En primerísimo lugar porque su honestidad no me resulta extraña para nada. Supe de esa cualidad suya hace unos 23 años cuando, siendo ambos estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, lo demostró como dirigente en la casa que vence las sombras. Me lo ratificó igualmente, por entonces, con las declaraciones que ofreció al medio en el que yo daba mis primeros pasos dentro del mundo de la comunicación mientras él lo hacía en el campo de la medicina.
Necio sería negar que el ego periodístico me tocó a flor de piel antes y luego de cada uno de aquellos contactos profesionales: fue y será siempre un orgullo entrevistar a un descendiente de un mártir de nuestra Revolución. Tenía 15 años cuando esbirros de Carlos Andrés Pérez capturan a su progenitor en 1976. “Agarraron a Jorge” escuché decir a dos hombres que -como yo- caminaban por una de las calles de Altavista, parroquia Sucre. “Es el secretario general de la Liga Socialista”, confirmaron luego los medios de difusión que el 25 de julio de ese año informaron su asesinato, minimizado a muerte natural por las autoridades de esa época de la Cuarta República.
Votaré por Jorge Rodríguez porque como ciudadano me siento satisfecho de su trabajo como alcalde. En cuatro años logró dar a Caracas un viraje definitivamente extraordinario. Los resultados están a la vista de todas y todos aunque no todas y todos, por disímiles razones, lo reconozcan. Útil es aplicarle la máxima bíblica según la cual “por sus frutos lo reconoceréis”. ¿Que falta por hacer en la capital? ¡Claro!, nadie lo niega y para que pueda emplearse más a fondo contará de nuevo con mi voto.
Pero también tendrá mi sufragio por algo tan importante como lo anterior: fue y sigue siendo un ser transparente, frontal, resuelta y definitivamente fiel a Hugo Chávez. Cada palabra, cada acto, y cada acción diaria y constante a favor de los más humildes así lo certifica.
¡Chávez vive…la lucha sigue!