Existía una conexión espiritual revolucionaria del pueblo con su líder
Los domingos era grato oír la prédica socialista de Chávez por Aló Presidente
Facilitó a los trabajadores viajar al exterior
El pueblo encontraba los anaqueles de los abastos llenos
Los vehículos automotores no eran exclusivos para los privilegiados
Los pequeños propietarios tenían opción, sin riesgo, de alquilar su vivienda
Las parejas de jóvenes profesionales podían adquirir una vivienda propia
Los aumentos salariales rendían más que ahora
Los pasajes aéreos y los productos farmacéuticos se conseguían y eran accesibles para todos
Se sostenía incólume la esperanza socialista en el corazón de la patria
Sus ministros de educación fueron todos docentes
Se escribió el Plan de la Patria con una visión anticapitalista
La FANB evolucionaba hacia la idea socialista al clamor de la arenga de su líder y Comandante en Jefe.
Entonces no eran pajuatadas lo que decía Toby Valderrama y su equipo de Grano de Maíz
Trataba con mucho respeto las discrepancias revolucionarias de críticos implacables como Domingo Alberto Rangel a quien nunca llamó criticón de oficio.
Las críticas revolucionarias no eran consideradas herejías
Las areperas socialistas funcionaban
El despuntar de las Misiones despertaba la esperanza socialista
Las tiendas del ALBA estaban abastecidas
El grito de ¡Viva Chávez! salía de lo más profundo del alma popular cuando aparecía el Comandante.
Las clases dominantes sabían que el líder de la revolución era irreductible y no negociaba la idea socialista.
El Comandante en Jefe criticaba y se autocriticaba. Sabía rectificar cuando el mismo decía: “ ya no soy el pendejo de antes…”
En fin aunque no les guste a los hijos putativos de Chávez aquellos tiempos fueron mejores que los de ahora porque Chávez era muy estudioso, escuchaba atentamente y avanzaba. No sigan tratando de reimplantar un nuevo “espíritu del 23 de enero” porque ese no es camino de reivindicar a Chávez sino de asesinarlo otra vez.
*Profesor de Filosofía jubilado de la UPEL