 1882, cuando se dio la célebre concesión La Petrolia, desde esos años siempre hubo algún tipo de control sobre la calidad de su crudo, transporte y tanto en su comercialización, distribución y control. Tras esto vinieron los primeros golpes de Estado, los cuales en más de un siglo no se detuvieron, incluso en este reciente siglo hemos sido testigos de invasiones, intervenciones e intentos de magnicidio.
En particular, Venezuela es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), quien tiene su propio sistema de control en calidad de materias primas. El mundo moderno ha impuesto de alguna manera sus reglas básicas en la calidad a nuestro aceite. El hecho es que todos los participantes del sector están tan conectados entre sí que cualquier desviación en sus rutas o estándares amenazan no solo con la pérdida de imagen, sino, en consecuencia, con la merma de su mercado y por ende la paralización en toda la cadena. Esto es lo que ha padecido Venezuela. El andamiaje digital de Estados Unidos y sus aliados, justo eso fue lo que se activó.
El mercado internacional llegó hace mucho tiempo con reglas para el uso de ciertas tecnologías y adherencia a la calidad. Y Venezuela, a la luz de los últimos acontecimientos, no puede darse el lujo de tener quejas sobre la calidad de su petróleo, porque su principal tarea es volver al mercado internacional. No puede cometer errores, por lo que a su producción le presta mayor atención en controles de calidad en todos los niveles y puntos. El crudo venezolano es de alta calidad y este servicio es el que buscan en Norteamérica. Pero hay ciertos problemas. Muchos estándares en cuanto a su comercialización fueron desarrollados por Europa, Estados Unidos y Canadá, utilizaron no solo su influencia económica, sino también su industria y lo geopolítico para búsqueda y distribución de sus recursos y de los nuestros. Todo lo cual incluye los no procesados y su diversificación. La autonomía no está ni en los productos blandos, igual siguen dependiendo de diluentes como materia prima. Aun cuando la calidad del petróleo de Venezuela siempre ha sido bastante alta se mantiene vigilada.
Tiene institutos especiales para controlar la eficacia del aceite producido, aunque el país siempre compraba tecnología de otras naciones: EE.UU., Europa, Canadá, justo los que hasta ahora la han tenido sancionada.
Actualmente en Venezuela están las conocidas Empresas Mixtas, cuarenta y ocho en total las cuales se distribuyen sobre los estados Guárico, Anzoátegui y Monagas. Están distribuidas en cincuenta y cinco mil kilómetros cuadrados y subdivididas en cuatro Bloques: Boyacá, Junín, Ayacucho y Carabobo. En el Bloque Ayacucho opera PetroPiar, es decir Chevron. Su permanencia en Venezuela data de varias décadas y su extracción actual se sitúa en doscientos treinta mil barriles de petróleo al día. Son transnacionales productoras y operan con la participación de otras empresas extranjeras, de allí su expresión de mixtas.
En las mixtas el cincuenta y un por ciento pertenece al Estado venezolano y cuarenta y nueve por ciento las trasnacionales. Esto ya dice algo. Por esto están obligadas a cumplir con todos los estándares, no solo nacionales, sino también internacionales. Los grandes productores de petróleo no pueden permitirse el lujo de correr riesgos. La calidad del producto no es solo garantía de ingresos, sino también de relaciones entre países. Por eso Estados Unidos como país comprador siempre ha estado presente en la extracción de petróleo venezolano. Prefieren al igual que otros compradores que no existan interrupciones en la cadena desde su producción hasta la compra.
Aun cuando debiese considerarse al petróleo como un producto universal fuera de la diatriba política, hablamos de un producto único el cual pues hasta ahora ningún país ha dado señales de no necesitarlo. Por tanto, incluso puede servir como material de intercambio. El dólar puede depreciarse, lo económico parece que está por cambiar, pero el petróleo así este almacenado, procesado o diversificado ninguno de sus productos tendrán fecha de vencimiento o caducidad, es más, una vez trasformado su valor se triplica por decir lo menos.
Todos lo necesitan incluyendo países donde sus líderes experimentan etapas en términos de desarrollo y producción en este momento. Y son estos países los que actualmente están produciendo lo que absolutamente todo el mundo necesita, pero su producción no será suficiente ante la situación de guerra entre Ucrania y la Federación Rusa donde todos parecen tomar previsiones y provisiones pues este conflicto apetece irse a niveles muy rudos. Lo cual también es importante porque solo él —petróleo— puede devolver al mundo a la vida habitual, tanto social como económicamente.
