-"Recojamos a doña Rosa, tirada allá; en aquel rincón refugiado se encuentra don Ramón, quien perdió la muleta en la sampablera."
Eran días de la IV República, de cuando gobernaban los ahora opositores, de la preeminencia de los preceptos inmutables, sagrados de la política neoliberal y del FMI.
-"Esas erogaciones, para pagar pensiones a viejos improductivos, gastos en educación y salud, hay que detenerlas, borrarlas de los presupuestos. Hay que privatizar el seguro social y hacia allá vamos."
Estas eran las letanías leídas de las escrituras sagradas, inapelables, redactadas por "expertos", banqueros patronos de los primeros y gobernantes genuflexos dispuestos a todo con tal de reservarse un puesto en aquella nauseabunda corte nada celestial o aquelarre para repartir botín.
La misma letanía de Carlos Andrés Pérez, del día de su "coronación", cuando asumía por segunda vez el cargo de presidente y que no tardaría en desatar aquella conmoción casi telúrica conocida como el "caracazo".
Cada vez que los ancianos, con sus achaques, dolores reumáticos y necesidades de comprar medicinas en primer término, salían a protestar nada y nada menos que a las puertas de Miraflores, la socialdemocracia gobernante - y la socialcristiana también - con "gran amor paternal y respeto por la ancianidad", ponía por delante la ballena y su potente chorro de agua. Alguna que otra vez, le parecía poca cosa la ballena, algo juguetona y entonces la policía se desperdigaba por el espacio donde se manifestaba y aplacaban los ánimos a fuerza de peinilla; no importaba que alguno de "los agentes del orden" de repente se encontrase frente a un viejo miembro de su familia.
-"Estos viejos del carajo no trabajan. Dejaron de hacerlo, pues les jubilamos, cuarenta años después de iniciados, y pretenden que sigamos pagándoles y hasta aguinaldo reclaman."
Así razonaba la burocracia adeco-copeyana que controlaba el país; de la misma manera que ahora lo hace la europea, por recomendaciones del FMI y Banco Mundial.
En ese tiempo, muchos que habían alcanzado la edad para cobrar la pensión, aquella que los viejos reclamaban, sacaban cuentas y pese a comprobar que el ingreso de un matrimonio entre docentes, no alcanzaba para pagar la universidad a sus hijos, quienes eran víctimas del asunto del cupo o, lo que es lo mismo, no tenían universidad para estudiar, malestar creado por aquellas políticas que habían definido a la inversión en el sector educativo en gasto por reducir, no gestionaban el cobro de la pensión del IVSS, porque no hubiese alcanzado para pagar el desayuno de los muchachos en un día de la semana.
Pero siendo tan poca cosa, que muchos necesitados no se interesaban en reclamarla, el gobierno, a los ancianos, no les pagaba hoy y mañana tampoco. Por eso, como si fuesen unos muchachos llenos de vitalidad, salían a desafiar la ballena y los alocados policías de peinilla en la mano, no por pantallear, sino dispuestos y con orden de usarla hasta contra la madre de alguno de ellos. Sólo era suficiente que se atravesase por el medio.
Aquello que con nuestros viejos hicieron en la IV República, como el caso de los jubilados de la CANTV privatizada, cuyos salarios eran tan bajos que si uno habla de la cantidad, es probable que alguien piense que mentimos, no era más que el resultado de las políticas neoliberales y del FMI. Lo menos que podemos decir, sin exagerar, que no alcanzaba para pagar un mes por un diario o periódico.
Es suficiente leer la prensa, informarse de lo que ahora sucede en Europa, donde para salvar a los banqueros de una "quiebra" generada por ellos mismos, se aplican drásticamente las medidas que en el pasado aquí. Eso muestra, que el capitalismo neoliberal, ese que enarbola la derecha venezolana, no ha cambiado. Si volviesen a gobernar a este país, retornarían "las oscuras golondrinas" y sus cantos agoreros.
-"Los jubilados, para serlo, deberán ser más viejos y arrugados. Las pensiones las haremos más chiquitas; las estrujaremos. Y jubilado que pretenda seguir con su "manguangua", deberá trabajar. Para eso crearemos el trabajo honorario de los viejos. ¡Qué dejen la flojera!"
Ni más ni menos, ese es el discurso neoliberal europeo de ahora. El mismo que aquí usaron y en aquel continente, como cosa curiosa, también a los viejos tiran sus ballenas encima y si siguen con vainas, allá te va la peinilla.
Las ideas allí están y las aplicarán donde tengan un gobierno a quien los banqueros, el FMI y el Banco Mundial puedan manipular. No importa lo que digan las leyes y la justicia divina. Para eso existe la derecha.
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