1.- EL PENSAMIENTO CRITICO NO SE NEGOCIA:
Una
de las cualidades ético-culturales sustantivas del pensamiento crítico,
que merecería ser catalizador de un proceso de insurgencia
revolucionaria (no sólo política, sino intelectual, ética, estética,
afectiva) ha sido resumida por Edward W. Said en uno de los ensayos
publicados en su texto “Las representaciones del intelectual” (2007;
editorial Debate, pp. 105-121): “Hablarle claro al poder”.
¿Qué significa en síntesis “hablarle claro al poder”? Plantea Said: “(…)
me atrevería ha afirmar que el intelectual tiene que estar dispuesto a
mantener una contienda de por vida contra todos los guardianes de la
visión o del texto sagrado, siempre prestos a la depravación y cuya
pesada mano no soporta la discrepancia y menos aún la diversidad.”
Entremos
de lleno al crudo charco del poder/dominio entendido como “estructura
de mando-obediencia”. Hablarle claro al poder implica desobedecer el
mandato de renunciar al pensamiento crítico, de renunciar al espacio de
libertad (de pensamiento, de expresión) en el proceso de individuación
social que acompaña todo proceso de transformación social.
El pensamiento crítico
pone en duda tanto la infalibilidad de las verdades dadas por supuestas
como de las autoridades dadas por sagradas. Allí intentamos ser
radicalmente ilustrados y modernos cuando reivindicamos la vigencia de razones radicalmente críticas.
Sin
embargo, sabemos que somos parcialmente impermeables a los aspectos más
liberadores de la modernidad ilustrada, mientras somos completamente
porosos a sus aspectos más conservadores, e incluso reaccionarios, como
el eurocentrismo y la colonialidad del saber.
La imagen del "poder-sobre" de la "voz de mando" no puede ser más gráfica: “Cuya pesada mano no soporta ni la discrepancia ni la diversidad”.
2.- LA DEMOCRACIA SOCIALISTA NO ES EL VIEJO SOCIALISMO BUROCRATICO:
La diferencia entre el socialismo burocrático del siglo XX y la democracia socialista del siglo XXI, reside justamente en esto: asumir sin tapujos la discrepancia y la diversidad,
algo que a la izquierda configurada por el legado de la III
Internacional Comunista (de Lenin a Stalin) l costaba mucho asumir con
su visión monolítica y monocultural del marxismo bolchevique; obviamente
el "auténtico marxismo revolucionario".
Sin embargo, poco se ha aprendido que la unidad del campo popular-nacional
se construye en el escuchar estas discrepancias (algunos amigos las
llaman “interpelaciones”), estos malestares, estas perspectivas abiertas
en debate, obviamente; bajo un principio de argumentación, de criterio
político, de responsabilidad, pero no por espíritu de sumisión ni por
disciplina de aparato, convertida en moralina de secta mafiosa.
El
sectarismo de las tendencias auténticamente revolucionarias es una
muestra de la ambición por poseer apriori la verdad revelada: guardianes de la visión y textos sagrados. En fin, rituales de verdad, repeticiones. La enfermedad senil del estalinismo es ésta: la secta mafiosa, la interpretación única de la verdad monolítica.
Pero la unidad política en las revoluciones democráticas y socialistas, es siempre punto de llegada, resultado de un vasto esfuerzo político;
es más, define una política labrada por una construcción polémica y
deliberante de esta frágil síntesis; que es, por esencia, revisable,
circunstancial, rectificable y mudable. Lo otro es decretar silencios,
disciplinas y parodias de unidad.
Lo fundamental de la unidad posible del llamado "gran polo patriótico", por ejemplo, reside en dar cuenta de su plano de consistencia, de saber si esa síntesis avanza como momento parcial del proceso de acumulación de fuerzas del movimiento popular y revolucionario,
del bloque histórico de los oprimidos y excluidos. Si no es así, hay un
reflujo, estancamiento o descenso de fuerzas sociales y políticas en la
construcción de la transición post-capitalista.
¿Estamos
en flujo o reflujo, en avance o retroceso, en ascenso o descenso? Cada
quien (cada colectivo) valorará sus respuestas. Desde hace tiempo
observo criticamente lo que desde mi punto de vista son síntomas de
reflujo.
3.- SIN PENSAMIENTO CRITICO: ¿CUÁL TEORÍA REVOLUCIONARIA?
Primera idea que debemos retener para comprender las implicaciones profundas de un llamado cada vez mas urgente a la des-dogmatización del pensamiento crítico y de la llamada, aún monolíticamente, “teoría revolucionaria”.
