Cuando hablamos del camarada Julián Conrado, lo asociamos con nuestras luchas, con nuestros sueños, y con la ternura. Parecería contradictorio, que un integrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC nos motivara ese tipo de apreciación... Y es comprensible si lo vemos con el lente del opresor, del fascista, de los que yo he llamado “los enajenados”. Pero es que estamos hablando de Julián Conrado, aquel que, motivado por la necesidad de justicia social para su país, en principio y para el resto de los países de su América Latina más adelante, ingresó a la guerrilla en el año 1.983 a la edad de 29 años luego de una travesía en movimientos de izquierda desde 1965. En esa oportunidad comentó: “En Colombia es más fácil organizar una guerrilla que una junta de acción comunal”, misma frase que 'Conrado' le dijo a su madre, para justificar su ingreso a las Farc.
Tenía una marcada influencia del cura Camilo Torres.
Nacido en el municipio Turbaco en el departamento de Bolívar en 1954, pertenecía al Estado Mayor de las Farc. En las fracasadas negociaciones en El Caguán hizo parte de la comisión temática de ese grupo guerrillero que organizaba las audiencias públicas en la desaparecida zona de distensión. El mundo lo conoció durante estos diálogos de paz cuando era integrante del Frente 19 comandado por Simón Trinidad. Con su guitarra en mano inauguró las conversaciones entre Manuel Marulanda Vélez y el ex presidente Andrés Pastrana y cuando las Farc realizaron el lanzamiento del Movimiento Bolivariano en abril del 2000.
El cantautor ha hecho de su guitarra un fusil, de su canción liberadora las balas y de su militancia el terror de los que no saben de amor patrio, de soberanía, de amor por el prójimo. Este accionar de Julián, lo ha hecho meritorio de que el ufanado Departamento de Estado de Estados Unidos haya ofrecido una recompensa de 2,5 millones de dólares a quien diera información sobre Guillermo Enrique Torres, su verdadera identidad.
Ha hecho más de cien canciones de charamanduca, o “música de la nueva Colombia” que es el nombre con que las FARC bautizaron a la canción guerrillera, herramienta de combate que ha contribuido a la ideología de este frente de lucha. La producción discográfica de las FARC, al parecer, suma más de quince discos, entre los que hay vallenatos, porros, y música llanera, entre otros. Conrado fue encargado de dirigir un proyecto cultural dentro de las Farc para tratar de darle identidad a esa organización.
En una creación casi premonitoria, o mejor dicho visionaria, el camarada Julián Conrado compone la canción MI CANTO. En ella podemos escuchar al cantautor advirtiendo del soplón que lo podría vender y que sería solicitado por extradición dado su supuesto vínculo con el narcotráfico. Nuestro Julián, y digo nuestro, porque es patrimonio de la lucha de los pueblos del mundo, de los que Evita llamo sus “descamisados”. Icono de honestidad y resistencia, ejemplo para las generaciones futuras que inspiradas en él, así como en otros baluartes de nuestras acciones por lograr la emancipación de nuestros pueblos, han combatido incesantemente por lograr el objetivo, cada uno desde sus trincheras y con sus propias armas.
En un comando binacional temerario y bizarro, Conrado, fue capturado en Mayo de 2011 en una zona del estado Barinas, en Venezuela, cercano a la frontera con Colombia.
¿Cómo se puede entender la posición del gobierno venezolano que pone a disposición de un gobierno de esencia narco-para-militar como el colombiano, a un ser de la talla de Julián Conrado nacido para la defensa de su Patria, de sus ideas, del hombre y su dignidad, además de esto, en delicada condición de salud?
Cuando nuestro comandante Chávez nos decía en el marco de la captura de Julián “que no se repita el caso Granda”, lo acompañamos en su petitorio comandante, que no se repita, que no se repita!!!
Ya van dos años de aquel triste y penoso episodio, y aun no se han definido acciones legales que sustenten la viabilidad del asilo político, en el entendido de que Conrado, es un perseguido político del gobierno colombiano y, más aun, que es inminente el riesgo de su vida si es extraditado a su país. Entonces, ¿qué lectura debemos darle todos los grupos de lucha de hemisferio, que vemos a Conrado como un referente por el combate para obtener la liberación y la paz de su amada Colombia y para otras naciones del mundo?
¿Qué podemos pensar cuando Conrado es detenido en la tierra de Bolívar por un comando binacional, pese a estar en territorio de la Revolución Bolivariana??
Estas y otras interrogantes, pululan en los diversos colectivos que claman por la libertad del cantautor de la Dignidad.
Paradójicamente, Conrado escribió una canción que tituló Moriré Cantando, donde alude la situación por la que atraviesa en tierra venezolana, tierra que ama profundamente, así como a su Revolución Bolivariana. Los invito a oírla y permitir que se crispe su sensibilidad ante una creación tan sentida y sublime.
Libertad para el camarada de la utopía de lo posible, que no es otra que la Revolución de nuestros pueblos!!
Que no calle tu canción Julián, que la conciencia revolucionaria y latinoamericana se impondrá ante la injusticia!!
Virginia King
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