Lo más importante del chavismo en el 2013



Después de la desaparición física del Gigante, el hecho más trascendente del año por terminar fue sin duda la definición ideológica de una política con signo de izquierda socialdemócrata y cristiana adoptada por Nicolás Maduro en su condición de Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela. De una manera inequívoca se deja atrás cualquier pretensión de tomar un rumbo revolucionario fundamentado en el socialismo marxista. Por ahí no van los tiros.

Se consolida con fuerza el gobierno del PSUV dentro de la democracia burguesa con una oposición que fue a ponerse a la orden de Maduro en Miraflores. El partido de Chávez tiene toda la razón del mundo para celebrar con bombos y platillos el fin de la desestabilización política para que el gobierno pueda dedicarse a fondo, sin saboteo, a resolver los grandes problemas del país siguiendo fielmente el Plan de Patria sin descartar la posibilidad, cada vez más débil, de incursiones subversivas de ultraderecha.

Todo transcurre en un ambiente donde la clase media, incluidos chavistas y antichavistas, anda en gran parte plácidamente terminando el periplo anual por su meca del Norte, con énfasis en Disney Word, donde los niños aprenden a cultivar el amor a los antivalores que exhibe la democracia norteamericana y sus padres los contrastan con los sinsabores de la patria donde todo les huele mal. A la clase media asalariada de bajos recursos y a los pobres nos queda el consuelo, estimulados por el Estado, de poder comprar, haciendo inmensas colas de seis horas y a empujones, los zapatos Nike o Tommy Hilfiger y hasta un televisor plasma “brinca la pepa”. Poco futuro le espera así a nuestra identidad y soberanía nacional con una clase media absolutamente pitiyanqui o prochina entregada a la buena vida consumista en Miami o aquí cumpliendo con su papel de modelar la conducta de los desposeídos. Eso es lo que hay, la pequeña burguesía se perpetúa en el poder no sólo físicamente sino también ideológicamente en una honda alejada de la idea revolucionaria del socialismo marxista.

Al no poderse adoptar el marxismo como fundamento ideológico para la construcción del socialismo sólo le queda a Maduro y al PSUV ensayar con la corriente de pensamiento del liberalismo porque el fascismo es impensable para cualquier izquierda por más moderada y timorata que sea. Aquí en la Tierra no existe otra categoría de ideología universal para probarla, no hay una cuarta concepción del mundo y de la vida. Dentro del liberalismo encajan la izquierda electoral y la derecha democrática totalmente coherentes con el sistema de la democracia burguesa dominante en Venezuela. Por ese camino van Maduro y el PSUV viento en popa: todo con el liberalismo nada con el marxismo.

Esa es la izquierda que tenemos en el poder, muy parecida al Movimiento al Socialismo (MAS) cuando este partido, abortado del PCV, aspiraba ganar las elecciones con su candidato José Vicente Rangel. El socialismo sin marxismo, predicado por ex marxistas o por los que nunca lo han sido, no es nada novedoso en Venezuela. Ya lo ofreció hasta la obstinación Teodoro Petkoff con aquel famoso “Socialismo a la Venezolana” cuya oferta era de un socialismo con democracia o una democracia con socialismo ambas sin marxismo. Bueno ya llegamos a esa etapa del proceso. Tenemos el gobierno socialista no marxista más democrático del mundo, además de bolivariano y antiimperialista. Por fuera quedaron los marxistas con sus tesis revolucionarias y menos mal que también su antítesis de la extrema derecha que propicia el terrorismo y el golpe de estado.

Seguiremos respaldando el gobierno de Maduro, con una visión crítica marxista, sin caernos a mentiras y sin despertar falsas ilusiones en el pueblo que debe saber la verdadera naturaleza de un rumbo socialista fundamentado en una filosofía no marxista. Fuera del marxismo todos los caminos conducen al liberalismo. No es un problema sólo filosófico sino también histórico y económico. Eso ya lo hemos explicado hasta la saciedad.

Mejor sería tener un gobierno marxista con las particularidades venezolanas del ideario bolivariano, robinsoniano, zamorano y chavista. La síntesis dialéctica entre el marxismo y el pensamiento martiano es una experiencia histórica genial de la Revolución cubana buena para reflexionar, pero eso no está planteado por ahora en Venezuela porque las condiciones no están dadas todavía para el cambio histórico que la revolución reclama.

* Profesor de Filosofía de la Educción jubilado de la UPEL.


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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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