El advenir de una conciencia: socialista, independiente y democrática entre los venezolanos, ha propiciado un clima de camaradería, que mutó de un modelo político integral a una rebelión humanista, pacifista y ecológica. Los nuevos horizontes por descubrir en la Venezuela del siglo XXI, resplandecen en una ideología bolivariana “roja”, que fomenta: la inclusión social, el reivindicar los derechos del pueblo y un palpable avance cultural, educativo y científico, que no distingue: colores, razas y dogmas.
La Patria del Libertador, atesora un sinfín de: recursos naturales, especies de flora y fauna, que la catapultan como un templo sagrado recreado por el planeta Tierra. Es innegable, la voluntad de la “gesta revolucionaria”, en propiciar cambios positivos en la interacción Hombre-Medio, gracias a la praxis de políticas ambientales que recorren la geografía “verde” bolivariana. Las leyes que nacen del poder legislativo en la “Asamblea Nacional”, como la “Ley de Bosques y Gestión Forestal”, la “Ley de Gestión Integral de la Basura” o la “Ley para el uso racional y eficiente de la Energía”, son instrumentos legales vigentes que generan un marco teórico-práctico entre los deberes y derechos de los venezolanos.
Mientras que la Misión “Luciérnaga” o “Árbol Socialista”, han sido oportunas respuestas proconservacionistas en refrendar el valor ecosocial en toda Venezuela. Cambiar bombillos incandescentes por luces de bajo consumo, sanear ríos con el apoyo de las comunidades y reforestar áreas verdes, son iniciativas de usufructo ecológico conllevadas en el país. A su vez, el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (Minamb), activó la línea gratuita 0800 26243683, que le permite a las personas realizar con premura, la denuncia sobre los delitos que infrinjan la paz de la “Madre Tierra” y así disminuir los índices de impunidad.
Doctrinas en juego
Pese a ello, nos duele la ancestral indiferencia ecológica que impera en factores que hacen vida pública en el país, como: grupos de opinión, asociaciones tendenciosas y representaciones eclesiásticas, que participan del acontecer criollo, sólo para favorecer intereses mediáticos, atentar contra la paz ciudadana o confundir el discernimiento de la gente.
Se aprecia como el Clero Venezolano, NO ha incentivado de forma sistemática, una conciencia ecosocial en los feligreses que yacen en nuestro territorio. Por desgracia, el problema se extiende a la gran cantidad de cultos, sectas y credos que forman parte de la cotidianidad de sus adeptos. Nunca realizan campañas masivas de reciclaje o de reforestación de áreas públicas. Tampoco promueven una “Cultura Ahorrativa” en el uso de la energía eléctrica entre sus devotos. Es triste observar como no aprovechan el gran poder de convocatoria de sus rituales, misas y ceremonias, para llevar el mensaje ecológico a la familia venezolana. Además, que no tienden a fijar una posición unilateral ante problemáticas ambientales latentes a escala global, lo que se traduce en un aislamiento total ante dichos inconvenientes.
Creemos que detrás de valores para la Vida, como la honestidad, el respeto y la solidaridad que se promueven en las citas bíblicas religiosas, se esconde el gran valor de la “Ecología”, que debería aflorar naturalmente en las personas que reciben ese mensaje sacro. Lo absurdo, es que la mayoría de los individuos que asisten a esos templos, no asumen un rol activo en la defensa del Medio Ambiente y sus recursos naturales. De hecho, suele existir un total desconocimiento de conflictos ecológicos latentes, como: el “Efecto Invernadero”, el “Calentamiento Global” o el “Cambio Climático”. Sólo consumen los minutos que se padecen en la oralidad de un sermón, que no termina por fructificar su hierática señal de luz en la realidad “real” que cotejan sus devotos.
Allí se evidencia, la indiferencia ecológica que comentábamos en párrafos anteriores y se demuestra como los antivalores de la Sociedad Moderna, se han encargado de rentabilizar el lado espiritual que apremia a cada persona. ¿Te imaginas que antes, durante o después de la Misa, se le dedicara “obligatoriamente” unos segundos al mensaje ecológico? Si el Padre mientras oficiara la ceremonia divina, dijera frases célebres como: “No boten basura en las calles”, “Cuiden lo azul de las playas” o “Desenchufen los electrodomésticos”. Si se multiplicaran esas simples palabras en cada templo bendito a nivel global, sin duda que el Mundo sería un lugar mucho más armonioso para nuestra “Pachamama”. Por desgracia, aunque creíamos que la gran enemistad de la “Religión”, sólo era con una personita llamada “Ciencia”, parece que la “Ecología” es la tercera manzana de la discordia.
Utopía del cambio
En Venezuela, han ocurrido violentos daños ecológicos que requerían de una actitud proactiva por parte del Clero. Sin embargo, siempre ha existido una pasividad en ponderar esos agravios medioambientales. El trágico derrame petrolero en el río “Guarapiche” del estado Monagas, el infernal “rustiqueo” de las carreras “Fun Race 4x4” en la Gran Sabana o la “Monumental” barbarie taurina de las “Corridas de Toros”, son ecocidios que debieron ser oportunamente: denunciados, repudiados y castigados por autoridades eclesiásticas.
No obstante, la indiferencia ecológica otra vez se hizo sentir en la psiquis de sus celestiales santidades, para no rechazar la perversión de esos delitos. Lo más triste, es que esa conducta sólo deja un gran signo de interrogación en sus feligreses, quienes sienten “creer” sin saber en lo que realmente creen. Toda esa confusión socio-cultural, obliga a que las personas inicien un proceso de “autodescubrimiento”, que les hará reflexionar sobre su interacción con el Medio que los alberga.
