El palabreo de ciertos historiadores

Estas líneas abordan una cuestión que preocupa a los fines de la formación de la conciencia de identidad y pertenencia de las nuevas generaciones y el fortalecimiento de los valores patrios en quienes ya somos de edad crecida, todo porque en los últimos años El Gigante, Comandante Hugo Rafael Chávez Frías en su ejercicio de gobierno y en su proyecto político incorporó a la historia nacional y latinoamericana como un factor fundamental, con una lectura y accionar práctico que reivindicaba los gestos de autonomía, desarrollo e integración de nuestros héroes, pero sobre todo por que dio protagonismo a “Los de abajo”, como diría cierto autor mejicano en el área de la literatura; y eso parece preocupar a algunos académicos que suscriben opciones políticas liberales, aunque haya quien antes fuera marxista.

En esa tarea de crear y fomentar el desencanto frente a la historia patria algunos historiadores profesionales de Venezuela hacen coro, como en un proyecto político de restaurar el viejo régimen de la democracia representativa en la llamada por Germán Carrera Damas “La república civil”, pero en ese empeño frente a la pedagogía que desarrollara Chávez estos nuevos cruzados no alcanzan a decir nada coherente y digno de tener presente sino palabreos en la acepción que de tal término hace cualquier diccionario, véace.

Palabreo s, m. “1 Acción de hablar mucho y en vano; 2 Discurso sin contenido, lleno de palabras sin utilidad”, (Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. 2007, Larousse Editorial, S. L), pero esos palabreos son recogidos por la prensa burguesa tradicional en Venezuela y todos esos intelectuales son maestros de la palabra y la argumentación, y no siempre sus palabras son inocentes sino venenosas; y, al respecto algo habrá que hacer, combatir ese discurso al menos desde un espacio como este, ello aunque uno no tenga, como diría Chávez, el ranking para confrontar a estos académicos de tan altos méritos y libros publicados, y menos mal que ellos no leen estas letras, pues dirían que son panfletos de atrevidos autodidactas y/o alumnos poco aventajados, pero en fin algo tengo que hacer yo y a este propósito aprovecho este tiempito que dedico a las actividades de extensión.

He aquí las siguientes reflexiones y donde no queremos ahorrarnos los nombres o publicaciones de autores que se aprecian incluso, ya que sus conferencias y libros han contribuido a la formación de uno mismo pero como en otros casos de intelectuales a la hora y punto de definirse pusieron la mano en el arado y han mirado para atrás.

Y es que por estos días de fechas patrias (24 de junio, Batalla de Carabobo de 1821 y 5 de julio de 1811, Firma del Acta de Independencia); algunos preclaros pensadores nos han revelado cosas extraordinarias, por ejemplo, que somos unos ingenuos e incautos: Venezuela no es un país independiente ni hay épica heroica, sino dependencia económica, tecnológica y cultural; que además nuestros héroes no son tales… ¡Qué escándalo…! y ¡Qué gente tan sabia esa, la del gremio de los historiadores! Y, (ah mundo), por que en nuestra ya lejana niñez y juventud de las décadas de 1970 y 1980 esas fechas eran la delicia de todos nosotros: porque disfrutábamos con los actos escolares, sesiones en la Plaza Bolívar y hasta programas de radio con dramatizaciones de la Batalla de Carabobo y reportajes especiales de los diarios regionales. Dígame la lectura de pasajes del libro de historia de Venezuela y Venezuela heroica de don Eduardo Blanco…¡aquello era para emocionarse!, y de hecho se nos ponía la carne de gallina con toda aquella narrativa; el mismo Comandante Hugo Chávez en su discurso reivindicó la historia heroica y nos hizo volver a esos textos de historia patria, 8Tapices de historia patria, diría don Mario Briceño Iragorry), pero ahora resulta que los postulantes de la historia del desencanto, como el Dr. Tomás Straka nos dicen que no es así, sino que quiere exaltar es a los vencidos, a los soldados del rey español, que pobrecitos también sufrieron mucho, juntos a los patriotas en este Continente oscuro… Y entonces como ahora los realistas-imperialistas y los republicanos-revolucionarios son apenas dos facciones en pugna de la dinámica histórica en el espacio latinoamericano y caribeño, que lo importante es cómo hoy nos ponemos de acuerdo en un proyecto común. O que la epopeya de la Independencia de Venezuela tiene un lado oscuro, según dice otro doctor, Eduardo Mondolfi Gudat, sobre todo por la muerte de los legionarios británicos en la Batalla de Carabobo.

¡Cómo avanza la ciencia de la historia, Dios mío! O será la ideología más bien… Y sus profundos estudios sobre documentos y sesudos análisis de la historia inmediata y actual, análisis de prospectiva y del entorno, además de la palabra revelada de sus respectivos intereses particulares de nuevo tipo, lejos de aquella añeja filosofía de la praxis, de la teoría de dependencia de la CEPAL, el marxismo y neomarxismo que alguno de estos egregios adhirieran en su juventud, pero del que hoy reniegan y se avergüenzan; tal vez buscando nuevos financistas de sus ínclitas investigaciones o congresos de la alta academia; hoy nos hacen saber, decíamos, pues, que Venezuela no es una nación independiente mientras no tengamos soberanía alimentaria y se importe dizque el 90 por ciento de lo que consumimos, que no hemos seguido el consejo de don Uslar Pietri de sembrar el petróleo, desarrollar la industria y agregar nuevos valores en la cadena de producción porque como país no hemos desarrollado la investigación científica, la técnica y la tecnología con la contribución de todos los sectores de la sociedad; y hacen así un palabreo a la muerte de los proyectos actuales de autodeterminación de los pueblos y creen que perecerán en el torbellino de la globalización y que cada vez los estados nacionales serán más débiles por las presiones externas a que están sometidos.

También los hay que se dedican a hacer reconstrucciones históricas sobre mentalidades y sociología de la cotidianidad, como el inefable Elías Pino Iturrieta, quien heredara de don Manuel Caballero su columna de El Universal los domingos y sus discípulas como la autora del Fabricantes de peinetas, que hurga en la vida privada de María Antonia Bolívar, La criolla principal, donde describe la anomia de una sociedad que el desastre de la guerra de emancipación hubo de generar en Venezuela, no sólo en la economía y el aparato productivo sino en los patrones de la cotidianidad moral y que siempre es bueno conocer para efectos de comparación y ser espejo de la realidad presente.

Como quiera que sea, dejamos constancia de nuestra extrañeza porque algunos de los profesores de quienes aprendiéramos los métodos y la teoría de la investigación histórica, así como la actitud de apreciar a Venezuela y sus procesos históricos conformantes de la nacionalidad a través de sus lecciones personales y de sus libros, hoy fustiguen con afirmaciones del tenor ya dicho, acerca de que Venezuela no tiene soberanía económica y no se apliquen los derechos humanos y sociales. ¡Qué lástima que antiguos maestros de las glorias patrias hoy sucumban a la ideología neoliberal!


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Luís Saavedra

Docente, Trabajador popular.

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