¿Porqué criticar a Nicolás Maduro?

Siento la necesidad de responder esta interrogante la cual es clave para comprender mis últimos artículos, muy críticos al actual gobierno, pues coherentemente asumo la crítica revolucionaria sin dejar de considerar que fue Maduro el candidato presidencial por quien voté el 14 de abril siguiendo la última recomendación de Chávez al pueblo venezolano aquél 8 de diciembre de 2012. El grupo de opinión ideal de la izquierda, a mi juicio, debería identificarse por una línea revolucionaria de solidaridad crítica al gobierno. Milito ideológicamente en una línea de pensamiento radicalmente diferenciada del neoliberalismo que combate en todos los terrenos a la derecha opositora y se enfrenta hasta la médula contra el fascismo y el imperialismo sin alcahuetearle a la derecha interna del PSUV sus errores estratégicos tendentes, en los hechos, a dejarle el camino libre a la dominación burguesa. El proceso de construcción del socialismo no es soplar y hacer botella y nadie incluyendo a Nicolás Maduro se las sabe todas.

El peor servicio que puede hacerle la izquierda a la esperanza real, a la concreción en Venezuela de la utopía posible de una sociedad socialista, es permitir a Nicolás Maduro hundirse en el pragmatismo y la espontaneidad sin exigirle una guía teórica para su accionar político. A la izquierda venezolana se le pueden señalar todos los errores que se quieran, nadie los puede negar, los cuales explican su derrota histórica, pero esa izquierda gloriosa fue la que sirvió de inspiración a Chávez para lograr su ascenso al poder. Sin la idea socialista de la izquierda universal y sus luchas precursoras en Venezuela y el mundo no existiría el chavismo. Cada chavista hace lo que le parece mejor: unos ven los toros desde la barrera, otros bailan al son que le toquen, hay quienes están disfrutando calladamente las mieles del poder, están los activistas quienes cumplen con su deber al defender ciegamente las medidas del gobierno, no faltan los que critican a los críticos y existen también, unos cuantos esperando de brazos cruzados la debacle de la revolución. Yo humildemente me encuentro inconforme escribiendo en esta barricada ideológica de permanente reflexión crítica que algunos leen, a veces muchos para mis modestas pretensiones. En este combate ideológico se crece la rebeldía del pensamiento insurgente que vuela hasta los espacios más incógnitos de las catacumbas revolucionarias.

Con la crítica se busca evitar, prevenir y alertar, hasta donde se pueda, para que no se repitan los mismos errores de la izquierda cometidos en el año 58 cuando ésta era una gran fuerza popular y dejó pasar aquella oportunidad al renunciar a la lucha demandada por las voluntades colectivas para la toma del poder. Aquellos errores políticos le costarían, pocos años después, dolorosas penas al pueblo venezolano y a la misma izquierda que las sufrió durante cuatro largas décadas hasta que apareció el milagro de Chávez. Ahora parece repetirse la historia pero en condiciones menos difíciles para el proceso porque Chávez dejó a la izquierda en el poder. Si la historia se repite viviremos la presente etapa de transición con Maduro gobernando y después vendrá el retorno de la derecha al poder con la aparición inevitable de violencia, persecución y represión contra los trabajadores y las comunidades para liquidar radicalmente toda esperanza de revolución hasta que aparezca de nuevo, cien años más tarde, otro Chávez.

Lamentablemente hay claros mensajes en el accionar político del actual gobierno presidido por Maduro que anuncian esos malos presagios. Por el camino que vamos de perdonar los asesinatos políticos, las estafas de la burguesía, los intentos desestabilizadores, los saboteos, la guerra económica, la alianza con el imperialismo, las especulaciones, la corrupción y hasta el magnicidio frustrado sin condenar a los responsables de la ultraderecha imponiéndose, en su lugar, un ambiente ficticio de diálogo, impunidad, concesiones y conciliación, estaremos dejando libre el camino a la restauración.

La crítica a las medidas económicas del gobierno han sido magistralmente expuestas por Vladimir Acosta, las cuales suscribo plenamente, y no es necesario detallarlas. Lo cierto es que el gobierno sigue profundizando el desasosiego y el caos sin que esos sacrificios del pueblo sirvan para la construcción del socialismo sino para mantener contenta a la burguesía cuyos intereses económicos continúan intocados y cada día se fortalecen más.

La estrategia política de Maduro es crear un nuevo “espíritu del 23 de enero” que sólo sirvió en 1958 para abrirles las puertas a la democracia burguesa del “Pacto de Punto Fijo” por los siguientes 40 años. Por eso seguiremos criticando a Maduro.

LA CRÍTICA Y AUTOCRÍTICA SON NECESARIAS EN EL PROCESO REVOLUCIONARIO!

EL SOCIALISMO SE CONQUISTA PELEANDO NO CONCILIANDO CON EL CAPITALISMO!


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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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