También, desde mi punto de vista, no creo que exista ya "teoria revolucionaria" como gran paradigma teoría de la transformación
(el marxismo-dogma), sino la posibilidad de construir una "plataforma
teórica revolucionaria": múltiples nodos de insurgencia teórica,
articulados en una red de pensamiento critico socialista, donde caben
muchas voces, incluidas las diversas constelaciones marxistas.
El
asunto es debatir los modos de generación de conocimientos para la
transformación social, colocar en perspectiva diversos programas de
investigación militante o de investigación-acción, como apalancamiento
teórico de la praxis de los movimientos sociales y populares, así como
de los gobiernos autodefinidos por un horizonte de izquierda.
Obviamente
conocemos aquella manida frase: “sin teoría revolucionaria no hay
praxis revolucionaria”. El asunto que obviamos es que no hay “teoría
revolucionaria” desde la premisa que renuncia a la crítica radical,
que reproduce el “amor” por las estructuras de mando-obediencia. Hoy ha
quedado claro que la voluntad de poder (la potencia, el querer vivir)
pasa por una encrucijada ética que funda las condiciones de posibilidad de cualquire saber, entre la voluntad de emancipación o la voluntad de opresión.
4.-NO ENAMORARSE DEL PODER:
Tanto
“amar-mandar” como “amar-obedecer”, son justamente las raíces
espirituales de la sumisión, del pensamiento reaccionario. Allí una
racionalidad emancipatoria asume su antagonismo, leáse bién, su antagonismo
contra cualquier recaida (justificada por los cultores de la
realpolitik) en el pensamiento que reproduce los pliegues de
significación y sentidos de lógica de la dominación.
Históricamente,
ya conocemos la diferencia sustantiva entre aquellos que agenciaron la
"dictadura revolucionaria del proletariado" de aquellos que agenciaron
la "dictadura contrarevolucionaria sobre el proletariado". No hay que
creer más a estas alturas en las mentiras y ficciones históricas de toda
la mitología soviética, en todos los extravíos sobre la dictadura. Se
trata de revolución democrática sin fín.
Entonces,
una revolución sin polémica, sin debate, sin voces críticas, sin
planteamientos diversos, sin tensiones, sin diferencias, sin conflictos
no fecunda el espíritu revolucionario, el espíritu que a fuerza de
martillar los prejuicios y presupuestos, hace estallar todas las
convenciones, correcciones y dogmas. Más bien, al renunciar a una
insurgencia del cuerpo y la palabra, se hace patética la confesión de
quienes claman por un… ¿Termidor?, llámese restauración de la derecha ó
contra-revolución burocrática.
En un poco difundido trabajo de Michel Foucault denominado “Introducción a una vida no fascista”,
se apunta directamente a problematizar esta forma de “pensamiento
políticamente correcto”, que trata a los “sistemas de signos” (Un
“régimen de signos”) con el mayor de las supersticiones, veneraciones y
respetos.
Para Foucault es imprescindible
apelar a un arte de vivir, contrario a todas las formas de fascismo,
estén éstas instaladas o bien cercanas al cuerpo pensante. Quienes han
expresado que en Foucault no hay ningún programa positivo para
interpretar las relaciones poder/resistencia, podrian pasearse por este
corredor de su pensamiento:
a) Liberar la acción política de toda forma de paranoia unitaria y totalizadora;b) Que la acción, el pensamiento y los deseos crezcan por proliferación. yuxtaposición y disyunción, no por subdivisión o jerarquización piramidal;c) Liberarse de las viejas categorías de lo negativo (la ley, el límite la castración, la falta la laguna) que el pensamiento occidental ha sostenido como sagradas durante tan largo tiempo en tanto forma de poder y modo de acceso a la realidad;d) Elegir lo positivo y lo múltiple, la diferencia a la uniformidad los flujos a las unidades, los ordenamientos múltiples a los sistemas;e) Considerar que lo productivo no es sedentario sino nómada;f) No imaginen que haya que estar triste para ser un militante, aun cuando lo que se combata sea abominable. Es el lazo entre el deseo y la realidad (y no su fuga bajo las formal de la representación) lo que posee fuerza revolucionaria;g) No utilicen el pensamiento para dar a la práctica política valor de Verdad; ni la acción política para desacreditar un pensamiento como si éste no fuera más que especulación pura;
Foucault, inspirándose en Deleuze y Guattari nos ha dejado un programa positivo para la insumisión, para comprender a profundidad que todo discurso está ligado a determinados efectos de poder, que hay que prestarle suma atención a los juegos y las trampas del lenguaje, a la relación entre la retórica y la manipulación en el discurso, a todo el arsenal de recursos de seducción e incitación que pretenden colocar grilletes sobre la voluntad.h) Utilizen la práctica política como un intensificador del pensamiento, y el análisis como multiplicador de las formas y los ámbitos de intervención de la acción política;i) No exijan de la política el restablecimiento de los derechos del individuo tales como los define la filosofía. El individuo es producto del poder. Lo que hay que hacer es desindividualizar por medio de la multiplicación, el desplazamiento, el ordenamiento en combinaciones diferentes;j) El grupo no ha de ser un lazo orgánico que una individuos jerarquizados sino un constante generador de desindividualización. No os enamoréis del poder.
