Hay una crisis de conceptos y de interpretaciones de la realidad a nivel mundial, que tienen a los ideólogos aprehendiendo al mundo de una manera subjetiva de acuerdo a su formación e ideas y percepción que tienen del entorno. Los venezolanos no nos escapamos de esto. En tal sentido, después de la desaparición física de nuestro comandante supremo, ha surgido un escenario donde la crítica, por parte de ideólogos afectos al gobierno, se ha convertido en un saeta destructiva que podría conducir a una desestabilización peligrosa en las filas del chavismo. Ellos no son enemigos del gobierno pero están actuando como si lo fueran. Por eso es el peligro.
Hay que entender que todas las revoluciones a nivel mundial son diferentes unas de otras, porque la condiciones económicas, políticas, sociales y geográficas difieren, el espacio y toda la morfologia ha variado estructural y sistemáticamente, también la idiosincrasia de los pueblos es distinta, esta juega un papel primordial en la construcción de una nueva sociedad que rompe todos los paradigmas, modelos obsoletos descontextualizados que ya no se pueden adaptar a las sociedades actuales.
Quienes estamos comprometidos con este proceso de cambio que comenzó nuestro comandante supremo Hugo Chávez y que ahora está liderando estupendamente el presidente Nicolás Maduro, tenemos una formación cultural, ideológica y política que nos permite poseer una amplia visión global del país en toda su estructura. Esto conlleva a una percepción absoluta de la realidad desde lo más complejo hasta lo más simple. Se pueden interpretar todos los elementos que componen los diferentes sistemas y pueden obtener la opción de evaluarlos e identificarse con cada uno de ellos. Quienes no entiendan esto es porque no están preparados para digerir todos los conceptos, hechos y acciones que nos vinculan a una realidad social, económica y política e ideológica del país. El pueblo de ahora no ve la realidad en este momento, como la percibía hace 15 años.
No todo el que piense diferente al marxista es de derecha, reaccionario, revisionista y todos los calificativos que le tildan al que tiene conceptos e ideas diferentes. Estamos en un proceso de transformación y de cambio con miras a conducir y definir los conceptos fundamentales del socialismo del siglo XXI.
Nuestro comandante supremo luchó duramente, venciendo todas las vicisitudes que se le presentaban, para abrirnos el camino y poder nosotros continuar avanzando hacia la construcción de un modelo socialista que surja de nuestras entrañas y no copiar ni adaptar modelos socialistas que ni siquiera tuvieron éxito en los países que intentaron adaptarlos.
Él, en unas profundas reflexiones, dijo:
“Mientras escribo estas Líneas, miro el tiempo recorrido y contemplo cuánto hemos realizado, pero sobre todo, pienso en cuanto aún nos resta por concluir. Cabalgando al tiempo y apurándolo en lo posible, no nos daremos descanso hasta ver cumplido lo que hemos fraguado en los sueños colectivos. Lo vital es que la medida y el horizonte de nuestro proceso está claro: encarnarnos en la esperanza del pueblo y hacerla plena realidad”. Hugo.Chávez.
Todo lo que moldea nuestro entorno, unido la idiosincrasia del pueblo nos hace avizorar la realidad que tenemos que transformar y es la historia de nuestro sistema económico y social la que nos dictará las pautas de lo que tenemos que realizar.
Todo el mundo tiene el derecho a la crítica. Es lícito disentir, pero eso no quiere decir que va a prevalecer la orientación que se le va a dar al proceso de cambio que estamos construyendo.
Es necesario y fundamental abrir el debate de ideas, de conceptos, de argumentos y definiciones sobre hacia dónde vamos y qué es lo que queremos construir.
En tal sentido les digo a los camaradas que manifiestan su descontento a través de los medios de comunicación, que el debate es interno ya que quienes están disfrutando de esto son los sectores de la ultraderecha rémora que “profetiza” una división del chavismo y quienes podrían utilizarlo en sus laboratorios de ingeniería social en contra de nosotros mismos.
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