Un pequeño gran detalle, que demuestra la apatía del Clero en preservar lo azul del cielo, se aprecia en la legendaria junta del “Cónclave”, al ver como la “fumata” o nube de humo que sale a través de la chimenea que se instala en el tejado de la “Capilla Sixtina”, es el resultado de quemar los boletos de la elección papal. La incineración del papel, genera contaminación ambiental, debido a que se liberan gases tóxicos en la atmósfera, por causa del proceso de combustión. En épocas decembrinas, no debes utilizar el “Musgo” al adornar el pesebre, ya que esa planta escasea en la geografía criolla. No debes “quemar” llantas como forma de protestar en la calle ante problemas sociales, pues eso perjudica a la capa de Ozono. No adquieras luces navideñas para darle más vistosidad a tus decoraciones. Es un innecesario malgaste eléctrico.
Ya es hora que Instituciones, organismos públicos y asociaciones sin fines de lucro, se fusionen para atacar problemáticas socio-culturales que perjudican la sana interacción Hombre-Medio. Si el Episcopado venezolano, la Oficina Nacional Antidrogas (ONA), la Dirección de Protección Integral de la Familia (DPIF) y el Minamb, se decidieran a atacar en conjunto: el “bullying” o acoso escolar, el tráfico ilegal de fauna exótica o la violencia intrafamiliar, se podrían generar acciones mancomunadas de usufructo colectivo. La realización de charlas, talleres y reuniones planificadas por dichos entes venezolanos en: centros educativos, plazas y hogares del suelo patrio, permitiría la aceptación integral en las personas de valores para la Vida y por ende la inyección del gran valor de la “Ecología”.
La gran pretensión
El Mundo se cae a pedazos. Los himnos, los dogmas, los colores, las razas, las banderas y los escudos, han desunido irreconciliablemente a la Sociedad global, gracias al pago de las armas, el odio y las balas perdidas. Sabemos que el Hombre jamás cambiará sus inicuas miserias espirituales en la “Tierra”, mientras el dinero siga marcando el rumbo de su inevitable autodestrucción. Lo que nos duele, es ver como toda esa letal distorsión de la realidad “real” que vivimos, hace que paguen justos por pecadores, que el fin justifique el medio, que presionemos el gatillo y se cometa el sacrilegio. Hace que le lloremos profundamente a la soledad que nos embarga en cuatro paredes, sólo para despertar y seguir viendo la infernal historia de nunca acabar.
Dicen que todos los caminos conducen a Roma. Pero, salir al balcón y decir “Abdicarit”, mientras la guerra “Made in USA” se encarga de aniquilar el sufrir ajeno. No ayudará a que la guerra “Made in USA” se olvide de cumplir el genocidio. Salir al balcón y decir “Salve ad omnes”, mientras los antivalores “Made in USA”, se encargan de destruir la mente de millones de almas perdidas. No ayudará a que los antivalores “Made in USA” se inmolen en el horizonte del etnocidio. Salir al balcón y decir “Abysso”, mientras el ecocidio “Made in USA”, se encarga de envenenar el aire de la Tierra. No ayudará a que el ecocidio “Made in USA”, se consuma en las cenizas que yacen en la Tierra. Salir al balcón y decir “Relevium”, mientras la gente pelea a muerte por una gota de agua, los niños fallecen en el frío de la calle y el mar se hace cada vez más “rojo”, es la triste historia de nunca acabar.
Vivimos dentro de una Sociedad Moderna, presa de sus propios prejuicios, banalidades e injusticias. Dicen que nadie está libre de pecado. Es una oración simple pero efectiva. Nadie está libre de pecado. El problema, es que el Hombre ha encontrado la forma de rentabilizar sus errores y dejar que el sentimiento de culpa aflore sólo después de la última cena. El mercader de antivalores, se encarga de satisfacer la absurda demanda consumista, que se aprovecha de una fiesta con matices religiosos, para lucrarse en medio de las nocivas publicidades que transmiten los medios privados de TV y a la necesidad de la gente en sentir todo lo frívolo, superficial y fútil que llevan a cuestas.
Nunca hay que generalizar en los inciertos caminos del Señor. Claro que existen familias venezolanas prestas a valorar lo espiritual, la religiosidad y la sana convivencia entre todos. Por supuesto que hay personas de gran nobleza, que aman al prójimo y apoyan la lucha ecológica. El problema, es que esa condición humana, es una actitud en verdadero peligro de extinción a escala universal. Sólo mira a tu alrededor y verás la ira que aguarda en la gente. El intento de perdernos en liturgias que esclavizan un dogma a ciegas, sólo nos deja en la oscuridad infinita de lo desconocido. Es preferible asumir un compromiso de respeto por el planeta Tierra y juntos rezar para que sus genuinos misterios naturales gocen de nuestra sentida devoción.
¿Te imaginas que la Tierra no tuviera el poder de auto-regenerarse? Que si talaras un árbol, jamás se pudiera replantar. Que si quemaras un área verde, jamás se pudiera reforestar. Que si cometieras un error, jamás se pudiera perdonar. Si esa fuera la ley de la Vida, los Seres Humanos serían definitivamente un triste recuerdo perdido en el Universo. Todos los días se elevan plegarias al cielo, para que el Universo se decida a presionar el botón de la sagrada “Extinción” y que los Seres Humanos sean un triste recuerdo en el Universo. Esa es la gran pretensión…
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