Aun cuando para muchos camaradas los resultados del 8D, son satisfactorios y motivo de celebración con optimismo y hasta conformismo, desde nuestro humilde punto de vista creemos que esa victoria hay que verla con diferentes opticas y desde ángulos diversos porque cegarnos y ver hacía una sola dirección sería querer tapar el sol con un dedo.
Es cierto que la participación de casi el 59 por ciento del padrón electoral marca un hito en la historia electoral venezolana y hasta en América Latina, pero cabe preguntarse ¿ Se debió esto, solo al trabajo de las UBCH? ¿No sería que la gente de la oposición onnubilada por la promesa de Leopoldo López y Capriles Radonski de sacar a Maduro, con esta elección le puso corazón y salió a votar más que en oportunidades anteriores? No todo lo podemos ver color de rosa. Esta jornada nos demostró una vez más que estamos bien distantes de tener una base ideológica lo suficientemente fuerte como para blindar el proceso contra cualquier arremetida del enemigo.
Hubo manifestaciones claras de indisciplina y de ausencia de claridad ideológica, donde el individualismo pudo más que el colectivismo y por eso se perdieron algunas alcaldías que debimos haber ganado.
El PSUV y el Gran Polo Patriótico tienen que trasecender más allá de la maquinaria electoral pequeñoburguesa para fabricar y elegir candidatos. Tiene que convertirse en un bastión para la formación y la profundización de la revolución, fortaleciendo el campo ideológico, porque hasta ahora lo único que estamos demostrando es que no somos capaces de llegarle a ese 40 por ciento de la población que está maniatada por las maniobras de la oposición y mucho menos de mantener la dureza de nuestra votación.
El PSUV y el Gran Polo Patriótico tienen que revisarse hacía dentro y evaluar a quienes tienen en funciones de gobierno, porque no se justifica que en regiones donde hemos estado en gobierno durante los últimos diez años, todavía no se haya consolidado la revolución como alternativa frente a la amenaza fascista.
Lo primero que tiene que revisarse es el uso del término “Comuna” y aclarar conque se como eso; porque hasta ahora quienes estan en funciones de gobierno con honrosas excepciones no han visto a la comuna, como instancia de poder real, sino como parte de “Comité de focas”, para cubrir sus deficiencias. La comuna, entendemos quienes estamos en la onda del Estado Comunal, es la columna vertebral del poder popular, que tiene como misión la sustitución de las alcabalas capitalistas, como lo son las gobernaciones, alcaldías, consejos regionales legislativos y demás escollos de la geografía capitalista, donde no tiene cabida la democracia, madre del Estado Socialista.
No podemos pretender empujar la carreta del socialismo con los bueyes cansados del capitalismo. Las instancias de gobierno que tenemos en esta estructura de estado burgués tienen que ir desapareciendo para darle paso a la arquitectura del socialismo.
Pero para que eso ocurra necesitamos dirigentes claros ideológicamente, que desde las gobernacionaes, alcaldías y demás alcabalas que trancan el avance del proceso revolucionario, trabajen para fortalecer las comunas y en vez de sentirse mandatarios, asumirse como facilitadores de los procesos de desarrollo del gobierno comunal.
No se puede invocar el nombre del Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías y esa proclama que salió de lo más profundo de su alma rebelde y atiimperialista: “Comuna o Nada”, en un discurso de tribuna de la boca para afuera, pero para el yo interno, “sigo aferrado al poder, porque es mio” y es mi identidad de revolucionario.
Necesrio es ser consecuente y leal, con ese principio. Solo en un Estado Comunal, donde no existan reyecitos regionales, ungidos con el poder, directores omnipotentes y sabeloto todo, sino facilitadores de procesos y consejos regionales de salud, educación, obras y demás ramas del poder, podremos decir que estamos en un gobierno socialista, donde el poder popular es la locomotora que remolca el tren de la revolución.
Todo esto es posible si nos detenemos a reflexionar y con el látigo de la autocrica hacernos las preguntas pertinentes, a cerca de lo que estamos haciendo y si el rumbo es el auténtico o debemos mejorarlo y, eso pasa por deslastrarnos de las desviaciones cuartorrepublicanas que abundan en el diarioquehacer gubernamental, incluyendo el aspecto comunicacional, donde ofrecemos más propaganda que información y esto nos hace daño, porque mas temprano que tarde el pueblo de a píe se da cuenta que lo estamos saturando y allí viene el rechazo.
Esta oportunidad es buena para abrir un gran debate nacional, que nos lleve a desmenuzar la realidad real y olvidarnos de realidades a medias. ¿Cuantos militantes del PSUV y de otros partidos aliados en el proceso dejaron de votar el 8D? Eso tenemos que verlo, analizarlo y buscar conclusiones reales. Así podremos explicar, como es que en el Estado Bolívar, ganamos a la oposición una alcaldía (Heres), pero perdimos tres que teníamos: Sifontes, Piar y El Callao, de donde habíamos sacado a la oposición.¿ Porque perdimos Maturín, Barinas, Barquisimeto y otros espacios de la revolución?. ¿Y porque el pueblo maracaibero no apreció todo el esfuerzo que hizo el gobierno nacional y regional por tan emblemática capital.? ¿Porque no fuimos capaces de sacar de la Alcaldía Mayor, a un delincuente que en cualquier país del mundo estaría condenado por los crímenes de lesa humanidad, cometidos durante sus gestiones en la IV República? ¿Porque no hemos podido rescatar al municipio Sucre.? Todo eso tenemos que verlo sin apasionamientos, para que podamos llegar conclusiónes críticas y transparentes y, no caigamos en el conformismo y el triunfalismo porque son enemigos peligroosos