En este punto debemos poner en claro cuál es el máximo objetivo de esta revolución, y por ende del gobierno presidido por el comandante Chávez, y creo que nadie tiene dudas, en que lo más importante es el lograr cambiar, radicalmente, el sistema capitalista, que no solo rige a nuestra economía, sino que, tristemente, rige a todo nuestro quehacer social, y cambiarlo, totalmente, por un modelo socialista, que no solo abarque lo económico y lo social, sino que se meta, se introduzca, en absolutamente todos los estamentos de nuestro estado, de nuestro bello país, creo que en eso no tenemos ni la menor discrepancia todos los que seguimos este proceso.
Ahora bien, teniendo muy en claro lo anterior, debemos coincidir en que el mayor problema de la revolución, en los actuales momentos, es su falta de penetración en el ideario social venezolano, es su pobre, por no decir que nula, formación ideológica del ciudadano común, por no mencionar, que los fallos ideológicos dentro del mismísimo partido de gobierno son más que evidentes, es así de claro, la única manera de que esta revolución no fenezca con el presidente de la república, es que de una vez y por todas, logremos que la tan necesaria ideologización de nuestro pueblo se ponga en marcha, actúe de manera clara y efectiva, y esto solo se logra con un verdadero programa de educación socialista, no solo a nivel de las escuelas, sino a nivel de toda la sociedad, y para esto el ejemplo gubernamental juega un papel preponderante.
Es así de claro, al no estar la revolución en el ideario social del pueblo, es lógico que este tienda a asociar la ideología revolucionaria con los ejemplos que le vienen por parte de la actuación de gobierno socialista, y eso es así, y además debe ser así, el problema es que en una sociedad tan conflictiva y con tantos viejos y anacrónicos problemas como la nuestra, la gestión de gobierno, en muchos casos no es el mejor ejemplo que podríamos dar.
Es muy difícil imponer un nuevo modelo social, crear un nuevo individuo, reformular, o mejor dicho, imponer la ética y la moral en la sociedad, si primero que nada, no logramos la formación de una verdadera estructura educativa socialista, y después, logramos que el gran ejemplo de esta nueva identidad social sea la gestión de gobierno o mejor dicho, la gestión de nuestro líder supremo, y esto resulta, más que difícil, por no decir que imposible, para un gobierno simple como el que tenemos, no solo para nosotros y nuestra revolución, sino para cualquier proceso de cambio alguno.
De lo anterior, es en lo que me baso para decir, una vez más, ya que esto lo he tratado ya en varios artículos míos con anterioridad, que es urgente, prioritario, iniciar el proceso de la reestructuración del estado a través de una enmienda constitucional, que nos permita crear ese nuevo ejecutivo, porque es ahí justamente donde debemos reformarnos, ya que en esta nueva reestructuración del estado la gran modificación hay que hacerla en el ejecutivo, ahí está el foco central, y es por eso que es imperioso separar la figura de nuestro líder y presidente del quehacer diario, del gobierno del día a día.
Es así, que a mi modesto entender, y el de algunos otros un poco mas versados que yo en la materia y con los que mantengo frecuentes charlas al respecto, que el ejecutivo debe quedar dividido en dos grandes poderes, uno, el presidencial y el otro, regido por un primer ministro o vicepresidente, (el nombre es lo de menos), con funciones muy claras y con sistemas eleccionarios más claros aun.
El Presidente, se mantendrá como el todo poderoso del gobierno nacional, el tendrá la capacidad de remoción del primer ministro, suya será, por completa, la agenda de las relaciones exteriores, será el encargado de fundar las directrices económicas y políticas, siendo además, el máximo fiscalizador, tanto de la gestión económica, como del ordenamiento y funcionamiento político, pero por sobretodo, será el guía fundamental, y esta será su máxima tarea, de la revolución, de lograr, con su ejemplo de vida y de gestión, impulsar a nuestra revolución, de una vez y por todas, dentro del ideario social venezolano.
Su elección se hará de igual manera que lo tenemos en los actuales momentos, solo que tendrá una duración su periodo de 10 años, ya que una década es más que necesaria para afincar los cambios necesarios dentro de la sociedad, pero eso sí, se mantendrá el referéndum revocatorio al llegar a la mitad de su mandato.
El primer ministro, tendrá a su cargo todas las funciones del gobierno ejecutivo, suyo será el nombramiento de los ministros y la regencia de estos, de su responsabilidad será la ejecución de planes, deberá ser el conductor de la economía, es decir, será el encargado del día a día, eso sí, siempre dentro de los lineamientos generales establecidos por el presidente. Este primer ministro será elegido cada 4 años por la Asamblea Nacional, debiendo pertenecer al grupo parlamentario que detente el 51% de la Asamblea y que de no haber un solo grupo con mayoría, la alianza que logre ese 51% en esta Asamblea será la que elija al primer ministro, eso sí, la asamblea debe ser elegida antes de cualquier elección de primer ministro.
Mis estimados lectores, estemos claros, lo importante aquí es la revolución y que esta logre perpetuarse, mas allá de la propia existencia de nuestro líder, y para ello si no logramos insertarla en el ideario social de la mayoría de nuestros conciudadanos, mal estaremos, y si bien la educación es el pilar fundamental de este proceso transformador, el ejemplo del líder es tan importante como esta, y es por ello, que la única manera de deslastrar la carga de un gobierno que se desgasta día a día, de la vital función presidencial de imponer el socialismo en nuestra sociedad, es creando esta nueva división del poder dentro del poder ejecutivo, evitando así, de esta manera, el inevitable agotamiento de la figura del líder de la revolución, ante el quehacer diario de una gestión gubernamental.
De
igual manera y tan importante como todo lo anterior, es que estos cambios
tienen que originarse, a más tardar en el primer año de gobierno del
próximo periodo presidencial de nuestro líder y presidente, es decir,
en el 2012, ya que la revolución tiene 13 años esperando, y si bien
es muy justo reconocer que ha sido mucho lo que se ha avanzado, es imperiosos
estar claros que es muchísimo más los que nos falta, y de ahí la
urgente necesidad de estos importantes cambios, y ya para finalizar,
solo quiero decir que quizás mi idea no sea la más acertada, o quizás
si lo sea, pero falló en algunos puntos de forma, es por eso que lo
único que busco es generar un patrón de debate y discusión, entre
las personas más preparadas, que nos permita buscar la real vía de
lograr lo más importante, y que no es otra cosa, que la imposición
de nuestra revolución socialista en nuestra nada patria de Bolívar.