Extremo cuidado entonces,
con las concesiones y transacciones pragmáticas ante quienes se inspiran
en una apología secreta a las figuras de la voluntad de dominio. Una
cierta veneración supersticiosa por la forma-Estado, por ejemplo,
acompaña una cierta terminología de palabras-maestras, autores-maestros y
de identificaciones con líderes, cuya mayor cualidad ha sido formar
parte del panteón de los despotismos.
5.- EL NUEVO SOCIALISMO NO SE CONSTRUYE CON MÉTODOS FASCISTAS:
Todavía hoy, hay que afirmar que consideramos que la democracia socialista no se construye con métodos ni medios fascistas.
Ya sabemos la polémica de muchos comunistas de consejos, al calificar
las maniobras leninistas como obras de un "fascismo rojo". Este es un
tema aún postergado en las diversas formas de historizar a la
multiplicidad de las corrientes marxistas.
Pero
acerquémonos a los concreto de las situaciones. Por ejemplo, sacar la
pistola cuando escuchan una crítica, una discrepancia o un elogio a la
diversidad, o cerrar un medio alternativo, despedir a alguien o
intimidarlo con una suerte de “muerte política”, o construir una suerte
de cordon de seguridad y aislamiento, una "cerco epidemiológico" para
impedir las "intoxicaciones ideológicas", todo esto es parte de tácticas fascistas, que a la vez apelan a formas de “violencia simbólica”.
Por
ejemplo, el famoso “culto a la personalidad” ha implicado siempre una
renuncia al espacio de la autonomía intelectual y moral, renuncia a un
proceso de singularización como sujetos-en proceso, así como una
sacralización y una entrega de la voluntad propia a cualquier “jefe
indiscutible”. Hay que repetirlo hasta el cansancio: someterse al “principio del caudillo” es fascista de cabo a rabo.
Una
cosa es reconocer un liderazgo; otra, sacralizar un despotismo. Hay
fronteras entre la derecha y la izquierda que no pueden desdibujarse así
no más, sin caer en graves desorientaciones y en saltos de talanquera
de los que no se hablan, pero que tienen graves consecuencias.
Que
las nociones de "izquierda" o "derecha" sean palabras-valija legadas
del eurocentrismo, no implica que renunciemos a las implicaciones de su
uso: poder distinguir entre quienes pretenden pisarnos, humillarnos,
denigrarnos y oprimirnos; frente a las vías para amplificar la potencia,
para abrir nuevas trochas y espacios de libertad.
Por
otra parte, derrumbado el “marxismo-dogma” luego de la crisis terminal
del estalinismo, no hay posibilidad alguna de restaurar ni el
“monolitismo ideológico” propio del “socialismo burocrático” ni el culto
a ninguna fórmula de “Líder infalible-partido único-masa de maniobra”.
Ni hay infalible, ni único, ni rebaño político.