Por eso, Venezuela recibe una comisión de alto nivel proveniente desde Norteamérica. Pero, ¿Cómo encaja la iniciativa de Caracas con los planes de Estados Unidos para promover conversaciones sin que se continué con el bloqueo? Si se estudian las condiciones, entonces estas serán lo bastante beneficiosas para aquellos que aceptarían la idea en Washington. Con la llegada de las nuevas conversaciones vemos que tienen lugar varios juegos políticos y con frecuencia los políticos norteamericanos suelen utilizar el tema de la mejora de las sanciones. Pero al final, todos los países están interconectados en un grado u otro.
Miremos alrededor, todos están tomando medidas, aunque las mismas parezcan locuras como las del gobierno colombiano quienes sin pena ingenieril afirmaron en la Oficina Oval que el petróleo que necesitara Norteamérica podían ir a sacarlo de su territorio, quien sabe en qué lugar. Seguro son emociones de su presidente saliente.
Pero debemos tomar en cuenta otra consecuencia que en Estados Unidos la están pagando. Primero esta su desgaste en cuanto a sus reservas tras el coronavirus y su manera de hundir los precios del crudo a menos cero en abril del 2020 por la terquedad tanto de Trump como ahora de Biden en liberar sus reservas estratégicas, las cuales se hundieron en más de un sesenta y un por ciento. El ataque a los Big Oils de Texas. Familias dueñas de los Pozos Lentejas a quienes quebraron: los grandes devorando a los pequeños. Pero su consumo interno aumenta, no se nivela ni se tranquiliza, solo aumenta.
La pérdida de unos cinco millones de barriles diarios tras la fractura hidráulica la cual está en lo último de sus pozos se ha suspendido. Su producción de unos once millones de barriles diarios dificulta sus reservas las cuales se reducen ingenierilmente. Es decir, el país que decreta e implementa confinamientos, en consecuencia, está cayendo en su alocada demanda al buscar petróleo. Porque es uno de los mayores compradores del mundo. Por tanto, su situación con el número de países de Europa desesperados por buscar petróleo parece una pandemia de infectados, la cual supera más de mil cien millones de habitantes molestos y enloquecidos por el excesivo aumento en gasolina y gas. Los cincuenta países de Europa más Estados Unidos y Canadá es la reunión de más de mil cien millones de habitantes en vivo y en directo. Solo Norteamérica para el año 2010 tenía más de doscientos millones de vehículos.
Viendo esto resulta preocupante que Joe Biden pretenda derrocar al gobierno de Vladimir Putin y que en este afán arrastre a Europa, Canadá y a los treinta países de la OTAN. Por eso buena parte del planeta está afectado debido a las consecuencias de la situación, que altera una vez más al sistema energético de todo el planeta. En los palacios de Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita se corre el rumor que no le atiendan las llamadas a un desesperado Biden y como un cambio de magia hasta se quejan de la alevosa presencia de Israel, a la cual culpan de muchas de sus desestabilizaciones y con esto le dan un rotundo apoyo a Moscú. Pero a EE. UU. le gusta —más bien le encanta y goza— usar la presión. Las amenazas son su excelente escenario. Por eso Biden ha invocado a Dios para derrocar a Putin. Ya no es la guerra, ahora su objetivo está en sacarlo del Kremlin. Algunos en Washington no miden las consecuencias militares de la potencia más grande de todo el planeta: Rusia con más de diecisiete millones de kilómetros cuadrados donde la agenda sobre qué hacer con Ucrania está en manos de Putin.
Por eso la iniciativa con Venezuela: divide y vencerás. Esa es una, mientras que la otra es abrir de nuevo las sedes diplomáticas en La Habana y Caracas. Descongelar cuentas bloqueadas y de seguro querer montar una nueva directiva en CITGO con personal norteamericano. El abuso podría ser grande y más desesperado después que Biden encontró dinero de sus aliados en la OTAN para arreciar sus conflictos en la frontera más escandalosa del planeta, apenas una línea de mil novecientos kilómetros, escenario de las batallas más encarnizadas entre Ucrania y la Federación Rusa.
Estados Unidos solo necesita que el petróleo venezolano se venda para sus anaqueles, así que el aspecto puramente económico pasa a primer plano. Por eso últimamente se ha hablado de ciertos piratas petroleros tras el sudamericanos país. ¿Quiénes son? Esta parte le toca descifrarla a nuestros lectores, de seguro no se les dificultará mucho. Cualquier inestabilidad política y social es siempre un beneficio para alguien. Incluso hay organizaciones creadas para resolver la crisis política en el caso venezolano y eso es el reinicio de la mesa de negociaciones en el país Azteca. Por supuesto, en algunas situaciones no se tratarán de buenas intenciones. Un punto importante en estas negociaciones es que no aparece ni de referencia el nombre del "interino" y este es un golpe del otro lado. Ahora se trata de hacer ganancias. Aquí no hay altruismo. Esto es un negocio. Y entre esos planes está el fomento de todo tipo de negociación incluida el rescate de la industria petrolera venezolana. Pero, ¿qué oculta el gobierno de los Estados Unidos? habiendo perdido la oportunidad —Estados Unidos— de liderar todo el negocio petrolero en Venezuela ahora debe compartirlo con sus enemigos: Rusia, Irán, China, igual está la disputa del enconamiento con esta última —Irán—.
