Entrevistando imaginariamente a Marx sobre lo tratado en: El capítulo VIII de “El Capital” (XXX)

¿A qué edad termina la etapa infantil, según la ciencia capitalista?

Para compensar a los señores fabricantes la insolencia con que habían venido ignorando todas las leyes sobre el trabajo infantil promulgadas en los últimos 22 años, también esta vez se les procuró dorar un poco la píldora. El parlamento disponía que el 1 de marzo de 1834 dejasen de trabajar en las fábricas más de 8 horas los niños menores de 11 años, el 1 de marzo de 1835 los de menos de 12 años y el 1 de marzo de 1836 los menores de 13. Este “liberalismo”, tan complaciente con el “capital”, era tanto más que agradecer cuanto que en sus informes testificales ante la Cámara de los Comunes, los doctores Farre, Sir A. Carlisle, Sir B. Brodie, Sir C. Bell, Mr. Guthrie, etc., es decir, los médicos y cirujanos más eminentes de Londres, habían declarado que existía peligro en esperar. Y el doctor Farre se expresaba en términos todavía más crudos:

“La intervención del legislador es asimismo necesaria para prevenir la muerte en todas las formas en que puede sobrevenir prematuramente, y éste (el régimen fabril) es, sin ningún género de dudas, uno de los métodos más crueles que la ocasionan.” El mismo parlamento “reformado”, que, apiadándose de los señores fabricantes, seguía reteniendo durante unos cuantos años a niños menores de 13 en el infierno de 72 horas de trabajo fabril a la semana, prohibía a los plantadores, en la ley de emancipación, ley que administraba también la libertad con cuentagotas, que hiciesen trabajar a ningún esclavo negro más de 45 horas semanales. Pero el capital, al que estas concesiones no apaciguaron, ni mucho menos, abrió una estrepitosa campaña de agitación que duró varios años. En esta campaña se ventilaba principalmente la edad de las diversas categorías cuyo trabajo se limitaba a 8 horas diarias bajo el nombre de trabajo infantil, sometiéndolas a una determinada enseñanza obligatoria. Según la antropología capitalista, la edad infantil terminaba a los 10 años o, a lo sumo, a los 11. Conforme se acercaba el plazo final en que iba a entrar en vigor íntegramente la ley fabril, o sea, el año fatal de 1836, iba creciendo la furia tumultuaria de la chusma de los fabricantes. Y en efecto, los capitalistas consiguieron intimidar al gobierno hasta el punto de que en 1835 éste propuso que el límite de la edad infantil se rebajase de los 13 años a los 12. Pero la presión desde fuera iba creciendo en términos amenazadores.

A la Cámara de los Comunes le faltó valor para acceder a lo propuesto y se negó a lanzar entre las ruedas del capital más de 8 horas diarias a los muchachos de 13 años, y la ley de 1833 entró en vigor con todas sus consecuencias. Esta ley rigió sin alteración hasta junio de 1844.


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Nicolás Urdaneta Núñez


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