6.- COMBATIR LOS HÁBITOS DE LA VIEJA IZQUIERDA:
El
comisariato político y los policías del pensamiento intentan forzar y
naturalizar ciertos hábitos, pero estos usos y costumbres no llevan sino
a un callejón conservador (basta leer entrelineas la entrevista de
Alarcón sobre el devenir de la revolución cubana para saber las razones
por las cuales el socialismo no será tan igualitario como se lo habían
imaginado). Pero lo fundamental sigue siendo:
Nada de eso. Una revolución de izquierdas no se excusa de las estrofas de aquella “Internacional”, original de Eugene Pottier: ''Ni en dioses, reyes ni tribunos, está el supremo salvador. Nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor''. Nosotros, la multitud, el pueblo trabajador no somos “masa de maniobra" ni rebaño electoral. “Soplemos la potente fragua que el hombre libre ha de forjar.” Lucha contra las tiranías. La letra original de Pottier dice: “No hay salvadores supremos: ¡Ni Dios, ni César, ni tribuno, Productores, salvémonos nosotros mismos! ¡Decretemos el bien común!” (Il n'est pas de sauveurs suprêmes : ¡Ni Dieu, ni César, ni tribun, Producteurs, sauvons-nous nous-mêmes ! ¡Décrétons le salut commun!). Estas frases estaban dedicadas: “Al ciudadano Lefrançais, miembro de la Comuna.” Pocos conocen la historia e ideas de este ciudadano y de esta Comuna. Esa comuna igualitaria parece desdibujarse en el posibilismo de la realpolitik.“(…) nada mas reprensible que esos hábitos mentales en el intelectual que inducen a la evitación, esa actitud característica de abandonar una postura difícil y basada en principios que se sabe que son los correctos, pero que uno decide no mantener. No deseas parecer excesivamente politizado; te preocupa demasiado parecer demasiado problematizador, necesitas la aprobación de un jefe o de una figura de autoridad, quieres conservar la reputación de ser una persona equilibrada, objetiva, moderada; esperas que se te llame para una consulta; para formar parte de un consejo o comisión prestigiosa y, de esa manera, seguir dentro del grupo que representa la corriente principal; esperas que algún día te harás acreedor de una distinción honorífica, un premio importante, tal vez incluso una embajada”. (Said; 2007)
Aun así, el rumor
popular lo plantea con más sencillez: ¡Sólo el pueblo salva al pueblo!
Si no, recordemos en Venezuela, las horas y minutos del 12 y 13 de abril
de 2002, mientras algunos burócratas corrían a refugiarse en las faldas
de alguna personificación del Capital. Acontecimiento histórico que
también traza fronteras nítidas entre izquierdas y derechas, no
retóricas sino sociales, fronteras de mundo de vida de cada cuál.
7.- ESTIMULAR LAS VOCES CRITICAS, LLAMAR A RECTIFICAR TODO LO QUE HAYA QUE RECTIFICAR, NO AL GIRO HACIA LA DERECHA:
Por
tanto, las voces críticas son el antídoto necesario para evitar las
recaídas conservadoras de las revoluciones (desdibujar izquierdas y
derechas) que pretenden institucionalizarse; es decir, “suicidarse”.
Cuando recientemente el historiador Vladimir Acosta plantea abiertamente sus impresiones sobre: “(...)
una suerte de viraje de una izquierda que se califica a si misma de
radical hacia una izquierda que se desplaza un poco hacia el centro. Una
suerte de centroizquierda más políticamente correcta, menos
conflictiva”, esta plantando bajo el uso de las figuras más
prudentes y propositivas de la argumentación, que no podemos mostrar una
política de bandazos. Primero ultraizquierda, luego diálogo amistoso
con la derecha; primero, neutralidad en el conflicto interno colombiano,
luego apoyo a la lucha contra el "terrorismo"; es decir, a la FARC.
Esto es dar bandazos, un patrón de improvisación que traduce la perdida
de rumbo estratégico.
Pero el historiador
Vladimir Acosta fue demasiado tímido en calificar de centro-izquierda,
una decisión tomada frente al impasse del periodista sueco-colombiano
Joaquín Pérez Becerra, por ejemplo. Exagerando la nota, diría que
todavía hay una izquierda que le cuesta calificar y clasificar los
acuerdos entre Hitler y Stalin, por ejemplo. Que todavía hoy son capaces
de suponer que el estalinismo era el socialismo. No es el caso de
Vladimir Acosta, por cierto.
El tema Pérez
Becerra lo comparo, de manera exagerada or cierto, con estas tensiones
que pasan por el cuerpo de los militantes de izquierda, cuando tuvieron
que justificar las maniobras del padrecito de Rusia cuando justificó el
pacto Hitler-Stalin. Stalin era "infalible. Eso solo fue posible, luego
de instalarse un clima de Cesarismo alrededor de su figura.
Algo
que resuena semejante puede estar ocurriendo, y desde hace tiempo, con
Chávez. No se trata de su persona, de su condición humana, de su
integridad como cuerpo que lucha que debe ser preservado en toda
circunstancia, sino del clima político que lo rodea, de la construcción
histórica de un liderazgo con ciertos patrones de proyección colectiva. Esto es, una relación determinada "lider-pueblo", no atributos esenciales de una subjetividad.
