Dos mandatarios cuyos territorios se unen en dieciocho millones de kilómetros cuadrados. Aun cuando las cifras de todas sus áreas de desarrollo son positivas, ambos se mantienen en los principios de un liderazgo tranquilo. No es necesario ser potencia en Sudamérica ni en Asia aun cuando las proyecciones dan cuenta de lo contrario.
Son principios de su desarrollo de gran impacto donde aún se afinan nuevas pruebas. No se requiere esmerarse en hacer ruido como otros que andan declarándose potencia lo cual tras cada declaración arriesga aún más su liderazgo.
Ser potencia en los actuales momentos es aumentar los desesperos de otros por destruirlos. Lo mejor es concentrarse en su desarrollo y crecimiento en todas las áreas productivas y seguir en la siembra de bases las cuales hablarán de un liderazgo cercano en esta década.
Aun cuando se acompañan dentro de los BRICS sus cifras van mostrando un verdadero liderazgo al tener más de la mitad de la población mundial y un crecimiento económico el cual va cambiando a diario.
Que Brasil esté en los BRICS y que su nueva agenda vaya unida a China es la invitación directa a relacionarse dentro de la Organización para la cooperación de Shanghái donde se avizoran puertas abiertas para entrar en la Ruta de la seda.
Pero Brasil deberá luchar aún más pues su papel en el mundo le reclama una mejor continuidad política para poder posicionarse. Este problema de Brasil en interrupciones políticas no lo tienen en China. Su amenaza está en los anteriores cambios de gobierno los cuales detienen una mayor Brasilidad. Su mayor fragilidad es su clásico canon de políticos.
Ese canon de político es un pasado muy presente el cual permite ver un peso muy negativo arriesgando una nueva mentalidad en Brasil. Esta mentalidad coloca a Brasil en la sombra. Ese pasado —entre otros más graves— es el que sin recato se inmiscuye en problemas con su vecina Venezuela arriesgando con ello su protagonismo.
El discurso de Brasil debiera ser un mecanismo de organización primeramente para América Latina y de allí a otros confines del mundo. En Brasilia se necesita pensar diferente y se deben escuchar los gritos de desigualdad que ha dejado su clase política tradicional la cual se enfila hacia momentos peligrosos más allá de su derecha. La verdadera división inconforme está representada en sus favelas.
Debemos recordar que las diferencias vienen desde su independencia con Portugal en 1822 la cual no solo fue reconocida tres años después, sino que la esclavitud siguió. Por eso no solo debemos preguntarnos dónde está Brasil hoy, sino hacia dónde va con China.
Para ir a Asia —Brasil— debe convencerse que necesita fortalecer su presencia y hacia allá se viaja en el MERCOSUR, CELAC y UNASUR. Hay que zurcir lo que el mandatario anterior destruyó.
Los hijos de este nuevo acuerdo entre China y Brasil deben ser legítimos pues justo en este momento nacer de otro vientre significa la sequía. En esto las monedas son parte de este nacimiento y la magnanimidad de la nueva integración llama a ocuparnos de unos tiempos sin que el presente se nos escape de nuevo.
Hasta más pronto…
Miguel A. Jaimes N.
Director del diplomado internacional en geopolítica del petróleo y energías—Venezuela.
https://www.geopoliticapetrolera.com
21 abril 2023
Dr. Miguel A. Jaimes N.
Hasta más pronto...
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