Para la OPEP junto a la OPEP—PLUS el último siglo y medio no terminó de nacer por andar en guerras tras la captura de su petróleo. Mas de ciento sesenta años realizando cualquier tipo de atropello contra la soberanía de países productores dan cuenta de tamaña voracidad. Todo tiene su origen desde el 27 de agosto de 1859 cuando en Pensilvania el coronel Charles Drake perforó el primer pozo de petróleo y tras este descubrimiento se vinieron conflictos sobre su control.
En el mercado está la pelea por la obtención de las raíces del petróleo y en ese escenario se han hecho sentir. Por eso el petróleo está dominando al planeta desde los últimos ciento sesenta años. Ya proyectamos hacia dos siglos su dependencia, y esta no va a descansar, no conoce límites, llegada o tiempos, nosotros decimos que el petróleo va a seguir dominando al mundo pues su energía va diseñada en esta permanencia.
Para su consumo la renta es un beneficio, y en el futuro de próximos siglos la maquinaria comercial, financiera, global de transporte seguirá montada sobre el petróleo. Lo extraído a la tierra por el doble de tiempo de su permanencia da cuenta que ya no hay recursos para migrar a otras tecnologías en masa.
Cuenta de ello se da desde 1955, había sobre el planeta cincuenta y cinco millones de vehículos, para el 2022 las cifras sobrepasan los mil seiscientos millones. Es decir, el compromiso es aún mayor. No vamos a migrar tan fácil a otras energías pues son muy costosas y están tomadas por corporaciones privadas extremadamente capitalistas.
A lo largo de este siglo y medio todo ha indicado que las tecnologías no están en las vías de socializarse sino más bien de privatizarse. Cuanto más sea su avance en el estudio científico e ingenieril, puesta en práctica sobre particulares sociedades su uso no podrá darse en ningún otro cambio, será difícil ir en masa a otra inventiva.
Pues detrás del petróleo está toda la industria de la guerra. Todos sus conflictos se han dado por este energético. Cada una de los conflictos del siglo XX y XXI han ido con mucha más fuerza. Las regiones de América Latina y el Caribe conformadas por treinta y ocho naciones, más Asia integrada por cuarenta y ocho países, África con cincuenta y cinco ciudades, Europa con cincuenta naciones, todo da cuenta que los doscientos cuarenta y un países del orbe habitados por casi ocho mil millones de habitantes seguirán enormemente unidos al tema del petróleo.
Las bolsas de valores: Wall Street, Dubái, Londres y las mismas acciones que tiene Arabia Saudita en estos consorcios financieros dan cuenta de la enorme ganancia energética que se ha hecho del tema petrolero. Y la energía más desarrollada la cual ha llegado hasta los tuétanos de la sociedad, a su médula con este recurso y toda su cadena de valor diversificada, dan cuenta de productos en los cuales se sacan cientos de miles de productos y con ellos sus exorbitantes ganancias.
Solo basta mirar alrededor del planeta OPEP, para percatarnos que más del ochenta por ciento, es petróleo. Y esto tiene marca, corporaciones, firmas, inversiones, colocaciones, intereses y como tal, se defiende peleando, y para toda su defensa han hecho un vasto desarrollo militar y tecnológico, maleable donde se puedan escudriñar todos sus escenarios.
Con esta fachada estamos los gigantes países productores frente a los grandes consumidores. Del 100% del petróleo que hay en el mundo el 86% pertenece a las catorce naciones de la OPEP las cuales aportan al mundo diariamente más del 33% de su producción. De los cien millones de barriles de petróleo que consume el planeta otra buena parte descansa en los OPEP—Plus.
Todo esto se da mientras la mayoría del producto está gobernado por dos marcadores: WTI y el Brend cuyos dueños son compañías norteamericanas. El petróleo pesado llega a Estados Unidos mientras el Brent del Mar del Norte alcanza los puertos de economías más desarrolladas. Países Bajos, Holanda, Japón, que tiene casi ciento treinta millones de habitantes. Son regiones con una densidad poblacional muy alta, llamados los países que conforman el primer mundo, consumidores de un petróleo dulce.
Su clasificación en extrapesado, pesado, liviano, mediano y condensado han alcanzado interesantes mercados en la medida que suben sus clasificaciones y alcanzando mayor calidad sube su precio. Por eso su proceso ingenieril al extraerlo kilómetros del subsuelo, diversificar, trasegar, llevarlo a las refinerías y colocarlo en el mercado va instalando un producto que toma un alto valor. En esos mercados compite, por su tecnología, por eso la captura en naciones poseedoras de determinadas marcas y productos, es por la tecnología que usan en los campos de refinación, sus inversiones en torres catalíticas, enfriamiento, procesamiento, perforación.
La industria de hoy debe acercar científicos para refinar derivados industriales más limpios y de allí un mejor mercadeo, todo para transformar y constantemente estar descubriendo aportes, soluciones a su extracción. La meta es lograr cubrir la dependencia en la cual está la población, pero con un producto asequible capaz de atender sus necesidades en todos los niveles, educativos, transporte, manufacturas, industria, tecnología, alimentos, diferentes tipos de transporte.
Allí comienza el juego para los OPEP (S), así se llega a la pieza del producto petróleo, gas y de todos sus privilegiados derivados con sus marcas y patentes. Pero debemos impactar en estos productos los cuales tienen precios inimaginables en el planeta.
Hasta más pronto…