El
caso Pérez Becerra (y tdos los que se parezcan) introduce una
“anomalía” derivada de la realpolitik (Kohan dixit), donde se desvanecen
los principios como aquel cuadro de los relojes de Dalí. No es casual
que un tipo como Meszaros proteste, que Acosta proteste, que Brito
García diga lo que diga sin pelos en la lengua. Que muchos otros se
opongan, que resistan, que digan su punto de vista. Y así debe ser, y
debemos estar alegres de aquí sea, pero indignados de raíz ante los
"métodos fascistas" para apagar la crítica: amenazas veladas y no tanto,
intimidaciones, comentarios que rozan en delaciones, chantajes,
llamados al orden y a la ferrea disciplina que jerarquiza, despidos y
una sensibilidad defensiva-paranoica tan marcada por las actitudes
conservadoras. ¿Usted lo reconoce?
Si compañeros y compañeras, son métodos fascistas,
del fascismo social que nuestros camaradas post-68 nos enseñaron a
cartografiar, como parte de una micropolítica que si coge vuelo, y se
hace estado de dominación y subcultura para procesar diferencias o
discrepancias, anuncia definitivamente la imposibilidad de imaginar una
transición socialista en el país.
Lo afirmo sin eufemismos: se
está cancelando la posibilidad de la construcción de una democracia
socialista radicalmente distinta de las experiencias del colectivismo
despótico que llamaron generaciones enteras como "socialismo real".
Desde
el año 2006, pasamos de la crítica distinguida a los “habladores de
paja” del CIM (foro sobre Intelectuales, Socialismo y Democracia), a las
medidas de “Yo (el supremo), si te boto”, de la pesada mano que no
soporta ni la discrepancia ni la diversidad. A los guardianes de la
verdad y de textos sagrados. No será a esto, espero, lo que algunos
llegan a llamar “Gobernar convenciendo”. Si esto son métodos para
con-vencer, creo que sobra el “con-”, es sencillamente “vencer” por
abuso de una “posición de dominio”.
Ya lo
decía Gramsci, la persuación no se compara con el fenómeno del
"Cadornismo". Pedagogía política no es "voz de mando". Freire nos dicto
una memorable lección para distinguir la "pedagogía del opresor" de la
"pedagogía del oprimido". Y los cultores del cesarismo, del "principio
del caudillo", no hacen sino eso: "pedagogia del opresor".
Sobre
este punto, quienes glosamos "paja", "verborrea", "toxina ideológica",
analizamos gustosamente lo planteado por José A. Marina: “La pasión del
poder. Teoría y práctica de la dominación” y por Michel Onfray “Política
del Rebelde. Tratado de la Resistencia y la Insumisión”, registrando
los datos que arrojan los sismógrafos ideológicos en la Revolución
Bolivariana.
Pasamos en seis meses de una
vociferante “radicalización” post-26 de septiembre (¿se recuerdan de
aquella próxima “Asamblea de Extrema Izquierda”?) cerrando el año 2010,
con un no menos vociferante Diálogo entre gobierno y oposición, llegando
a una suerte de reconciliación entre el eje del ALBA y el llamado “eje
del Pacífico” (¡Santos es mi nuevo y mejor amigo!). Obviamente, habrá
quienes tienen razones para inquietarse.
¿Tanto
pesa un acuerdo pra construir un oliducto y un poliducto hacia el
Pacífico, o lo que tenga entre manos un narco como Makled, o otro tipo
de acuerdos de marcado acento económico, para llegar a compartir la
doctrina de la lucha contra el "terrorismo"?
Maniobras
que le quiebran el cuello a los cultores de la línea recta, aunque el
Presidente Chávez haya colocado varias veces el ejemplo moral de
personajes cuyas vidas han sido el trazado de dos puntos y una sola
línea recta (Francisco Mieres o Gastón Parra Luzardo).
Sin
embargo, para algunos escépticos, el punto de destino de Chávez no es
ningún “Socialismo del siglo XXI”. Solo tendríamos punto de inicio claro
(MBR-200), un torbellino de maniobras y un sin-número de puntos
intermedios, que llevan a diferentes “líneas de tendencia” (Dieterich
traza la suya: Chávez capituló frente a Monroe). ¿Tendrá razón
Dieterich?
Obviamente, para otros, el que
no se extravía es Chávez, que parece saber que significa inventar “el
punto de llegada”. El resto (los alquimistas), creen adivinarlo. Tal vez
menos que futurología predictiva, sería mejor seguir con atención
algunos vuelos cortos del “Búho de minerva”, para tratar de indagar
hacia donde apunta esta trayectoria llamado elecciones-2012 (sólo en
12-18 meses: Victoria ó Derrota, victoria abierta ó victoria cerrada,
Jose Vicente Rangel dixit), así como su más inmediato evento consecuente
(¿Y cómo avanza la revolución en estas circunstancias? ¿Y como se
gobierna con esta correlación de fuerzas? ¿Quién le pone el cascabel al
gato de la crisis política posterior a la elección presidencial? ¿Y la
gobernabilidad, qué? ¿Permitira el Pentágono un nuevo período de
Chavez?).