Venezuela es bisagra en América Latina, el Caribe y en otras partes del planeta de un mejor lobby con estas naciones incomodas a Washington. Ahora les toca comprar petróleo venezolano tras unas inusuales sanciones las cuales se aplacan en uno de los puntos más enconados: el petróleo venezolano y ese giro de 360° va a incomodar a muchos.
Ahora se pretende arreglar un problema causado en un abrir y cerrar de ojos y traspasar las materias primas requeridas y necesarias, activar a sus proveedores tradicionales y convertirse al menos en los años que le restan a los Demócratas en la Casa Blanca en una administración fiel como compradores de petróleo venezolano. Mientras, para Venezuela es preferible adherirse a una política de interacción. Fue una de las impulsoras de los OPEP PLUS, que hoy en día ayudan en gran medida a mantener un cierto orden en el sector energético mundial.
El país, sin embargo, necesita nuevas tecnologías. Este problema aún no se ha resuelto. Y en la situación actual está buscando activamente el apoyo de otros países. La escasez resultó en largas colas en gasolineras estadounidense mientras la gente corría para abastecerse.
Pero, Venezuela sabe que debe abrirse a un nuevo mercado energético ávido de nuestras colocaciones, debe hacer más compromisos. Al mismo tiempo, Estados Unidos, que pierde la capacidad de comprar petróleo a sus círculos estará con quien tiene las mayores reservas de petróleo del mundo. Sin embargo, en Venezuela la crisis provocada continúa, tanto por factores internos como externos. Y si antes —una década atrás— Venezuela producía alrededor de tres millones y medio de barriles por día, después de una caída increíble, perdió más del noventa por ciento de su producción. Una rémora por vencer de parte de Venezuela está que el noventa y siete por ciento de los dólares que ingresaban al territorio de sus arcas provenían tras sus ventas de hidrocarburos, es decir esa es su conocida renta petrolera habiéndose reducido esta cifra casi a cero. Aprovecho para que aclaremos: una cosa es la Renta y otra el Rentismo.
Y aun cuando hubo momentos que el país no tenía dinero en absoluto. Sus cuentas en el extranjero fueron bloqueadas. Pero su gobierno no se quedó allí y en medio del desastre creó la Comisión Presidencial "Ali Rodríguez Araque" la cual al momento de escribir estas letras — abril 2022— aún existe. Su tarea es reestructurar, poner a vivir nuevamente a su estatal PDVSA.
Pero, ¿Cuál es el principio del trabajo de dicha comisión? Ha anunciado un plan provisional especial para el suministro de combustible durante el bloqueo. Comenzó la búsqueda de empleados y especialistas con experiencia. Algunos incluso tuvieron que regresar de sus jubilaciones. Se cometieron muchos errores, pero se sacaron conclusiones. Y se han fijado el objetivo de alcanzar una producción al cierre del 2021 de un millón de barriles por día y lo han logrado. Ahora, parece que la situación está empezando a mejorar. Con la ayuda de un conjunto de medidas financieras, legales y sociales, se adaptan activamente a la nueva realidad con la participación activa de sus trabajadores.
Otra ayuda —incomoda decirla— es la guerra. El siglo pasado durante la I y II guerras mundiales, Guerra del Yon Kippur — Día de la Expiación— en 1973 y todas las guerras que antecedieron a estos episodios y los cuales han tenido su caldo de cultivo en la impunidad internacional hasta llegar a la Guerra del Golfo en 1991, guerras de Siria y Libia, en todos estos episodios los países productores entre esos Venezuela han disfrutado el excesivo aumento del tonel de petróleo, y la actual guerra de Ucrania en contra de Rusia no va a ser la excepción.
El petróleo seguirá siendo la fuente de energía más importante de la sociedad. Con esta nueva guerra que en si suma una vieja guerra prolongada y permanente. Ósea que pudiésemos hablar de una sola guerra de este orden civilizatorio impuesto por Estados Unidos hace siglo y medio atrás, exactamente desde 1875. Donde el supuesto cambio generacional hacia otras vías de energía no cambiará por los próximos ochenta años. Seguiremos viendo sus formas, usos, debido a que proporciona fuerza, calor, luz.
