El pueblo venezolano hoy no tiene otro camino que vencer en esta crucial elección de los miembros de la Asamblea Nacional.
Una vez más en estos 11 años de Revolución Bolivariana, se enfrentan las dos clases antagónicas de la formación económico social capitalista: el proletariado y la burguesía.
El poder de la ideología burguesa sigue siendo muy grande, ––y hasta hace poco era demoledor en Venezuela–– a través de su manipulación perversa, hoy un número significativo de venezolanos y venezolanas, pertenecientes a la clase proletaria ––muchos de ellos y de ellas, sin saberlo–– votarán por sus propios verdugos de clase. Aún así, en nuestro País están dadas las condiciones para que la clase trabajadora y todo nuestro heroico pueblo obtengan una contundente victoria este 26 de septiembre.
No tiene otra opción la clase proletaria que vencer en esta coyuntura, una de las más importantes de la historia venezolana. En ese sentido, Hugo Chávez es el más destacado presidente de nuestro País después de Bolívar. El argumento de esta aseveración es simple y demoledor: Chávez fue elegido bajo las reglas y normas del Estado burgués, que aun permanece, y colocado en esa circunstancia, se revela a esa fuerza especial de opresión perteneciente a la clase dominante, y se puso al lado de la clase explotada y excluida de las riquezas nacionales, y más allá, declara que vamos a la construcción del socialismo. El comandante presidente plantea la liquidación del capitalismo, un sistema basado en el régimen de propiedad privada sobre los grandes medios de producción, para construir el sistema que científicamente sigue en el desarrollo social de la especie humana.
En estas elecciones, lo que realmente está en juego, es la continuidad de un proceso que puede llevar a los trabadores y al pueblo a derrotar a su enemigo de clase.
Por eso es comprensible la campaña en contra del voto por la tarjeta del gallo rojo que identifica al Partido Comunista. De nada valdrá esa componenda. Las grandes mayorías están convencidas, y no se llaman a engaños. La diatriba de la burguesía se va a traducir en más votos para la clase proletaria.
¡A la Victoria!
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