8.- SIN DEMOCRACIA RADICAL NO HAY NINGUNA "RADICALIZACIÓN":
Por
tanto, la llamada “radicalización” no consiste en hacerse más
vociferantes de un “infantilismo de ultra-izquierda”, sino en devenir
más clarividentes para combatir las tendencias presentes hacia la
derechización (Vladimir Acosta parece ubicar el viaje a la
"centro-izquierda", otros a la socaldemocratización, otros se sienten
realmente "perplejos").
Lo que parece
visible, y los movimientos sociales y populares parecen haber encontrado
su figura, es la maniobra de ciertas fracciones dominantes organizando una recomposición con claros tintes de derecha
(desarrollismo nacional con ribetes antidemocráticos. Ellos dicen: ¿Y
usted se creyó el cuento de la “democracia participativa y protagónica?,
y lo murmuran socarronamente), además del “anticomunismo ramplón” que
impera en segmentos de la oposición a la revolución bolivariana (Dicen:
El problema no sólo es Chávez, hay que liquidar eso que llaman
“bolivarianismo revolucionario”; en fin, las corrientes
nacional-populares, democráticas y anti-imperialistas que habitan el
campo “chavista”).
El diputado adeco David
Morales Bello dijo frente al 4-F de 1992: ¡Muerte a los golpistas!
Estos dicen: ¡Muerte, carcel y persecusión a los Socialistas
bolivarianos del siglo XXI!
Opino que lo
más consecuentemente identificable con las tradiciones revolucionarias
de izquierda, se ha vuelto problemático para la derecha exógena, para la
endógena y para la izquierda de aparato.
Los
intereses comunes como "clase dominante" comienza a penetrar el alto
gobierno. Si los movimientos sociales y populares dejan de ser “rebaño” o
“masa de maniobra”, se vuelven excesivamente críticos y desafiantes a
todos los despropósitos y ambiciones por consolidar una "nueva clase
político-económica", entonces hay que silenciar todo ese “barullo
popular”. Y eso es el barullo popular: revolución bolivariana, no sólo chavismo emocional o primario.
Históricamente,
la derecha (con ansias de retaliación) en el poder sólo ha puesto en
práctica una vía frente a las izquierdas revolucionarias: persecución,
asesinatos, torturas, carceles y desapariciones. Aunque ha sido a veces
frustrante para los poderosos intentar pisar el “cuero seco” o mancillar
el “agua mansa”, han instituido fórmulas completamente sanguinarias:
Trujillo, Somoza, Pinochet, Videla. La derecha tiene un menu a la carta para controlar despóticamente cualquier signo de resistencia y rebeldia en el movimiento popular.
Lo
que realmente pasa es que las compuertas de un movimiento hacia luchas
políticas y sociales (corriente histórica-popular) que no se ajustan ya
al modelo prescrito por la tradición de la “izquierda de aparato”, ha
abierto nuevas territorios de lucha; no se deja colocar bozales, ni
grilletes mentales ni obedece a las amenazas castradoras. El asunto es
que sigue siendo poder constituyente.
El mejor ejemplo, es todo el intento por metabolizar y transfigurar las voces críticas de las bases del PSUV
frente al debate de las “cinco líneas estratégicas”, para algunos
intentar reconvertirlas en mensajes de férrea disciplina, calcada de los
moldes de los viejos aparatos estalinistas.
La
“cooptación” fue sólo una primera provocación. Lo que viene puede
definir incluso el destino del llamado “Gran Polo Patriótico”, que no
puede reducirse a la suma de siglas, al “archipiélago de aparatitos”,
incluida la maquinaria de un PSUV-sectario.
El
asunto de la regresión socio-ídeológica tiene que ver con sacudirse de
encima tesis como el poder constituyente, la revolución democrática
permanente, el doble poder, la construcción de hegemonía popular
revolucionaria, y recaer en las tesis del marxismo burocrático más
ramplón: un gran timonel, un pequeño estado mayor, un
partido-maquinaria, un comisariato político para controlar disensos, y
un sistema de correaje hacia los llamdos organos de base del poder
popular. La arquitectura jerárquica, la paranoia unitaria y
totalizadora, la reducción de lo multiple a un sistema cibernético de
primer orden (el panóptico).
