Un buen analista político debe ser como un perfecto sabueso: siempre dispuesto a olfatear el panorama y anticiparse a los acontecimientos con la visión de un estadista. Ha propósito de la desaparición física de Chávez, se han alborotado unos cuantos profetas del desastre, presagiando como pájaros de mal agüero que la revolución entró en una fase peligrosa, suponiendo que Nicolás Maduro está como cucaracha en baile de gallina. Y nada más alejado de la realidad, porque están en marcha profundas trasformaciones, haciendo posible que el proceso se aproxime al punto del no retorno, blindándose la revolución de forma que no le entra ni coquito. De modo que por descartado que prosperen especulaciones absurdas sobre run run en los cuarteles, ni nada que se parezca a ruidos de sable. Al respecto valdría recordar que fue el 4 de septiembre de 1924 cuando por primera vez se puso en boga la expresión “ruidos de sable”, nombre que dieron los militares chilenos por estar en desacuerdo con la aprobación de una jugosa dieta a los parlamentarios, a cambio de postergar la aprobación de leyes importantes por su contenido social. Dichos oficiales fueron conminados por el Ministro de Guerra Gaspar Mora Sotomayor a abandonar el recinto del Senado. El grupo de jóvenes oficiales al momento de retirarse arrastraron sus sables contra el suelo de mármol como señal de desafío y de respaldo a la agenda social que entonces propuso el Presidente Arturo Alessandri Palma. Abogado y político se le consideró el patriarca de la familia Alessandri. Ejerció la Presidencia entre 1920 y 1925 y entre 1932 y 1938. A él se deben las reformas que marcaron el fin del régimen parlamentario en Chile y la instauración del presidencialismo.
-2-
En las actuales circunstancias, la expansión económica y el empoderamiento del pueblo, no dejaron espacio para asonadas ni gobiernos de facto. Así que están miando fuera del pote quienes por cabeza hueca acarician la soberana estupidez de promover un golpe de Estado, precisamente en momentos cuando la revolución logró desintoxicar a la FANB, institución que durante cuarenta años estuvo idiotizada con la llamada Escuela de las Américas, y que permitió a los EEUU mantener a nuestros oficiales dentro de un corral de ovejas mansas, e indiferentes a las copiosas agresiones que ultrajaban la soberanía nacional.
Y como no todo lo que hieda a pasado es desdeñable, quizás las fuerzas de las circunstancias estén obligando a desempolvar y replantear la tesis de Don Laureano Vallenilla Lanz. Entendió el ideólogo de Juan Vicente Gómez, que a veces se requiere de un “gendarme necesario”, capaz de aplacar a esos mosquitos fastidiosos que siempre confunden tolerancia con parranda de chuco. De manera que si resucitamos el “cesarismo democrático”, no será para complacer los apetitos voraces de la oligarquía parasitaria y apátrida, sino para salvaguardar las conquistas sociales de un pueblo dispuesto a defender a sangre y fuego la revolución que logró por vez primera reivindicar a los pobres. De manera que cuando el rio suena, es porque trae piedras; anunciándonos que el socialismo tocó las puertas de nuestra historia. Tan sencillo como eso.