Cuando era de suponer que habíamos entrando al siglo XXI y superados los escollos del subdesarrollo, de repente causa estupor saber que todavía arrastramos como rémora los desperfectos de una civilización que por lo visto tiene temores para asomarse al tercer milenio de la humanidad. Cuando escogí este título sugestivo “De regreso al Tercer Mundo”, aclaro que no fue esta vez para referirme al “Regreso de tres viajes” de Don Mariano Picón Salas, quien con una fina pluma y exquisito estilo logró dibujarnos su peregrinar por el mundo.
Aunque cronológicamente decimos que vivimos en el 2014, en la praxis descubrimos que aún nos encontramos atrapados en una especie de túnel del tiempo; que al regresarnos a tiempos remotos, nos causan la sensación de que la historia pasó por encima de nosotros sin dejar sus huellas. ¿Acaso demagogia barata, canibalismo político y amagos de guerra intestina entre hijos de una misma patria, son o no el más elocuentes síntomas de que el almanaque pareciera una simple ficciones que solo causa asombro?
Hasta el momento son tantos los obstáculos que impiden quemar etapas en la vida de los pueblos atrasados, que se diría que el Tercer Mundo lo colocaron frente a una encrucijada de la aventura. Por ello, cualquier cuestionamiento es válido cuando se trate de medir esos resultados prometidos por los nuevos vientos de cambio. Por ejemplo, se nos habla de proyectos inéditos, de fórmulas experimentadas en otras latitudes y para usted de contar. Entre tanto, muchos pueblos se mantienen en ascua, contemplando como la tierra prometida está en condición suspensiva. En fin, si estamos cerna o muy lejos del Puerto seguro, eso lo sabrá Pepe
Resumiendo el cuento, diremos que de regreso al Tercer Mundo lo vivimos cuando somos impotentes de vencer los viejos procedimientos del periodo del liberalismo amarillo, cuando los caudillos provincianos eran dueños de sus regiones y los pobladores simples piones de la hacienda. De regreso al tercermundismo, significa esa mala praxis de llevar incompetentes a los Poderes Públicos, y a quienes solo se les exige que sean sumisos e ignorantes a toda prueba. De regreso al subdesarrollo también hablamos cuando precisamos que los dineros públicos son mal administrado y sus contabilidades llevadas en papelitos al igual que el Mariscal Falcón a mediados del siglo diecinueve.
En verdad quisiéramos creer que todos los males del subdesarrollo ya son un clavo pasado, historia remota. Pero, lamentablemente cómo hacer para tapar el sol con un dedo, si todavía están por llegar los hombres audaces, con visión de estadistas y que hablen menos y hagan más.
Qué lástima que esta vez, no podamos ni siquiera refugiarnos en los viajes de Picón Salas, que aunque no eran incursiones al paraíso, por lo menos estuvieron impregnados de gallardía para admitir aquella cruda realidad de la época.