En fín, se
pierde de vista la palanca sustantiva del poder popular como
protagonista central de la transformación. En fín, o se asume la
potencia constituyente del barullo popular, con toda su carga de
insumisión y rabia por tanta promesa rota, o se abren los verdaderos
riesgos políticos para el “cogollo endógeno”.
El
cesarismo, el dogmatismo, el burocratismo y el sectarismo son la
cuadratura del círculo del socialismo burocrático. Hay que incitar a ir
más allá de los partidos-aparatos, pero no a la búsqueda de una “derecha
nacionalista”, sino de un pueblo-pobre rabioso que siente en su cuerpo
las premisas de la filosofía de la liberación. Llamen a esto populismo o
no, el asunto es transformar el desvarío, en una regeneración de la
revolución popular, democrática y bolivariana, premisa inicial para
pasar a las tareas de la transición post-capitalista, sin temeridades y
sin claudicaciones. Hay que enfrentar, siguiendo a Foucault, severos
adversarios en una revolución democrática que ha sido bloqueada:
1) Los sacerdotes de la vieja teoría revolucionaria, los preservadores del orden puro de la política y del discurso político auténticamente revolucionario. Burócratas de la revolución y funcionarios de la Verdad monolítica. El viejo socialismo real.2) Los mercaderes del deseo: los publicistas de la revolución, los que hacen marketing y pragmática política, que consolidan negocios, que quisieran reducir la multiplicidad del deseo a las leyes simples de canalización de segmentos de votantes, a cada “falta” o “carencia”, una “esperanza electoral”. El populismo con desarrollismo de siempre.3) Por último, el mayor enemigo, el adversario estratégico: el fascismo social. No sólo quienes saben manipular el deseo del gran público, sino el fascismo interno a cada subjetividad que renuncia a su potencia, a la critica radical, al comisariato político dentro de nuestras cabezas y nuestras conductas cotidianas, el fascismo que nos hace amar el poder, amar la obediencia, desear aquello mismo que nos domina, nos denigra y nos explota. Quien ama al poder, se convertirá en un capataz más de la burocratización. El comisariato que administra y hace gala de su norma: disciplina.
9.-NO AL OPORTUNISMO NI A UNA INTELECTUALIDAD PALACIEGA:
Efectivamente,
hay que estar al acecho de las más pequeñas huellas del fascismo en
nuestros cuerpos. Frente a los acontecimientos recientes, los reenvíos
de sentido de Said algo nos dicen:
No hay de que deshacerse tampoco en elogios con la democracia colombiana, con una democracia de "falsos positivos". Creo que es posible comparar algunos estratos de sentido de este texto de Said, con el "conflicto interno" en Colombia, con el fracaso histórico de las soluciones negociadas entre actores que son políticamente beligerantes. ¿O no es así?“Si, la voz del Intelectual es solitaria, pero su resonancia se debe al hecho de asociarse libremente con la realidad de un movimiento, las aspiraciones de un pueblo, la prosecución común de un ideal compartido. El oportunismo ordena que en Occidente, muy dado a criticar sin ambages, por ejemplo, el terrorismo o los excesos palestinos, denuncies estos hechos en voz alta y, a continuación, te deshagas en elogios sobre la democracia israelí.”
No
se trata de “democracia versus terrorismo”, de entregarle “terroristas”
al “nuevo y mejor amigo”, sino de reconocer como responsabilidad
intelectual el llamado a superar la barbarie del conflicto armado colombiano,
a la barbarie que deshumaniza el conflicto entre los actores
beligerantes, denunciar el extremismo de todos los implicados en el
caso, y “no sólo del partido más débil y más fácil de vapulear”. Ya
sabemos a donde fue a parar la Unión Patriótica, a una tumba colectiva
preparada por la oligarquía colombiana.
10.- ¿CÓMO LA DERECHA INTERPRETA EL VIRAJE DE CHÁVEZ?:
Aquí
se encuentra el viraje más notorio de la decisión de Chávez, que
prestos al analisis ha reconocido la asesoría cercana a las posiciones
de la MUD. Leámos (Rocio San Miguel; Tal Cual; "Fin de la neutralidad",
27 de abril de 2011, pp. 4):
"El primer gesto importante de política exterior del Presidente Chávez, una vez asumido el cargo en 1999, fue declararse neutral frente al conflicto armado no internacional de Colombia. Esto interrumpía una consolidada posición del Estado venezolano, sostenida por décadas sin distingo de presidente al mando de la República, que condenaba la actuación de los grupos armados al margen de la Ley que hicieron vida, en sucesivas etapas, en la guerra interna en ese país. La neutralidad frente a Colombia declarada por Chávez, en estricto derecho, supuso un trato de igualdad por parte del Estado venezolano para todos los combatientes presentes en el conflicto armado en Colombia, fuerzas regulares e irregulares (Fuerzas Armadas de Colombia, paramilitares y guerrilleros), aunque las afinidades ideológicas con las FARC quedaron de inmediato de manifiesto, lo que fue complicando el panorama de las relaciones bilaterales. ¿Qué significado para el derecho de la neutralidad tiene la detención esta semana en Venezuela de Joaquín Pérez Becerra, presunto cabecilla del frente internacional de las FARC y su inmediata entrega a Colombia por parte del Gobierno de Hugo Chávez Frías? Sólo un significado tiene esta detención. El del fin de la neutralidad del Estado venezolano frente al conflicto colombiano."
