“El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir”.
Albert Einstein.
Los movimientos de izquierda han sido y aún son –a pesar de todo- los que más han contribuído a una visión integral del ser humano. Contrario a ello, del mismo seno de una izquierda poco estudiada y en ocasiones perpleja surgen voces en contra de todo lo que tiene que ver con la espiritualidad humana, de tal manera que cualquier práctica religiosa o que se encuentre imbricada en la máxima interioridad del hombre inmediatamente es tildada de contra revolucionaria, digna de gentes ignorantes y opio de los pueblos.
Cabe hacer una distinción -por más obvia que sea- no es lo mismo religión que espiritualidad, a lo que Karl Marx se refería era a la religión, no a la espiritualidad ni a prácticas que pueden enaltecer y completar nuestra existencia. De hecho, una de las críticas que considero acertada que se le ha hecho reiteradamente al filósofo de Tréveris es, precisamente, que todo su enfoque se centra en el materialismo, todo tiene como fuente en común la economía, sin dudas, el hombre es mucho más que esto.
Ernesto Sábato, en su espléndidos ensayos “La resistencia”, “Hombres y engranajes”, y “Antes del fin”, advierte una y otra vez el peligro que entraña para el hombre creer únicamente cierto lo devenido del tótem de la ciencia, de tal manera que el hombre ha sido despojado de su espíritu, de sus emociones más prístinas, de sus anhelos y principios por no ser medibles o comprobables, todo esto como resultado trágico de la Ilustración, pero ya ese es otro tema.
Por otro lado, un connotado ateo de izquierda cuyas acciones y libros han contribuído mucho a las más justas causas, Noam Chomsky, ha referido en algunas de sus entrevistas que si bien es cierto que las peores atrocidades de la historia han sido cometidas en nombre de la religión, por personas religiosas, también es cierto –afirma- que las mejores acciones han sido acometidas también por éstas. De manera que de lo que se trata es de forjar una espiritualidad emancipatoria, que complemente y empuje aún más las causas del verdadero humanismo, pues un hombre es un ser incompleto sin un pleno desarrollo de su espíritu, lugar en el cual, por cierto, se asientan sus ideales y convicciones.
Cierro con una cita del eminente Blaise Pascal, matemático, físico, filósofo y teólogo francés, quien afirmó lo siguiente : “Sólo conozco dos tipos de personas razonables: las que aman a Dios de todo corazón porque le conocen, y las que le buscan de todo corazón porque no le conocen”.
No se es más revolucionario ni se entra en “moda” por declararse ateo.
Miguelvillalobos9@hotmail.com
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