Hoy al igual que el ayer, y con más vigencia que nunca la burguesía rancia venezolana pareciera gozar del manto protector que les da su origen elitesco, su poderío económico y su influencia en los medios privados de información, entre otros tantos factores que influyen. Existe mucha impotencia que ya raya en la rabia contenida, en los sectores más radicales del proceso revolucionario, ante tanta impunidad política y libertad plena de la ultraderecha para socavar nuestro estado de derecho y todas sus instituciones, a medida que pasan los años el adversario gana más terreno político, avanza en sus intenciones de su restauración en el poder, tratan de legitimar a toda costa y con muchos dólares sus acciones golpistas e incluso terroristas y fascistas cada vez más contrastadas dentro de su agenda. No les hace falta ser diputados para gozar de inmunidad parlamentaria, la tienen sin serlo, simplemente con declararse opositores a la revolución bolivariana adquieren la misma, es decir, literalmente hablando “licencia para matar”.
Cientos de ellos incluso operadores políticos y brazos armados del Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norte América, financiados libremente y abiertamente por poderes transnacionales. A dónde nos llevará todo esto, es la gran interrogante, aún no sabemos, pero si algo es cierto es que la burguesía nacional no descansa ni un segundo en su asedio al poder; y definitivamente es intocable, así por ahora nos los dicen los tiempos pasados y recientes, la actuación del Ministerio Público venezolano así pareciera decretarlo. En la actualidad, año dos mil trece, quienes deberían estar tras las rejas por diferentes actos en contra de los poderes públicos y sus instituciones, son hoy gobernadores, diputados, alcaldes, banqueros, estafadores, dueños de medios, prófugos que siguen operando y dirigentes de partidos políticos que llaman a la subversión abiertamente contra el orden democráticamente constituido.
Ejemplos varios se tienen, autores intelectuales del vil asesinato del fiscal valiente Danilo Anderson están libres y confesos, María Corina Machado quien recibió fondos de transnacionales dirigiendo Súmate, hoy diputada de la República; Miguel Ángel Rodríguez vilipendió miles de veces al presidente Chávez en RCTV, hoy diputado; Julio Borges golpista probado, hoy diputado; Leopoldo López desestabilizador probado y guarimbero financiado, hoy inhabilitado pero con licencia para deslegitimar; el caso más emblemático Enrique Capriles Radonsky golpista probado, violador del derecho nacional e internacional, asediador y asaltador de la embajada cubana, hoy libre y confeso, gobernador del estado Miranda, candidato presidencial dos veces en seis meses, derrotados en ambas oportunidades, igual, desconoce los resultados e incita a la rebelión, desestabilización, articula con paramilitares, hace lobby fascista internacional, no ejerce sus funciones como gobernador, burla al Concejo Legislativo del estado para el que fue electo, reta a la fiscal, arremete contra el Tribunal Supremo de Justicia, entre otros tantas acciones de delito político, incitando incluso y decretando “muerte a los chavistas”, con todo y eso, el ciudadano opera con total y absoluta libertad para acabar con el gobierno electo y democrático.
Son cientos los casos, la impunidad política en revolución está desbordada, ahora más que nunca se impone el látigo revolucionario y la aplicación de todo el imperio de la ley, lo contario sería perder este proceso que tanto ha costado, que lideró en vida nuestro comandante, y que fiel a su legado debemos cuidarlo, es descarado el accionar opositor, llámese como se llame, golpe suave, golpe por goteo o no, aquí realmente en lo que estamos es en guerra, son dos los modelos, uno el emancipador ,el socialismo, el otro el de la opresión y coloniaje, el capitalismo. Para la reflexión, lo dijo Fidel Castro, en Caracas, Venezuela, el 23 de enero de 1959:… “en nuestra patria nunca hubo justicia. la justicia era para el infeliz, la justicia era para el pobre, la justicia era para el que robaba poco. Jamás un millonario fue a la cárcel, esa es la verdad; jamás un malversador de los fondos públicos fue a la cárcel. Existían y existieron siempre una serie de privilegios onerosos”...