Y continúa:
"Un mensaje muy poderoso que está dando el gobierno de Chávez con consecuencias políticas nacionales e internacionales determinantes. Importándole poco al gobierno nacional la protesta del Partido Comunista Venezolano (PCV) y de otros aliados y seguidores de la revolución bolivariana que a esta hora aún no entienden qué está sucediendo y el alcance de este giro de 180°, después de 12 años de apoyo ideológico demostrado a las FARC. Con la llegada de Juan Manuel Santos al poder y el restablecimiento de las relaciones bilaterales; Venezuela y Colombia firmaron un acuerdo de seguridad en 2010, que sólo en los primeros 4 meses de este año 2011 ha significado la entrega por parte de Venezuela a Colombia de 8 ciudadanos colombianos acusados de delinquir. Entre ellos, integrantes del ELN, paramilitares y narcotraficantes. Sin embargo, ningún miembro de las FARC había sido deportado. La detención y deportación de Pérez Becerra a Colombia por parte de Venezuela es un paso positivo que ha dado el gobierno de Chávez. Y debe saludarse sin titubeos el fin de la neutralidad del Estado venezolano frente al conflicto armado en Colombia; posición que podría reconciliar a nuestro país, por cierto, con una necesaria actitud clara frente a la existencia de grupos armados al margen de la ley."
Finalmente:
"Por lo pronto, a partir del fin de la neutralidad de Venezuela frente al conflicto armado en Colombia, que significa la deportación de Joaquín Pérez Becerra y frente a casos similares de detenidos, trátese de guerrilleros o paramilitares colombianos , deben establecerse con urgencia protocolos estandarizados de respuesta para los cuerpos de seguridad del Estado venezolano en los puestos de inmigración del país y reglas claras de enfrentamiento en puestos fronterizos comandados por la Fuerza Armada Nacional."
Como es
visible, apoyo a la medida, saludo sin titubeos del fin de la
neutralidad del Estado Venezolano frente al conflicto armado en
Colombia, con ñapa agregada de consejo al Principe: "(...)
establecer protocolos estandarizados de respuesta para los cuerpos de
seguridad del Estado en los puestos de inmigración del país y reglas
claras de enfrentamiento en puestos fronterizos comandados por la Fuerza
Armada Nacional".
11.- LA SEMANTIZACIÓN POLÍTICA DE LA RESTAURACIÓN CUARTO-REPUBLICANA:
Los
pequeños detalles que omiten llamar por su nombre a la Fuerza Armada
Nacional Bolivariana, que llama directamente al enfrentamiento con los
"grupos armados al margen de la Ley" recuerda los espectros de Carmona,
cuando manoseaba al nombre de "República de Venezuela". Se trata de la semántica de las restauraciones cuartorepublicanas.
Para
Said, se trataria en cambio de otra actitud y otro lugar de
enunciación. En esto consiste no una postura de imparcialidad, sino de
prefigurar una justicia por venir ante las atrocidades que cometen a
diario tanto el para-militarismo como funcionarios del propio Estado
Colombiano. ¿o no es así, estimada San Miguel?
Para
Rocio San Miguel (ya nos recordaba Poulantzas cuando hablaba de gestión
de los ilegalismos en el Estado capitalista), tal vez eso signifique la
"Ley".
Para Said, hablarle claro al poder
implica sopesar cuidadosamente las alternativas, intentar aproximarse
al máximo bien, tratar de influenciar para provocar el cambio adecuado.
Esto sucede con el caso mencionado, pero además con millones casos que
traducen la descomposición de la revolución bolivariana, su retrogradación.
12.- DIMINUTO CONSEJO AL PRINCIPE:
Sin voces críticas, no habrá ni una 3R ni un millón de R. Sin embargo, basta dar un pequeño paso para alejarse de las felicitaciones de la derecha:
Rectificar…
jbiardeau@gmail.com