Napoleón fue, sin duda alguna, un genio de la guerra como continuación de la política por el medio de la violencia social. Sin embargo, le tenía más temor a cinco periódicos hostiles que a un ejército conformado por cien mil hombres en un campo de batalla. Entre los métodos para conocer al enemigo está, quiérase o no reconocerlo, el saber cómo opina, cuál es su ideal, qué visión de mundo defiende y con qué argumentos lo hace, amén de su práctica. De tal manera, que los revolucionarios, aunque mucha arrechera les dé, deben leer lo que escriben o escuchar lo que dicen sus adversarios.
En una entrevista televisada en que se hablaba de las economías de los países de América Latina y el Caribe y destacando que la peor, o entre las peores, está la venezolana, ¡de pronto!, el entrevistador soltó está perlita de “profundo análisis científico”: “Cuba: es un caso perdido”! En verdad, hay que ser superior a Napoleón como genio para llegar a tal conclusión.
“Cuba: es un caso perdido”. Creo, por simple reacción del sentido común, que el entrevistador tiene razón en esa síntesis aunque su intención haya sido totalmente contraria a la verdad. Me imagino que cuando el entrevistador lanzó esa perlita no estaba pensando en la Casa Blanca, es decir, en los deseos y los muchos actos fallidos del imperialismo estadounidense para aniquilar a la Revolución Cubana y asesinar a los camaradas Castro, sino que tenía todo su odio personal concentrado contra el comunismo. Aún sigue habiendo creyentes interesados en que los comunistas se comen vivos a sus propios hijos. No hay fórmula humana posible de hacerlos cambiar. Ciertamente, para el Gobierno de Estados Unidos y sus acólitos, Cuba es un caso perdido, porque nunca pudieron derrocar a Fidel y, ahora, a Raúl y, mucho menos, lograr que el pueblo cubano deje de creer en su Revolución. Pero eso no fue lo que quiso decir el entrevistador.
Cuando el entrevistador dijo que Cuba era un caso perdido el entrevistado no dijo absolutamente nada al respecto. Por “caso perdido” se refiere a que en Cuba impera el despotismo de los hermanos Castro; que en Cuba se pasa y se muere gente de hambre; que en Cuba nadie tiene derecho a la libertad de expresión aunque Yoani Sánchez ande viajando por el mundo, pagado por los imperialistas, para que denigre de su propio país y “desmienta” a la absoluta mayoría del pueblo cubano que sí está y sí defiende a su Revolución y admiran y quieren a Fidel y a Raúl.
Cuando el entrevistador dijo que “Cuba: es un caso perdido”, quiso decir que en Venezuela se trata de copiar textual o mecánicamente la situación cubana, lo cual es un gravísimo daño para los venezolanos y venezolanas que aman la democracia, la libertad, la justicia y la paz, porque en Cuba lo que existe es una dictadura atroz que comete todas las atrocidades y nadie puede protestar, aunque le desmienta en su propia la cara que en Cuba existe una mínima oposición que tiene una relación estrecha con los agentes del imperialismo que mueven e invierten cuantiosos recursos económicos para desprestigiar a la Revolución, sus líderes y sus logros históricos. Por eso sostienen que en Venezuela no Gobierna Chávez sino los Castro.
Cuando el entrevistador sentencia que “Cuba: es un caso perdido”, nos está diciendo que en la isla se muere la gente por falta de asistencia médica; que en Cuba existe una alta deserción estudiantil porque la educación es altamente costosa; que en Cuba las mujeres son maltratadas y despreciadas por el Estado; que en Cuba no existe ninguna seguridad para la inversión de capitales foráneos; que en Cuba ningún trabajador tiene derecho a organizarse en sindicatos y a luchar por las mejoras de sus condiciones socioeconómicas; que en Cuba los campesinos son sometidos a larguísimas jornadas de trabajo casi sin remuneración de ninguna naturaleza; que en Cuba el Estado auspicia la prostitución y la delincuencia; que en Cuba no existe una sana administración de la justicia jurídica… y paremos de contar.
Para nada reconoce el entrevistador que en Cuba, hace años, dejó de morir niños y personas adultas por desnutrición o falta de comida; que en Cuba, hace décadas, dejó de morir personas por falta de asistencia médica; que en Cuba, hace años, es obligatoria la educación y de manera gratuita; que en Cuba, el deporte se practica de manera colectiva o individual bajo un control científico y solidario del Estado; que en Cuba, ni siquiera en los períodos especiales, los obreros han dejado de cobrar su salario y tener garantizado lo básico para su alimentación y la de sus familiares; que en Cuba la aplastante mayoría de cubanos y de cubanas está con la Revolución; que Cuba, bajo el Gobierno de la Revolución, ha sido la nación más solidaria con los demás naciones durante las últimas décadas.
Reconocer que en Cuba existen problemas y que surgirán nuevos, no es mentir ni tampoco despotricar de la Revolución. El mundo, globalmente, continúa bajo el dominio del capitalismo salvaje y, especialmente, del imperialismo cruel que impone las más leoninas y feroces reglas económicas en el mercado mundial y de éste no existe posibilidad alguna de aislarse para construir el género de sociedad que queremos los marxistas. De allí la importancia capital que el proletariado de los países capitalistas más desarrollados o avanzados tomen conciencia de clase para sí y asuman su papel de emancipador de todos los explotados y oprimidos como de sí mismos. El socialismo es de carácter internacional y por eso su esencia es la construcción de una cultura y un arte universales.
Los medios de comunicación que desfiguran las realidades son hostiles al progreso social, son poderosos enemigos de la verdad. Por ello, terminan siendo agentes del imperialismo aunque juren no ser así.