Pensar que pasaríamos de golpe a ver acabar repentinamente con la vida de cientos de cohetes como los que caen sobre Yemen, Irak, Siria, Libia, eso no lo veremos, todo esto hace llegar a la conclusión que se trataría de una verdadera catástrofe puesto que las economías mundiales entrarían en bancarrota. Inocultablemente, hay una muy alta dependencia al petróleo y por eso origina guerras a cada rato. La inestabilidad característica del mercado internacional en sus fluctuaciones, precios, producto va llevando a quienes pululaban por un recurso más barato en la guerra.
La importancia del petróleo deja crecer solo una única vía a quienes han conseguido sus aplicaciones industriales y con estas han traído como consecuencia el surgimiento de conflictos, puesto que el petróleo y su gama casi infinita lo convirtieron en uno de los factores más importantes de la guerra y a su vez del desarrollo económico y social. La toma de decisiones estratégicas que sobre él se toman influyen en casi todos los componentes en una gran parte del impacto el cual tiene la economía y comercio mundial.
En medio de este pandemónium global está Venezuela, productor, generador de riquezas para otros países lo cual no nos lleva a ser totalmente independientes en exportaciones y políticas económicas y sociales, pues la explotación, comercialización y exportación genera demasiados enemigos. La actividad petrolera observada en Venezuela nos coloca en una diplomacia no deseada. La implementación de políticas en materia energética incluyen lo internacional lo cual en todos sus momentos no está sobre los mejores escenarios mundiales. El petróleo ha alcanzado niveles muy altos e importantes para la subsistencia de economías, pero su manejo está centrado en la comercialización de los conflictos y como simples sismos desata una alerta permanente.
Sus políticas de protección lo llevan a tomar mucho riesgo como los OPEP PLUS, organización que, en este momento, aunque no se propone derrotar los EE.UU. no deja de medir sus acciones. Lo ideal del dialogo y acuerdos bilaterales seguirán en la coacción, presión y violencia a través de conflictos para la obtención de lo que quieren los países más poderosos. Pero traspasados por más de un siglo en el mundo petrolero el cual aún no está agotado. Su agotamiento no vendrá por falta de el mismo o por un cambio generacional en cuanto a la energía. Su agotamiento vendrá tras una cadena de múltiples guerras las cuales no se detendrán.
Si se ha logrado posicionar como el recurso natural no renovable de mayor interés, tanto así que estadísticamente puede llegar a medir el rumbo económico del planeta. Pero el futuro de este último —el planeta— hoy es más incierto frente al futuro que se nos avecina. Aún no sabemos cómo defendernos del proceso de comercialización que se nos aproxima. No estaremos entre los que decidamos, somos parte de un montón dominado a punta de amenazas.
Para nosotros esta es la desglobalización, para ellos su globalización. Un sistema donde tienen y obtienen todo a como se les antoje. No estamos en un rumbo positivo para afianzar nuestro tema financiero; Estados Unidos, busca contar con el petróleo venezolano y si esto implicaría una paralización parcial de nuestra comercialización internacional y la posibilidad que en algunos años su extracción y exportación fuera paralizada como hasta ahora no dudaría en repetir de nuevo su formato.
Pero la situación pudiera manejarse desde una perspectiva que dé frutos sin necesidad de seguir incrementando el uso común de la guerra, ya que seguir acrecentándola podría seguir trayendo consecuencias irreversibles en todos los terrenos. Sin dudas, una alternativa es mejorar los diversos sectores de nuestra concepción paralizados hasta ahora en nuestro territorio. Planificar un país con proyectos distintos a los de Norteamérica no es tarea fácil ni sencillo, pero con una nueva visión buscaremos comulgar con el bienestar social de la energía.
Los venezolanos no podemos seguir ignorando el mundo energético sobre el cual hemos marcado una inusual incidencia, podríamos llegar a ser una pieza fundamental en cuanto a dar mejores ideas y opiniones profesionales teniendo como base nuestro petróleo. Convertirnos en los principales hacedores en el cumplimiento de estos procesos incrementaría una manera distinta en las relaciones internacionales que están por construirse con el impulso de esta nueva guerra la cual apenas alcanza a verse, lo peor está por venir y es necesaria para cambiar desde el petróleo y pulir las nuevas estrategias para desatar al petróleo.
Hasta más pronto…
Publicado en la Revista El vitral de la ciencia.
Número 4.
Abril 2022
Miguel A. Jaimes N.
Director Diplomado Internacional en Geopolítica del Petróleo — Venezuela.
https://www.geopoliticapetrolera.com
Abril 2022