A doce años de revolución

Se han cumplido doce años desde que el pueblo venezolano, explotado y oprimido por una clase política oligárquica, corrupta y explotadora, cifró esperanzas en el líder de la revolución Hugo Chávez, que comenzó a manifestarse con fuerza y presencia activa el 4 de febrero de 1992. Revolución que históricamente comienza a gestarse en las entrañas del pueblo venezolano y latinoamericano, en los momentos en que el intruso conquistador, hizo presencia en estas ricas e inmensas tierras, para saquear, destruir, violar, robar y asesinar a los verdaderos dueños de este gran territorio que hoy llamamos América: los hombres y mujeres indígenas, que resistieron trescientos años en lucha permanente, hasta que la espada de los libertadores capitaneados por el ímpetu revolucionario y el pensamiento liberador, humanista de Simón Bolívar, apunta el norte certero para la independencia y la libertad de los seres humanos venezolanos y latinoamericanos, que fracasa en su intento, pero nutre a las masas populares del espíritu revolucionario que ha logrado mantener viva y en permanente alerta la llama del combate popular en lo profundo del alma de las clases excluidas históricamente por las clases dominantes serviles a los designios imperiales.

      Muchos años de luchas, de combates, de resistencia, de arduas jornadas esperanzadoras el pueblo ha tenido que enfrentar con auténtica valentía y decisión patriótica. Desde 1830 vemos nuestra historia como un espacio tomado por los pueblos en lucha abierta por su libertad e independencia, en la que jamás ha flaqueado en su histórico propósito. Así vemos las masas oprimidas enardecidas, participando en los más encendidos combates en contra de sus opresores, al frente del General del Pueblo Soberano Ezequiel Zamora, punta de lanza de la revolución campesina del siglo IXX, que se ve truncada el 10 enero de 1860, con la bala traidora que da al traste con la existencia física del gran líder militar y campesino, esperanza de los oprimidos, sin embargo la lucha no cesa en su andar, sigue viva en la consciencia y el espíritu popular.

      Y así llegamos al siglo XX, con la resistencia heredada de aquellos valientes caciques como Guaicaipuro, Ana Soto, Lautaro, Tupac Atari, Hatuey, Caonabó y tantos otros que en los confines a América dieron la vida por defender lo más preciado del ser humano: la libertad. El siglo XX es heredero de las traiciones y felonías en contra de gobernantes progresistas, se impone el criterio hostil y agresor del Imperio Norteamericano, marcando una triste época de dictaduras y desgobiernos que saquean sin escrúpulos nuestras riquezas, para entregárselas a intereses foráneos, mientras en los adentros de nuestra naciones latinoamericanas campea el hambre, la miseria, las cárceles, la persecución, el exilio y la muerte de connotados dirigentes revolucionarios.

      A partir de la caída de Pérez Jiménez, por la valiente acción del pueblo, una vez más las masas populares se sienten burladas, el puntofijismo arremete con saña, sin embargo la lucha sigue. El Carupanazo y El Porteñazo son ejemplo nítidos de la esperanza de un pueblo que lucha, que no retrocede ante la arremetida de los oligarcas. La lucha guerrillera en las montañas de Venezuela en los años sesenta y setenta, a pesar de su descalabro, tampoco fue motivo desmoralizador para clases excluidas. La muerte de Livia Gouverner, de Fabricio Ojeda, de Argimiro Gabaldon, de Américo Silva, de Jorge Rodríguez, Alberto Lobera,  Víctor Soto Rojas, de los masacrados de Cantaura, de Yumare,  del Amparo, del Caracazo, de los miles de asesinados y desaparecidos durante los últimos cuarenta años del pacto de Pacto de Punto Fijo, han servido de fuerza espiritual a la resistencia por la justa causa, en la consciencia colectiva de los explotados y oprimidos, desheredados por el sistema capitalista de sus verdaderas pertenencias naturales, como son la tierra y sus derivados.

      La última década del siglo XX queda marcada históricamente como una página que se abre para ser escrita con puño y letra del pueblo, donde se manifiesta el sentimiento libertario e independentista encausado por nuestro Libertador Simón Bolívar. Veníamos de presenciar un doloroso y sangriento evento de lucha popular, escenificado por el pueblo caraqueño la última semana de febrero y primera de marzo de 1989, mejor conocido como “El Caracazo”, y desde allí el pueblo toma las riendas en la protesta valiente y cotidiana, hasta la heroica insurrección militar dirigida por el Comandante Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992 y la posterior insurrección el 27 de noviembre de ese mismo año, que definitivamente vienen a catalizar las ansias históricas del pueblo por la conquista de la  liberación social, cultural y política, secuestrada por   quinientos años de usurpación extranjera, mediante  la más atroz violencia, donde se interponen las normas y valores del capital, a la dignidad y valores humanos.

      Entonces podemos deducir que en este mes de febrero, de cumplen entre otras fechas históricas importantes, 22 años del Caracazo, 19 años de la insurrección militar del 4 de Febrero, y doce de Revolución Bolivariana, que han sido doce años de resistencia y triunfo popular, donde se manifiesta un rumbo que nos apunta el norte histórico que la humanidad ha querido encontrar, en múltiples intentos y hoy los venezolanos vamos hacia allá, pero tenemos que profundizar mucho todavía, sobre todo en el aspecto ideológico, donde aún estamos débiles, para poder seguir llevando adelante esa resistencia histórica que nos caracteriza como luchadores incansables por la libertad y la verdadera independencia.

      El Comandante Chávez a doce años de la revolución Bolivariana ha hecho este llamado, que no es otra cosa que  continuar la resistencia hasta lograr la sagrada esencia de ese gran objetivo, que es lograr la verdadera liberación del pueblo a través de la revolución socialista, por eso, el Presidente ha lanzado “Las 5 Líneas Estratégicas del PSUV”, pues, muy claros debemos estar, al pensar en la consolidación de la revolución, y es que si no avanzamos hacia la consolidación del partido de vanguardia, de la mano con el pueblo, jamás podrá haber revolución posible, de allí que el Comandante Presidente plantee en la II Línea Estratégica, “convertir la maquinaria en un partido-movimiento al servicio de las luchas del pueblo”. Criterio más acertado del Presidente no podemos pedir, ahora somos nosotros quienes tenemos que dar al máximo, para fortalecer la revolución con el partido movimiento, en la calle, llevando la batuta del poder popular, porque el partido, sin duda alguna tiene que ser poder popular, de lo contrario la nave revolucionaria estaría al borde del naufragio, lo que no podemos permitir los que creemos en la revolución socialista. La historia no nos lo perdonaría.

¡Patria socialismo o Muerte!   VENCEREMOS

                reinaldoch@yahoo.es 

        


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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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